
En un partidazo el Barça le ganó 3-0 al Liverpool y prácticamente deja sentenciada la semifinal de Champions.
Se habla de la suerte del campeón. Se podría aplicar a este encuentro porque los únicos remates a puerta de los culés fueron gol. Porque el Liverpool dominó pero no supo marcar. Creo que sería mas justo hablar de la suerte de contar con Messi. Y con Ter Stegen. El portero alemán salvó tres claras ocasiones y cuando fue superado dos veces, en la misma jugada, primero fue Rakitic quien evitó el tanto en la línea de gol y el rechace lo recogió Salah y la mandó al poste a puerta vacía. Messi marcó el 2-0 recogiendo un rechace del larguero a tiro de Suárez (quien hizo el 1-0). ¡Gran diferencia entre Salah y Messi! La misma que entre Ter Stegen y el Karius de este año… el fichaje más caro de un portero (60 millones pagó el Liverpool a la Roma por Alisson).
El egipcio aparentemente arrancó muy fuerte el encuentro. Pero fallaba siempre en el último toque. Sus pases iban al contrario o sus intentos de rematar se encontraban obstaculizados por los defensas. Empezó a dar la impresión que era un defensa más.
El primer cuarto de hora fue frenético. Se jugaba a un ritmo muy alto. El Liverpool presionaba muy arriba. Tenía al Barça aparentemente contra las cuerdas. Digo aparentemente porque, aunque los defensas y los centrocampistas sufrían, Ter Stegen apenas intervino. Sus paradas decisivas llegaron en la segunda mitad.
El punto de inflexión llegó en el 23: Henderson sustituyó a Keita, quien se rompió (probablemente por el esfuerzo). La entrada supuso que Klopp cambiase de banda a Milner (se fue donde Keita y Henderson se pasó a la banda de Milner). Estos ajustes desajustaron al Liverpool y provocaron la aparición de Jordi Alba en dos jugadas. En una de ellas, a los dos minutos del cambio, la subida del lateral y su pase a Suárez fue el 1-0. Salah no persiguió a su lateral (Alba) en ninguna de las dos jugadas.
El Salah de los segundos 45 minutos fue otro. Se preocupó de Alba y estuvo más afinado en ataque. Ligó jugadas con sus compañeros, creó peligro y un remate suyo supuso la mejor parada de Ter Stegen.
Daba la impresión que el Liverpool se iba a cenar al Barça. Que Klopp se había impuesto a Valverde. Pues no, ahí estaban Messi y Ter Stegen. Sus aciertos decidieron la ida de esta semifinal. Sobre todo el impresionante tercer gol de Messi. ¡Menuda falta! La distancia desde la que lanzó, la potencia del golpeo, la colocación (por la escuadra). Todo. Una obra de arte.
El cambio de Valverde a la hora de juego dando entrada a Semedo por Coutinho fue importante. Equilibró el centro del campo con cuatro centrocampistas: Sergi Roberto dejó el puesto de lateral a Semedo y se incorporó a la linea de medios. Sergi Roberto ayudaba a capear el temporal del Liverpool y en las contras se incorporaba (como en el 2-0 que inició) y recuperaba bien su posición. Jugar con Coutinho era como jugar con uno menos.
Y Dembélé aún pudo hacer el 4-0 tras el fallo de Salah que hubiese sido el 3-1. El Barça malogró otra oportunidad para el 4-0 en un contragolpe (eran tres contra uno que luego fueron dos).
La vuelta el próximo martes.
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Archivado bajo Deportes, Fútbol
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