
No nos equivoquemos: los hosteleros y los dueños de locales de ocio nocturno no son nuestros amigos. Somos sus clientes o empleados. En ambos casos salimos mal parados.
Dentro del gremio de hosteleros los bares son protagonistas del mayor aumento de precios de la historia de España. Con la entrada en vigor del euro, en 2002, la caña y el café solo pasaron de cien pesetas a un euro. ¡Una subida del 66%! ¡Viva el redondeo! Y por supuesto, no subieron los sueldos de su personal… Conviene recordar este asunto, porque marca pautas de comportamiento. Sugiero que ahora, cuando andan preocupados por el descenso de ingresos a causa de la pandemia y se manifiestan pidiendo socorro, se haga un registro de quienes operaban en 2002. Y se les niegue cualquier tipo de ayuda o subvención. Porque ya se la cobraron por adelantado, y muy bien cobrada, cuando abusaron descaradamente del consumidor. ¿El contribuyente español tiene que seguir financiándoles?
¿Qué se puede pensar de un sector al que hay que imponerle por ley medidas sanitarias e higiénicas? Es el mismo sector que protestó cuando se prohibió fumar en el interior de sus locales, después de haberse resistido a instalar extractores de humo. Muestras claras de la poca relevancia que dan a nuestra salud. ¿Y de la garrafa, el garrafón y las botellas adulteradas rellenas qué me dicen? ¿Todas estas prácticas demuestran preocupación por nuestra salud y bienestar?
Asumo que surgirán voces enseguida diciendo que en sus locales no se rellenan botellas ni se sirve garrafa o garrafón. Que no conviene generalizar, que no todos son iguales. A estas voces solo les digo una cosa y es una pregunta: ¿han hecho algo para terminar con estas malas prácticas o han mirado para otro lado? A ver si esto va a ser como con las colillas de cigarrillos en el suelo o los excrementos de perro en la calle. Ningún fumador tira las colillas y todos los dueños de perro recogen las heces de sus mascotas. Pero las calles, plazas y parques están llenas de tobas y cacas. Serán los extraterrestres, que deben ser unos guarros.
Los salarios de su personal no son para tirar cohetes, salvo en los locales de lujo (y sobre estos habría que hablar largo y tendido). Las propinas, las nuestras, siguen siendo un importante ingreso extra.
Los de la noche (algunos bares de copas, clubes y discotecas), contratan angelitos como porteros y para seguridad. Algunos matan (Madrid, Tenerife, Figueras) y otros son asesinados (peleas de bandas o venganza). En los enlaces hay unos pocos casos. En Google pueden encontrar más.
Para quienes estamos o hemos estado cerca del planeta música no está de más recordar dos asuntos. El primero: una federación de hosteleros y locales donde sonaba música demandaron a SGAE (junto a otras asociaciones). El llamado caso SAGA. 10 años después todos los demandados han sido absueltos de todos los cargos. ¿Estos empresarios que denunciaron se van a excusar? Asumo que conocen la respuesta. Su único objetivo era no pagar los derechos de autor que legalmente correspondían por la música que programaban. La otra variante, el segundo asunto, es la de pagar por tocar. Porque ahora las salas que tienen (bueno, tenían) música en vivo te alquilan el local y se quedan con los ingresos de la barra (la taquilla es para ti). Dependiendo del estatus del artista se puede negociar más o menos. Pero los tiempos en los que te contrataban para actuar pasaron a la historia.
Parte de este sector empresarial organizó 500 fiestas ilegales este pasado puente en Madrid capital. Al menos se detectaron 500 e igual hubo más. Son muchas para la zona de la península más afectada por el coronavirus. Y con la cuarta ola llamando por la puerta. Y no son las primeras… Del control de aforos en el interior ya casi mejor hablamos otro día. Mientras, lo de la patronal asturiana es de nota: culpan a los clientes de los incumplimientos en sus establecimientos. Muy amigos no parecen ser.
La presidenta Díaz Ayuso ha demostrado ser amiga de hosteleros y propietarios de locales de ocio nocturno, pero no del personal sanitario. Está en su derecho. Pero daría la impresión que siempre se inclina a favorecer a unos pocos en contra del interés general (aunque haya peña que prefiera ir de fiesta que cuidarnos, porque sus descuidos nos perjudican a los demás). Y si la hostelería y los locales nocturnos están a favor de Ayuso, a mi me van a encontrar en la esquina opuesta.
Recuerden: se puede votar en contra, En este caso en contra de IDA.
P.D.: para evitar malentendidos quiero aclarar que hoteles y restaurantes quedan excluidos del concepto de hostelería vertido en este post.
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