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Joan Baez en España

JB TVE

Joan Baez se ha despedido de los escenarios con una gira que finalizó con varias fechas en España. La última de las cuales fue en Madrid: el pasado 28 de julio en el incomparable marco del Teatro Real. Cuando la conocí en los 70 me contó que había vivido en España, por el trabajo de su padre en la UNESCO.

Joan Baez (Nueva York, 1941) de padre mexicano y madre escocesa, ambos de ascendencia religiosa por parte de sus padres (los abuelos de Joan: el paterno dejó el catolicismo y México para mudarse a EEUU y convertirse en un pastor metodista mientras el materno era sacerdote anglicano).

La primera vez que visitó profesionalmente España –hasta donde yo sé– fue para promocionar su excelente álbum «Diamonds & Rust«. El LP fue un éxito en su época (1975) y marcaba un giro en la carrera de Joan Baez: era el disco que incluía más composiciones propias. Conocida como interprete, sus grabaciones aportaban otro color a canciones de autores conocidos o desconocidos (que ella ayudaba a popularizar). En este sentido “Diamonds & Rust” es su composición propia más lograda. Dos años después de editarse, Judas Priest hicieron una versión en su álbum “Sin After Sin” (1977). Ritchie Blackmore también la grabó –en los 90- junto a su compañera Candice Night. En su momento se rumoreó que Baez había compuesto esta canción basada en una llamada intempestiva de su ex, Bob Dylan. Y que era una especie de ajuste de cuentas sobre la relación que habían mantenido diez años antes. Años después el rumor quedó confirmado cuando lo dejó caer en un par de entrevistas y en  su autobiografía.

Antonio San José escribió aquí,  en noviembre de 2008, sobre su entrevista a Joan Baez en Madrid. Una anécdota deliciosa. Les recomiendo su lectura (y si se animan les sugiero que también lean los comentarios al post).

Por mi parte la conocí (como entrevistador también) en ese mismo viaje promocional y guardé muy buena impresión de ella.

Este álbum, «Diamonds & Rust«, era el siguiente al “Gracias a la vida” (1974), su disco en español, en el que recogía su herencia hispana y parte de sus inquietudes políticas. La edición en España pasó desapercibida. Me contaron que hubo problemas con la censura (aún vivía el dictador). Cuando entré en Epic (CBS), como jefe de producto de A&M Records en junio de 1977, los jefes de A&M me contaron del interés que Joan Baez tenía por recuperar esta grabación. Los problemas de la distribuidora anterior (Ariola) ya deberían haber pasado a la historia por el cambio político que se estaba produciendo en España (muerte de Franco, elecciones generales, etc.). Por mi experiencia en medios y la serie Gong era consciente del potencial comercial de «Gracias a la vida«. Me pareció muy acertada la sugerencia y pedí la colaboración de la artista. Estaba en Los Ángeles en una convención de A&M donde la gente de CBS Europa éramos los protagonistas (por el contrato de distribución recién firmado). Coordinaron una llamada telefónica y la expuse mi planteamiento: insistí que para la naciente democracia española su presencia en España con este álbum podría ser un espaldarazo. Ella estaba por la labor (la sugerencia de rescatar el disco fue suya) y no puso ninguna pega. Se comprometió a hacer televisión. Con lo que eso implicaba (tanto los artistas cool norteamericanos como los concienciados no hacían teles en esos días).

Al volver a Madrid el director de Epic se entusiasmó con la idea y enseguida sugirió hacer el programa de José María Iñigo «Esta noche fiesta» (se realizaba en el Florida Park del parque de El Retiro). Él sabía que Iñigo, con quien mantenía excelentes relaciones, admiraba a Joan Baez. Dado el carácter comercial, o como quieran llamarlo, del programa pedí una diferenciación. Otro marco escénico. Un telón negro de fondo. Y que la actuación fuese en directo, guitarra y voz (esto fue una petición de la artista). A Baez le pareció muy oportuno este cambio de look del programa para sus dos canciones. Iñigo, entusiasmado, aceptó nuestras pretensiones. Iba a ser la primera vez que Joan Baez actuaría en TV en España.

Cuando llegó a Madrid, para hacer promoción de «Gracias a la vida» y la aparición en TVE, me encontré a una Baez espléndida, encantada y feliz. En nuestra primera conversación telefónica ya la había recordado que nos conocíamos. Esta vez pasamos más tiempos juntos. Su curiosidad por todo lo que estaba sucediendo en España era tan grande como su conocimiento del país y su cultura. Años después, en los 80, descubriría hablando con John Hammond lo importante que la Guerra Civil española había sido para la izquierda estadounidense, sobre todo la neoyorquina (parte de estas conversaciones están reflejadas en mi dos últimos libros: «Bikinis, Fútbol y Rock & Roll» y «Rock ‘n’ Roll: el ritmo que cambió el mundo«).

Las canciones a interpretar en el programa de Iñigo las habíamos acordado en una ultima llamada telefónica, antes de llegar a España.

En nuestras charlas la legalización del PC, la vuelta de exiliados y las primeras elecciones generales, celebradas hacía unos meses, fueron los temas más comentados. Sugerí que un comentario suyo al respecto sería muy apropiado. Y un golpe de moral  para todos quienes ansiábamos la consolidación democrática (y estábamos temerosos de los ruidos de sables). Me aseguró que contase con ello. Entendió perfectamente que era una oportunidad que no podía desaprovecharse (solo había dos canales de TV entonces).

Había notado su admiración por La Pasionaria. Su alocución (dedicándola un tema) no me sorprendió tanto como a Iñigo (quien palideció a pesar de la legalización del PC y la condición de diputada de la histórica dirigente comunista). Elegir cantar «No nos moverán» era un clara declaración de intenciones (por el paralelismo con el «No pasarán»).

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Un siglo de canciones 2: “Gracias a la vida” de Violeta Parra (por Antonio Gómez)

9 de enero de 2009

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Es difícil encontrar una sola canción que pueda encabezar cualquier lista, al menos para mí. Pero si se trata de encontrar la que me parece la composición más completa escrita y cantada en castellano tengo pocas dudas: “Gracias a la vida”, de Violeta Parra.

        

Perteneciente, como se sabe a una prolífica familia de artistas, Violeta tiene esa característica propia del genio que es la de crear con su obra un lenguaje nuevo en el terreno del que se trate, en este caso de la canción, de forma que se puede detectar un antes y un después de ella en la historia de la música popular chilena. Partió del folklore tradicional para convertirlo en una forma de expresión moderna, a partir de la cual se iluminó todo un camino para la canción de su país y de otros muchos. Es sólo un rasgo, pero definitivo, porque esa es la condición de los auténticamente grandes (gracias Gonzalo), que toman un arte y lo transforman en algo nuevo. Es, cada uno con su valor intrínseco, lo que caracteriza a Cervantes a Shakespeare o a Proust; a Goya, Velazquez o Picasso; a Griffith, Ford o Godard; a Brassens, Dylan o Beatles.

          

En la discografía de Violeta Parra hay una buena cantidad de obras maestras, pero “Gracias a la vida” reúne todos los requisitos para encabezar la lista. Su profundidad conceptual (un análisis complejo y completo de la existencia del ser humano y su papel en el mundo); la precisión de su letra, su estructura perfecta; la sencillez y belleza de su melodía, con ese tono de letanía repetitiva que sólo se rompe en el giro tierno de cada último verso; y esa manera desapasionada, casi narrativa, de interpretarla con su voz aguda, rasposa y quebradiza (¿No os recuerda al primer Dylan?), la convierten, no sé si en la mejor canción en española de la historia –como decidió un jurado de expertos hace unos años–, pero sí desde luego en una composición-interpretación fundamental.

        

Además, tiene el valor añadido de su carácter testamentario. Escrita en momentos bajos, y publicada en su último disco (una obra maestra en su conjunto) en 1966, poco después de un primer intento de suicidio, era la canción que, según el testimonio de su hermano Nicanor, más a menudo escuchaba y hacía escuchar a sus personas cercanas en los días anteriores a que se quitara la vida de un tiro el 5 de febrero de 1967.

 

Además de cantante y poeta, Violeta Parra fue también artista plástica, llegando a exponer en el pabellón de artes decorativas del museo del Louvre en 1964.  “Hombre con guitarra”, arpillera con yute tintado, que figuró en aquella exposición.

 

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NOTA: En youtube se encuentran más de 500 versiones de “Gracias a la vida”, y algunas, por distintos motivos, merecen la pena. Está, claro, la clásica de Mercedes Sosa, que popularizó la canción en el mundo, tan fiel, y sin embargo tan distinta a la original; la bienintencionada y entrañable de Joan Báez, la cursilita La Oreja de Van Gogh, e incluso la deprimente e insoportable de Plácido Domingo (¿por qué se empeñará alguien que domina perfectamente algo concreto en hacer otra cosa de la que no tiene ni puñetera idea?). Pero he encontrado una que me parece especialmente interesante. La cantan por, por orden de aparición: Isabel Parra (hija de Violeta), Tita Parra (nieta), María del Mar Bonet (la primera vez que la escucho cantar en castellano), Ana Belén y Javiera Parra (biznieta y fundadora del grupo de rock Javiera y los imposibles). Los dos guitarristas parece que son Ángel Parra y su hijo Ángel Antar Parra Orrego (hijo y nieto, respectivamente).

 

 
 

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