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Sleepy Joe Biden camino de dormir en la Casa Blanca

Sleepy Joe Biden va camino de dormir en la Casa Blanca a partir de enero. En una noche vertiginosa dos estados están a punto de protagonizar flips descomunales para Biden. Se trata de Georgia y Pensilvania. Este último era la gran baza de Biden. Sus 20 votos electorales aseguran matematicamente la presidencia (Biden cuenta con 253 votos y se precisan 270 para ser presidente).

La remontada en Pensilvania ha sido espectacular. Ha superado un deficit de más de 600.000 votos. La escalada arrancó en cuanto empezó el computo de los votos por correo y el de los votos presenciales adelantados. La ira del perdedor Trump también aumentó. El problema no radica en sus acusaciones, carentes de fundamento (como veremos luego en un ejemplo). La realidad es que el responsable de sus problemas ha sido él mismo, como bien señalaba The Washington Post:

[…] The reasons so many Biden-friendly mail ballots were counted so late in states like Michigan, Pennsylvania and Wisconsin are actually rather simple. One reason is that populous urban areas (which lean strongly blue) have more votes, which means it takes longer to count them. Another is that Trump spent months raising concerns about mail-in balloting, leading to an extraordinary partisan imbalance in which voters embraced them.

But the biggest reason for the lag is that Republicans allowed it to happen. Despite the urging of state election officials, the GOP-controlled legislatures in those three key states all declined to let mail ballots to be counted earlier — unlike the vast majority of states — despite knowing the number of mail ballots would dwarf any previous election. […]

Es decir, el Partido Republicano controla los Congresos de los tres estados, Michigan, Pensilvania y Wisconsin, que Trump ha perdido ahora y que en 2016 le llevaron a la presidencia. Lo que entonces fueron sus flips ahora son sus flops

Hay factores a considerar en la polarización provocada por Trump. La primera es que ha llevado a una participación electoral masiva. La segunda es que a grosso modo hay dos aspectos que materializan la previsible derrota de Trump, el autentico loser & sucker de estas elecciones. Se trata de la pandemia (ya apuntada en este blog ¡a principios de marzo!) y el racismo. Los analistas deberían fijarse en las grandes ciudades que han protagonizado los flips y flops: Milwaukee en Wisconsin, Detroit en Michigan, Atlanta en Georgia y Philadelphia en Pensilvania. En estas urbes el voto afroamericano ha sido decisivo. Un voto que apoyó a Obama, le dio más o menos la espalda a Hillary Clinton y que se ha levantado en masa para aupar a Biden. Desde las primarias del Partido Demócrata (en una campaña que Biden calcó a la de Obama).

Las mujeres afroamericanas han votado ampliamente a Biden. No tanto los hombres, porque Trump ha recibido un apoyo sobre el 12%. Aquí pueden entrar en juego asuntos como el de los millonarios raperos que públicamente expresaron su votos por Trump (50 Cent, por ejemplo, dijo que no quería convertirse en 20 Cent). Y luego está el tema del macho alfa, con el que tantos afroamericanos se identifican con el actual presidente. Para espanto de las mujeres y familias que lo sufren. Otro aspecto destacado del racismo latente en Estados Unidos son las instrucciones que las madres afroamericanas dan a sus hijos. Sobre como tienen que comportarse en una sociedad blanca y con esa policía que les acosa y culpabiliza por el color de su piel. Aquí no hay barreras sociales. Incluso diría que los pijos lo llevan peor, al carecer del street smart de los de extracción social más baja. Es una cuestión de racismo. Las oleadas de brutalidad policial de los últimos años y las movilizaciones del Black Lives Matters, así como las simpatías no disimuladas de Trump por los supremacistas blancos, han tenido un peso enorme. Tanto para Trump como para Biden. Porque no olvidemos el enorme apoyo del presidente saliente (cerca de 70 millones de votos) y que Biden es el candidato más votado de la historia de EEUU (sobre los 74 millones). 

Las falsas promesas (incumplidas todas) de crear puestos de trabajo y traer inversiones a los estados industriales también han tenido su peso. No olvido esto, porque fueron estas las razones que cambiaron el voto a Clinton por el de Trump. No se fiaron de ella y depositaron su confianza en un timador… Lo que entonces fueron flips para Trump ahora son flops. Salvo en Ohio e Indiana, feudos republicanos.

Georgia es el ejemplo más claro de las falacias de Trump. El estado tiene un gobernador republicano. Las dos cámaras de su Congreso están controladas por el Partido Republicano. ¿Y Trump nos cuenta que ha habido fraude electoral? ¿De verdad? El flip de Biden y el flop de Trump en Georgia ha sido historico: es la primera vez, en casi 30 años, que un candidato Demócrata gana en Georgia, el estado del melocotón. ¿En serio ha habido fraude electoral? ¿En un estado republicano? ¿Tan torpes son? No es creíble. Como recordaba hoy Javier Zurro está táctica nos retrotrae a la obra maestra de Orson Wells, «Ciudadano Kane«, y esa portada del Fraud At Polls para justificar el fracaso electoral de Kane, el dueño del periodico.

¿Y del fraude postal Trump no tiene nada que decir? Han sido continuas las zancadillas perpetradas contra el voto por correo. Con un responsable claro: el ejecutivo que él eligió para presidir el servicio de correos y que, casualidad, es uno de sus mayores donantes. Esto del voto por correo, me recuerda a unas elecciones del Real Madrid: acusaron al vencedor, Ramón Calderón, de haber falsificado los votos por correo. El asunto acabó en los tribunales y se descubrió que ¡los acusadores eran los que habían intentado amañar el voto por correo! 

En estas presidenciales se votaban otras cosas: las dos cámaras del Congreso de EEUU (Senado y Casa de los Representantes), legislaciones locales (como la legalización del uso recreativo de la marihuana en Nueva Jersey, el salario mínimo en Florida, etc.). ¿El fraude de las papeletas solo ha afectado a Trump y no a lo demás que iba incluido en las mismas? El Partido Republicano tuvo una buena noche electoral en el Congreso. Aumentaron su numero de diputados en la Casa (con los Demócratas perdiendo cinco actas) y no sufrieron la debacle anunciada en el Senado. Las encuestas daban mayoría a los Demócratas. No ha sido así. aunque aún se desconoce el resultado final y en Georgia habrá que volver a votar los dos puestos de senadores el próximo enero. 

Ya avisé sobre las encuestas, a nivel presidencial: no hagan caso a las nacionales, porque no reflejan la realidad del voto electoral que es estatal. Solo son fiables las encuestas estatales. Y estas no se han equivocado. Ambas predecían la victoria de Biden, pero las locales han estado más cerca de las diferencias. En cualquier caso, de momento y adjudicando a Biden los cuatro de los cinco estados que faltan por completar, supera ampliamente los 270 votos electorales necesarios. Con estos cálculos lograría 306 (Trump en 2016 también ganó con 306).

Ya lo decían los Allman Brothers Band: «Eat A Peach«. Trump cómete un melocotón…

 

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