Ayer se confirmó la deriva del país presidido por Donald Trump: oficialmente ya son la República Bananera de Estados Unidos. Las imágenes que vimos de la toma del Capitolio, el edificio que alberga las dos cámaras del Congreso, son propias de un país tercermundista o de uno camino de una dictadura. Lo sucedido es un golpe de estado en toda regla. ¿O cómo se puede calificar la no aceptación de un resultado electoral y la suspensión forzada, por los seguidores de Trump, de la sesión conjunta de las cámaras del Congreso para certificar el triunfo de Joe Biden?
Unas horas antes del asalto al Capitolio, Trump había arengado a las masas que él mismo había convocado en la capital del país.
No me puedo quitar de la cabeza que la turba de Trump eran blancos, algunos con uniformes de camuflaje y chalecos antibalas. (De las banderas confederadas y las pancartas alusivas a Jesucristo ya hablamos otro día). De ser afroamericanos, no hubiesen pasado del primer escalón de la escalera de acceso a la entrada principal del edificio. Y los hubiesen baleado sin contemplaciones (por bastante menos se han cargado a chavales negros). Cualquier turista que haya visitado Washington y se haya interesado por conocer el Capitolio es consciente de las medidas de seguridad. ¿Dónde estaban esas medidas ayer? Los manifestantes se saltaron todos los controles, entraron con mochilas y se colaron por todas partes. No se puede alegar que lo acontecido fuese una sorpresa. Estaban convocados por el estafador en jefe para mostrar su rechazo a la nominación de Biden. La alcaldesa pidió ayuda a la Guardia Nacional en previsión de lo que podría suceder (y sucedió). No la hicieron caso. ¿Por ser mujer afroamericana? Visto lo visto no lo descarto… recuerden como gasearon y golpearon a los del Black Live Matters para despejar la calle y que Trump la pudiese cruzar y hacerse una foto con la Biblia, en la iglesia enfrente de la Casa Blanca.
Al de la barba canosa, en el centro de la imagen, le vimos en TV rompiendo unas ventanas para entrar al Capitolio, junto a los que le acompañan en la foto. Estaban preparados para hacerlo y contaban con las herramientas apropiadas.
Asumo que la certificación pendiente de los votos de los colegios electorales se reanudará una vez restablecido el orden.
¿Se purgaran responsabilidades? ¿Intentarán echar a Trump de la Casa Blanca? Tienen dos vías: otro impeachment, de carácter urgente, o declararle incompetente para ocupar el cargo (previsto en la 25ª enmienda de su Constitución). En ambos casos, ya que están deberían aprovechar la sesión conjunta.
También tenemos la situación de los diputados y senadores adictos a Trump, cuyas tretas para dilatar el proceso de confirmación de Biden, han propiciado el caldo de cultivo para los sucesos de ayer. Su complicidad es manifiesta. Y la policía los defendió a punta de pistola y los evacuó del edificio como hizo con los congresistas democráticos que sí respetan las leyes de su país.
Estos diputados y senadores son tan impresentables como su jefe de filas: no respetan resultados electorales si pierden, tampoco acatan las sentencias de más de 60 tribunales que han echado por tierra sus fantasías, mentiras y especulaciones (algunos de los jueces fueron nombrados por el propio Trump y dos de los estados que reclaman, como Arizona y Georgia, están gobernados por su partido, el Republicano).
¡Bienvenidos a la República Bananera de Estados Unidos!