
¡Gracias Rubiales! Su prepotencia, chulería, inexperiencia y escasas dotes de liderazgo, ha roto el impecable trabajo de dos años. Este grupo era la selección de Julen Lopetegui. No la de Fernando Hierro, quien por otra parte no está capacitado para dirigir desde el banquillo. Como ya demostró en el Oviedo o en los tres partidos que lleva al frente de España. Su talento está en otros ámbitos. Como también ha demostrado con anterioridad. En resumidas cuentas, Rubiales ha roto en mil pedazos un sueño que podría haber sido perfecto. Aunque se hayan cumplido las primeras expectativas (primeros del grupo B).
Como director deportivo de la Federación Hierro nunca debió de aceptar el cese de Lopetegui. Y debería haber dimitido inmediatamente. ¿O estaba de acuerdo con la decisión de Rubiales? No vale la excusa que aceptó el puesto por el bien común. No queremos ni necesitamos salvapatrias. Nunca son soluciones efectivas.
El dramático 2-2 contra Marruecos (Isco logro el 1-1 y Aspas el 2-2 en el descuento) acabó de la mejor forma posible: España se clasifica primera de grupo. Pero hubo un momento de infarto en el que las calculadoras echaban humo: al final del Irán-Portugal los iraníes empataban a uno, de penalti (señalado gracias al VAR) mientras a Aspas le anulaban el empate a dos frente a Marruecos, por fuera de juego. Mientras el VAR deliberaba sobre el excelente taconazo del gallego, Irán transformaba la pena máxima y disfrutaban a continuación de un mano a mano frente al portero luso. De haber anotado Portugal se habría quedado fuera (Cristiano Ronaldo había fallado un penalti que hubiese supuesto un 0-2 para Portugal).
Finalmente Hierro alineó a Andrés Iniesta. Craso error. Un desgaste innecesario. El 0-1 fue un error suyo, en comandita con Sergio Ramos. Desastroso partido el del madridista. Malo también el de Piqué. Sorprende que dos bastiones como nuestros centrales estén sembrando tantas dudas. Y hemos encajado cinco goles (tres frente a Portugal y los dos contra Marruecos). Iniesta arregló su entuerto en la combinación con Isco, el mejor una vez más, que supuso el empate a uno. Fue de más a menos, como era previsible.
El único cambio en la alineación fue la entrada de Thiago (por Lucas Vázquez). Otro error. No aportó nada. Ralentizó la circulación del balón. No remató, como si estuviese prohibido. Cuando por fin se atrevió, mediada la segunda parte, su disparo se fue ¡fuera de banda!
¿Por qué jugó Thiago en vez de Koke? Otra decisión absurda. Koke no ha vuelto al once desde el primer partido, contra Portugal. El mejor de los tres que ha jugado el combinado nacional. Koke fue quien más kilómetros recorrió en ese encuentro. Busquets le señaló como su compañero ideal. ¿Fue esta declaración del medio centro la que ha llevado a Koke al ostracismo? En una selección dominada por el «a ver quien la tiene más larga» no me extrañaría. ¿Hierro demuestra que es él quien manda relegando a Koke? Pero es la selección la que sale perjudicada.
Silva tampoco tiene sitio. No está fresco. Ha perdido chispa. Y tampoco se atreve a rematar.
¿Recuerdan alguna parada del portero marroquí? Juega en el Numancia de nuestra segunda división.
Otra cosa mister: poner a Marco Asensio en la banda derecha es minimizar su aportación. Es un jugador de banda izquierda, con libertad de movimientos.
Seamos positivos: a partir de octavos de final empieza otro torneo. Cada partido será una final. De octavos a la final hay tres finales. Tres partidos para intentar alcanzar de nuevo la gloria. Y España ha demostrado saber salvar los muebles frente a las adversidades (Rubiales, Hierro y los rivales).
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