Anoche vi «Race» (aquí «El héroe de Berlín«), una película de 2016 que desconocía. Y mira que me interesa el tema, Jesse Owens, y cuenta con un reparto de categoría (Jason Sudeikis, Jeremy Irons, o William Hurt entre otros). Pues no me enteré de su existencia.
El título, «Race«, no puede ser más acertado: es un juego entre «carrera» y «raza». Porque la presencia de Jesse Owens, atleta universitario negro del equipo de Ohio State University y de la selección olímpica estadounidense que compitió en los JJOO de Berlín 1936, estuvo marcada por la polémica racial y el éxito (récords mundiales y cuatro oros olímpicos).
Dirigida con eficacia por Stephen Hopkins muestra las contradicciones de la época. La disyuntiva entre la participación o no de EEUU en los Juegos de la Alemania nazi. Estados Unidos era un país racista que practicaba activamente la segregación: baños distintos para blancos y negros, comedores solo para blancos, zonas exclusivas para negros como la parte trasera de los autobuses, etc. Tampoco salían bien parados los judíos, especialmente en los estados del sur. Para que se hagan una idea en la película reflejan una anécdota de lo más significativa: en una cena homenaje en honor de Jesse Owens no le dejaron entrar, ni a el ni a su esposa, por la puerta principal. Los mandaron a la puerta de servicio.
No sabía que en su primer campeonato nacional de atletismo batió tres récords mundiales en 45 minutos (salto de longitud, 200 metros lisos y 200 vallas). En realidad fueron cuatro: en su primera carrera, los 100 metros lisos, cronometraron mal (arrebataba el récord a un atleta blanco) y dijeron que había igualado la mejor marca. Es decir, cuatro marcas mundiales en una hora.
En Berlín Hitler rechazó saludar a Owens, nieto de un esclavo. En cuatro ocasiones porque ganó cuatro oros. En 100 y 200 metros lisos, salto de longitud y el 4×100 de relevos. En esta prueba se produjo otro incidente. Owens no formaba parte del equipo de relevos. Nunca había corrido la prueba. Pero entre los cuatro atletas estadounidenses había dos judíos. La presión nazi logró (intereses económicos mediante) que los apartasen. Owens se negó a formar parte. Pero cuando los dos afectados le pidieron reconsiderar su postura atendió sus razones y fue el primer relevo. Lo de Hitler tuvo su réplica en casa: el presidente de Estados Unidos, Roosevelt, no recibió al héroe de Berlín. La administración de EEUU no reconoció sus éxitos de Berlín 1936 hasta 1976 cuando el presidente Ford le otorgó la Presidential Medal of Freedom. Tres años después fue Jimmy Carter quien le dio otra distinción.
Sus tres primeros oros olímpicos igualaba la mejor marca de un deportista en unos JJOO. La cuarta establecía un nuevo hito.