
La postura de los medios ante la convocatoria de unas nuevas elecciones es de lo más incoherente. Ellos, junto a la industria publicitaria y las empresas demoscópicas, son los grandes beneficiados económicos de cualquier consulta electoral. En varios sentidos: por lo que ingresan en publicidad; el aumento de lectores/oyentes/telespectadores; y les generan contenidos gratuitos (que la maquinaria de los partidos pone a su disposición). ¡Y encima se quejan!
¿Qué me dicen de columnistas, tertulianos y demás? Van desde los ofendiditos a los indignados. Y azuzan al personal desde sus ventanas mediáticas y las redes sociales. ¿Por qué? ¿Qué interés tienen en crear estados de opinión negativos, fomentar la mala leche e inducir a la abstención? Si la motivación es ideológica sería comprensible en los sectores periodísticos vinculados a la derecha (por aquello de que la abstención perjudica a las opciones de izquierda). Pero no están solos, abarca a todo el espectro. ¿Entonces?
Solo acierto a pensar en la tendencia a la vaguería de muchas de las firmas destacadas. Porque, por si no lo saben, una campaña electoral es agotadora. Para el/la político/a y su equipo, así como para la caravana de periodistas que siguen la campaña. Es, junto a una extensa gira musical, una de las actividades mas estresantes. Física y mentalmente. Con todo, lo que más me llama la atención es que estas actitudes negativas van en contra de los intereses de sus patrones. Los que les pagan…
Tampoco es comprensible que esta nueva cita electoral haya pillado de sorpresa a los periodistas y que no la viesen venir. ¡Venga ya! Si hasta yo lo avisté el pasado 7 de junio en «¿Y si Pedro Sánchez hace un Rajoy?«. Es cada vez más difícil de entender el papel de los medios.
Suelo estar al tanto de lo que se publica y comenta. Descontando los periodistas de carné (en esta caso del PSOE) solo he encontrado a Esteban Hernández, explicando y razonando la decisión de Pedro Sánchez. Se trata de un análisis serio, reflexionado. Trabajado. No es fruto del capricho y por tanto irracional (como tantos otros que nos acribillan desde los medios). Otra cosa es estar de acuerdo o no con EH (por mi parte lo estoy al 100%). Esteban Hernández titulaba su texto de El Confidencial «Sánchez tiene razón al convocar elecciones. El problema es otro«. Extraigo los dos siguientes párrafos del principio:
«Buena parte de las lecturas sobre este proceso de negociación, o como queramos llamar a los meses transcurridos tras las elecciones, han puesto el acento en lo emocional, en las rencillas entre líderes o en sus ambiciones. Pero más allá de ellas, la decisión de convocar nuevas elecciones también tiene mucho de racional, y esto no suele subrayarse.
Es comprensible que el PSOE no quiera asumir el Gobierno si no cuenta con los apoyos que le den la estabilidad necesaria. Tanto Podemos como Cs pueden llevarlo a un lugar envenenado, como es la residencia en la Moncloa con las manos atadas, lo que les conduciría a convocar elecciones en un plazo relativamente breve. El PSOE ganó los últimos comicios, pero su número de escaños lo relega a una posición débil para gobernar, y precisa de un respaldo que le otorgue ese margen de maniobra del que carece por sí mismo. La repetición de las elecciones puede ser útil para alcanzar ese objetivo.»
A esto añadan que, en mi opinión, Pablo Iglesias no es fiable. No inspira confianza, empezando por quienes iniciaron con él el viaje de Podemos y ya no están. ¿Cuántos quedan de esa primera foto de Vista Alegre I? Ahí tienen el fundamento de mi razonamiento sobre la desconfianza que genera a su alrededor. Lo cual me lleva al último punto de hoy.
No es otro que el «del sueño» del presidente en funciones. Que el comentario, sacado de contexto, fuese objeto de chanzas, memes, etc. me parece fenomenal. Lo que no me parece nada bien es que los medios y los otros partidos entren al trapo y manipulen lo que dijo Sánchez. Antonio García Ferreras, que fue quien le entrevistó, ha sido el único que ha intentado poner orden. Porque Pedro Sánchez se estaba refiriendo a la primera petición de Iglesias: el ministerio de Hacienda y otros de los llamados de Estado (acabó renunciando). Y eso era lo que le hubiera quitado el sueño a Pedro Sánchez. Y a mi también!!! Conozco a muchos votantes del PSOE de las ultimas elecciones que no querían gobierno de coalición. También me consta de gente que sí lo quería. De estos últimos bastantes se fueron bajando del barco, a medida que avanzaban las negociaciones, mientras quienes rechazaban el pacto desde el principio se reafirmaban en sus principios. No se puede generalizar desde un pequeño universo (mis amistades y contactos), pero… Es lo que había y lo que hay.
¡Bienvenida sea esta nueva convocatoria electoral! ¡Vivan las elecciones, la fiesta de la democracia!
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