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El Madrid, como Nadal, salva su tercer match-ball

El Real Madrid, como Rafa Nadal, salva su tercer match-ball consecutivo, con una master class de Kroos, sobre todo en la primera media hora. Si ante el Borussia fue Modric quien se salió en la primera mitad, ayer le tocó el turno al alemán. Un metrónomo. Con unos cambios de orientación, de banda a banda, que descolocaban las posiciones defensivas del Atlético de Madrid. La otra gran noticia de la noche fueron las buenas sensaciones de los recuperados después de sus lesiones. Se está poniendo muy caro jugar en el once de Zidane.

Los medios antimadridistas y los madridistas de pacotilla se van quedando sin argumentos. Como los lloricas arbitrales. ¿Dirán algo de lo incomprensible que resultó ver a los colchoneros acabar en 11?

Zidane rompió la banda derecha (Lucas Vázquez-Rodrygo) de la Champions para dar entrada a Carvajal. Estaba claro que Lucas era de la partida, sí o sí. Así que el sacrificado fue el joven brasileño. Por parte rojiblanca la sorpresa de Simeone fue prescindir de Saúl para dar entrada a Herrera (que fue el peor de los primeros 45 minutos). Su presunto 4-3-3 inicial que en realidad era una defensa de cinco, se modificó a un 4-4-2 tras el gol de Casemiro (m. 15). Carrasco cambió su posición en la banda izquierda para ayudar a su medio campo, desbordado por el trio de oro madridista (Modric, Casemiro y Kroos).

Una recuperación de Carvajal en el min. 9 propició un trallazo de Benzema. El leve toque del guante de Oblak evitó el tanto y la pelota se estrelló en el palo corto.

En el 15 Casemiro cabeceó un saque de esquina botado por Kroos. 1-0. Se especulará sobre el resbalón de Herrera. Pero la realidad es otra. Los del Atleti, por razones obvias, estaban preocupados por Sergio Ramos (y Varane). En el caso de Herrera hay un problema en la marca: Case es más alto que el mexicano. Y además encara el balón de frente.

Los rojiblancos solo dispusieron de una ocasión en la primera parte. Fue en el 24: Carrasco intentó sorprender a Courtois en un córner. Le vio adelantado, para anticiparse a un balón aéreo, e intentó el gol olimpico. El meta estuvo rápido y desbarató el intento.

A medida que pasaban los minutos Benzema crecía y crecía. Mientras Vinicius desaparecía. Solo le vimos en unos altercados en el último minuto.

Al descanso se llegó con el 1-0 tras una muy buena mitad del Madrid. Dominaron al Atleti. Se impusieron en todos los duelos. Se anticipaban y no dejaban respirar al rival. Como sería la cosa que el Cholo efectuó un triple cambio para la segunda parte. Se quedaron en el vestuario Carrasco, Herrera y Felipe. Entraron Lemar, Lodi y Correa.

En el arranque Lemar, en su primera intervención, vio la amarilla por una brutal entrada a Casemiro. Zidane mandó calentar a Fede Valverde. Mientras, Benzema protagonizó dos buenas jugadas en ataque tras dos robos.

A medida que pasaban los minutos Casemiro parecía recuperarse y el Madrid mantenía el tono de la primera mitad. Los cambios del Atleti les dieron más posesión. Y ya llegaban a las inmediaciones de nuestra área. Rondando el 55 Lemar libre de marca, en el vértice del área chica, pudo haber empatado. Se le fue fuera. En esta jugada vimos por primera vez a Marcos Llorente (superado por Mendy hasta ese momento). Había cambiado de banda tras la reanudación.

Al filo de la hora de juego Simeone daba entrada a Saúl por ¡Joao Félix! Incomprensible. Y más viendo la inoperancia de Luis Suárez (aunque con el uruguayo nunca se sabe).

En el 62 el reaparecido Carvajal marcaba un golazo. El 2-0. Remataba un rechace desde fuera del área. El obus se estrellaba contra el poste y rebotaba en el cuerpo de Oblak. Por cierto, también es de 1º de Defensa no despejar al centro, siempre a las bandas. Porque pueden suceder estas cosas. Y es más insólito aún que esto ocurra en un equipo de Simeone (o de Mourinho), que tanta importancia conceden a los sistemas defensivos y la estrategia. Estos dos goles del Madrid en 62 minutos igualaban los dos que había encajado el Atleti en lo que va de esta Liga.

A todo esto en una contra, Benzema no se la dio a Vinicius. Lo tenía al lado. Hizo bien. El brasileño estaba pidiendo a gritos el cambio. En el descanso Paco Martín me había leído el pensamiento y me escribió que cuando cambiásemos las bandas, dando entrada a Marco Asensio y Rodrygo, matábamos el encuentro. Sobre el 70 Zidane los puso a calentar a ambos. Asumí que los cambios serían por Carvajal y Vinicius, bajando Lucas Vázquez al lateral. Dos minutos después Simeone agotó su quinto cambio: esta vez sí retiraba a Suárez. Entraba Kondogbia.  Y Marcos Llorente se ponía de referencia en el ataque rival.

En el 78 se produjo el previsto doble cambio blanco. Asumí bien con las salidas de Carvajal y Vinicius.

El Madrid seguía apretando. Mas en el 80 Courtois se lucía en un balón que Saúl cabeceó a quemarropa. A partir de ese instante el equipo se juntó, cerrando líneas. Buscando contras rápidas y presionando la salida de balón rojiblanca. Este estar encima de ellos producía que el reloj corriese a nuestro favor. Les costaba tiempo cruzar la divisoria del campo.

Fede Valverde esperaba en la banda volver al equipo. Entró en el 87 por Modric. Se perfila como titular para el martes contra el Athletic (Casemiro será baja por acumulación de tarjetas aparte del golpe que recibió de Lemar). En el 89 Valverde interceptó un balón que pudo ser el 3-0 tras el disparo de Lucas Vázquez. Oblak desvió a córner.

El derbi se alargó cuatro minutos. Y a Valverde se le veía pletorico de fuerzas.

El 2-0 final significa la perdida de la imbatibilidad del Atlético de Madrid. Y el Real Madrid recorta en tres puntos la ventaja que nos sacaban los vecinos. Que siguen tres por delante y con un partido menos.

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La batuta de Modric

La batuta de un inmenso Modric lideró al Real Madrid en un partido de Champions que era una final. Nos jugábamos el futuro a una sola carta, la de la victoria. Todo lo demás era pura especulación. Y ya teníamos bastante con las invenciones periodísticas del biscotto. El 2-0 sobre el Borussia se antoja corto. Aunque suficiente para ser primeros del grupo. Dato importante de cara el sorteo de octavos del próximo lunes. Otro dato es que de los cuatro equipos españoles solo pasa el Madrid como primero de grupo. Los periodistas antimadridistas deberían esconderse (o ser despedidos). ¡Hay que ver lo que hemos escuchado y leído! ¡La campaña que han montado en contra a Zidane ha sido excesiva!

Zidane repitió el once de Sevilla. La banda derecha era un cañón con Lucas Vázquez, de lateral, y Rodrygo, de extremo. Tanto es así que los dos goles llegaron por ahí y nacieron de sus botas. En el 1-0 a una internada de Lucas Vázquez le siguió un gran pase a Benzema. El galo cabeceó de manual. El giro de cuello fue como mandan los canones. Lo mejor: apenas llevábamos nueve minutos de juego. En el 2-0 (min. 31) una banana exquisita de Rodrygo la volvía a cabecear Benzema. Añadan a esto que los mejores momentos de Modric fueron por la derecha. Como sería la cosa que el mister alemán en el descanso dejó a su lateral derecho, Wendt, en la caseta.

¿De qué jugaba Modric? De todo!!! En todas partes. Solo le faltó el gol en esta mitad. Estuvo cerca: primero con un remate, tras una bella jugada entre Rodrygo y Lucas Vázquez, que Sommer, con la punta de los dedos, desvió al poste; luego, poco después, a dos minutos del final, le anularon el gol por fuera de juego (de Varane). El partidazo hasta ese momento de Modric se resume en una sola frase: fue el mejor del campo a pesar de los dos goles de Benzema.

El Madrid jugaba rápido, al primer toque o al segundo. Buscaban el desmarque, triangulaban y combinaban muy bien. Y presionaban la salida de balón del Borussia.

Al descanso la duda era que Madrid seriamos en la reanudación. Una internada de Lucas Vázquez en el arranque de la segunda mitad despejó las dudas. Pero tras una pifia de Sergio Ramos, en un despeje, el equipo se replegó. Modric se tomaba un respiro y lo acusábamos. Reapareció a la hora de juego. Coincidió con una presión suya que terminó con un excelente disparo de Kroos, con una no menos excelente respuesta de Sommer.

En el 72 Benzema estrellaba un remate al larguero tras un paradón de Sommer a cabezazo de Sergio Ramos. Acto seguido entraban Marco Asensio y Arribas (del Castilla) por Rodrygo y Vinicius.

Lucas Vázquez estrelló otro balón al poste en el 78. El gallego está empeñado en dificultarle el regreso a Carvajal. Otro partidazo el suyo desde el lateral derecho. Seguro que Luis Enrique estará tomando buena nota de su estado de forma.

Para los 10 minutos finales el Madrid bajó el ritmo. Ralentizó el juego. Los alemanes perseguían sombras y nosotros tocábamos y tocábamos. En el 87 otro remate de cabeza de Benzema pudo ser el tercero. Sommer estuvo ágil. La agonía alemana se prolongó con los dos minutos de añadido.

Escuché a Zidane, en una entrevista al acabar el encuentro, calificar el partido como espectacular (en la rueda de prensa matizó que espectacular fue la primera parte). Si lo pensamos friamente y atendemos a los datos (nuestra portería a cero, resultado corto a pesar del tanto anulado y los tres palos, las actuaciones estelares de varios jugadores. sobre todo Modric, que el mejor de ellos fue su portero y la brillantez de nuestro juego), es más que probable que el técnico lleve razón. Lo que no admite dudas es que el Real Madrid cuajó un partido muy completo, donde un 3-0 o 4-0 hubiese sido más acorde a lo que vimos en el Alfredo di Stéfano de Valdebebas.

De momento se han superado con nota las dos primeras pruebas de fuego. Ahora queda un tercer match-ball: este próximo sábado frente al Atlético de Madrid, el mejor equipo de la Liga hasta el momento.

P.D.: Benzema igualaba ayer a Roberto Carlos como el futbolista no nacido en España con más partidos jugados del Real Madrid (527).

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Zidane salva su primer match-ball

Zidane ha salvado su primer match-ball.  Recordaba el AS esta mañana que la temporada pasada Zidane también afrontó el partido del Sánchez Pizjuán con la soga al cuello. Igual que entonces veníamos de otra derrota en Champions (caímos con estrépito en París ante el PSG). El Real Madrid salió vencedor del envite, con gol de Benzema a pase de Carvajal. Ahora este partido es tan solo uno de los tres cadalsos que afronta el mister blanco. Queda jugarse la clasificación de Champions en casa frente al Borussia y el derbi ante el Atleti del próximo fin de semana.

Zidane volvió a recurrir a Lucas Vázquez como lateral derecho y con Nacho sustituyendo a Sergio Ramos. Dispuso de Kroos, Casemiro y Modric, sus centrocampistas de referencia, los de las tres Champions y dos Ligas. Y delante, acompañando a Benzema, puso a Rodrygo y Vinicius por las bandas.

Sacó el Sevilla de centro y a los 36 segundos ya les habíamos robado la pelota. Le llegó a Rodrygo en la banda derecha. Le puso un baló de oro a Vinicius, quien había abandonado su banda y se encontraba en la derecha dentro del área chica. Fue la primera gran oportunidad. Su disparó, al palo largo, salió fuera por poco. También pudo buscar el pase a Benzema. Unos minutos después Vinicius creó otra situación de peligro: su presión interceptaba un despeje comprometido del meta local. El balón salió despedido para arriba. Un defensa impidió que Benzema cabecease a gol y finalmente Bounou se hizo con la pelota. En el min. 9 en una contra madridista Benzema falla en el pase decisivo a Rodrygo. Se quedó corto y Diego Carlos desbarataba la ocasión.

Roberto Carlos en la previa de Real Madrid TV comentaba que la solución a todos nuestros males estaba en marcar pronto, en los primeros 10 minutos. Desde luego contra el Shakhtar irse 0-0 al descanso, tras haber dominado, fue un pecado mortal. Y nos costó el partido. Algo parecido nos pasó en Valencia y acabamos goleados.

En el 15 tras una falta lateral botada por Kroos falló Bounou por alto. El balón acabo en las pierna de Casemiro. No buscó el remate y sí el pase. El problema es que debió confundirse con el blanco de las camisetas sevillistas, porque se la dio a ellos.

A medida que iba corriendo el reloj las oportunidades del Madrid decrecían (tan solo un buen remate de rosca desde fuera del área de Kroos en el 21), mientras el Sevilla se asentaba y a base de balones largos nos buscaba la espalda. Sin efectividad. Porque su primer remate no sucedió hasta el 38. Hasta entonces solo se habían acercado tres veces a las inmediaciones de Courtois (en una perdieron la pelota, en otra cayeron en fuera de juego y en la tercera cometieron falta sobre un defensor madridista).

Modric seguía imponiendo su cátedra. Enfrente, a su compatriota Rakitic le costaba horrores imponer su juego. Y apenas lo conseguía. Siempre tenía a Modric encima.

En el 37 el portero local se reivindicó. Lucas Vázquez desde la derecha buscó a sus delanteros. Vinicius la dejó pasar y Benzema, quien llegaba lanzado, empalmó un chut bajo al palo. Bounou se lució tirándose abajo y desviándola a córner.

Los locales en el 41 lograban su primer saque de esquina. Y en el minuto de descuento Munir se rompía persiguiendo a Rodrygo, quien le había robado el balón.

Una vez más un buen Real Madrid llegaba con 0-0 al descanso. Tan solo dos peros: el obvio, por no haber marcado y el otro por el pobre desempeño de Casemiro. Se notaba su periodo de inactividad.

La falta de punteria es muy preocupante. Y desde la marcha de Cristiano Ronaldo se ha convertido en un mal endemico. Es el modelo Florentino, los cimientos del Florentinato: construir un equipo de fútbol sin goleadores. Es como lo de los aeropuertos sin aviones, las autopistas de peaje sin vehículos, los hospitales sin quirófanos o un estadio de fútbol sin público. Tampoco parecen ser de su agrado los líderes con voz y voto. Es decir líderes dentro y fuera del campo. Entre otros lo vimos con Hierro, Raúl, CR7 y me temo que también lo veremos con Sergio Ramos.

Tras el descanso solo un cambio: el obligado de Munir, sustituido por Óliver Torres. En principio esto reforzaba el medio campo local.

Al igual que sucedió en otros partidos el rival mostró otra cara saliendo del vestuario. Lo mismo puede decirse del Madrid. Ellos salieron dominando y nosotros dormidos. No pasábamos del círculo central (la primera vez fue en el 53).

Una chilena de De Jong en el 51 fue el primer remate local entre los tres palos.

Hasta que en el 55 en un robo Mendy combina con Benzema quien se la devuelve. Mendy pasa al área donde aparece Vinicius. La da mal, fatal más bien. Y Bounou se la traga y ayuda a que entre. 0-1. Indudablemente de no haber estado Vini por ahí no hubiese sido gol.

Lopetegui reaccionaba con tres cambios de golpe (min. 63). Zidane iba a dar entrada a Marco Asensio poco después. En el 65 sustituía a Rodrygo.

Los cuatro cambios del Sevilla (el forzado por lesión más el triple cambio) reforzaban su dominio del centro del campo. El Madrid ya no presionaba como en la primera mitad y por tanto tampoco robaba balones. La ausencia de Casemiro era preocupante. No llegaba al corte con fluidez ni frescura. Como muestra una falta en el 74 en las inmediaciones del área. Gudelj (uno de los tres que entraron) la lanzó muy bien, mas se le fue fuera (por poco).

Era desesperante ver al Madrid contemporizando, moviendo despacio el balón para terminar perdiéndola. Mientras Lopetegui se disponía a efectuar su quinto y último cambio, Zidane no mandaba calentar a nadie. Un jugador tipo Odegaard, por Benzema o Vinicius, podría refrescar nuestro juego y reforzar nuestra línea de centrocampistas. Por lo menos no recurrió a Isco.

En el 79 Suso (otro del triple cambio) pudo haber empatado en un buen remate desde el vértice del área grande. Cuatro minutos después Vinicius se cruza el campo, de área a área. La acaba perdiendo al final de su infructuosa carrera.

El campo seguía volcado del lado local. Y Courtois salvaba el empate en 85 tras otra chilena, esta vez de Ocampos.

El encuentro se alargaba tres minutos. Lo de Zidane no efectuando cambios era raro, raro, raro. Aunque solo fuese para perder tiempo.

En el 91 desaprovechamos una buena contra de Vinicius y Benzema por la izquierda. Asensio entraba solo por la derecha. No sabemos lo que intentó el francés. ¿Disparo o pase? El caso es que se fue fuera de banda, por el costado derecho. Ahí prácticamente murió el partido.

Este 0-1 es un alivio. Para el técnico y los jugadores. Y un impulso moral de cara a la siguiente final, contra el Borussia. Aparte de la importancia de los tres puntos.

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LVMH

LVMH, multinacional francesa, es la empresa líder en el mercado de productos de lujo (Louis Vuitton Moët Hennessy). LVMH es también la tripleta atacante del Real Madrid, que jugaba por segunda vez consecutiva. Lucas Vázquez, uno de los héroes de la noche, estrelló un balón en el poste en el minuto 12 y dio el pase del 0-2; Mariano, la mosca cojonera que todos conocemos; y Hazard, más activo que nunca, inauguró el marcador en el min. 5, al transformar un penalti cometido sobre Nacho

Ya comenté cuando el sorteo que nuestro grupo era complicado. Arrancó bien pero se torció a medida que iban saliendo las bolas. Lo que nunca imaginé es que el Inter a estas alturas estaría último con solo dos puntos. Calculaba que la trascendencia del duelo sería por el primer puesto, nunca por evitar quedar eliminados. Tampoco pensé que el Madrid pudiera perder en casa ante el Shakhtar, en teoría el rival más asequible del grupo. 

Este Inter de Milán-Real Madrid presentaba tintes dramáticos antes del pitido inicial. Para los italianos era toda una final. Se lo jugaban todo a una sola carta. El Madrid dependía de si mismo. Un punto podría ser bueno. Y los tres serían decisivos para disputarle el liderato al Borussia.

Zidane repitió la alineación que presentó ante el Villarreal. Con Casemiro en el banquillo esperando su turno. Al igual que el pasado sábado la primera parte fue del Madrid. La diferencia, la mejoría, la encontramos en la finalización de las jugadas y en la creación de ocasiones. Ahí solo rematamos a puerta una vez, la del gol de Mariano del principio. En Milán también marcamos pronto. Y a los 12 el reseñado poste. Unos minutos después un robo de Mendy, muy adelantado, no encontró rematador al precipitar el pase. Era una clara ocasión con superioridad numérica. Terminando la primera mitad una situación parecida, solo que esta vez sí terminó en remate. Un forcejeo de Mariano con el defensa propicia la recuperación. Odegaard no se atreve a rematar y busca el pase atrás. Modric llega lanzado y dispara alto desde fuera del área.

El primer cuarto de hora fue claramente del Madrid. Daba la impresión que al Inter le quemaba la pelota y buscaba los balones largos para Lukaku o Lautaro. La velocidad de ambos más la corpulencia del belga son siempre de temer. Nacho, el mejor de la primera mitad, lo tenía claro: tenía que anticiparse y no dejar al potente delantero centro hacerse con la pelota. Es más fácil decirlo que conseguirlo. Nacho lo consiguió. Y de hecho ese sentido de anticipación lo aprovechó para lanzarse al ataque rompiendo las lineas rivales. Así llegó el primer gol. Corría el minuto 4 y Nacho irrumpió subiendo la pelota en velocidad. Se escoró a la banda izquierda tras pasar la pelota. Y buscó entrar en el área. Odeggard, receptor del pase, atento a lo que estaba ocurriendo, le filtró un pase excelente. Barella arrolló a nuestro defensa. Penalti. Hazard anotó el 0-1.

El primer peligro local llegó en el 25. Una falta al borde del área. Lukaku la mandó alta. Ahí se acabó el devenir atacante de los locales. Y cinco minutos después expulsaban a Arturo Vidal por doble amarilla. La primera por protestar y la segunda por encararse con el árbitro.

Conte tuvo que variar su esquema inicial de tres centrales y dos carrileros. Dispuso dos líneas de cuatro, retrasando a Lautaro y dejando a Lukaku solo en punta.

El 0-1 al descanso se antojaba corto para los méritos de unos y otros.

Conte efectuó un doble cambio para la segunda parte. Destacar que prescindió de Lautaro, anulado en la primera mitad. El Inter salió como si estuviesen en once. En el 52, en el saque de un córner, Lukaku ganó su primer balón aéreo. Zidane mandaba a Casemiro, Rodrygo y Vinicius a calentar. 

Cuando Odegaard tenía la pelota el Madrid creaba peligro. Abría bien a las bandas (inmenso Lucas Vázquez), combinaba bien y buscaba el pase final (como en la jugada del penalti). En el 58 le sustituyó Casemiro en un claro movimiento defensivo de Zidane. Y Rodrygo entró por Mariano. Segundos después un pase lateral desde la derecha de Lucas Vázquez lo remata Rodrygo de volea entrando por la izquierda. Era el primer balón que tocaba. 0-2. Recordar que en Valdebebas hizo el 3-2. Y lleva seis goles en nueve partidos de Champions. (Parece que la UEFA considera que el remate del brasileño es autogol de Achraf Hakimi). La LVMH ya era LVRH.

Conte reaccionaba retirando a un Achraf Hakimi en horas bajas y se la jugaba dando entrada a Alexis. Lo primero que hizo el chileno fue un piscinazo.

Hazard, con las espaldas bien cubiertas por Mendy, empezó a acusar la falta de ritmo de competición a partir del minuto 70. Dos minutos antes Lucas V. pudo hacer el 0-3. Y en el 69 la oportunidad fue para el propio Hazard. Perisic la tuvo en el 71. En Valdebebas nos hizo el 2-2 (también salió en la segunda mitad). Vinicius entró en el 77 por Hazard. La LVRH ahora era LVRV.

La presencia de Casemiro daba solidez defensiva y liberaba a Modric, quien se animaba a subir al ataque. Esa seguridad se traducía en tranquilidad y confianza. Seguíamos presionando y dificultando su juego. En el 79 casi les montamos un lio a su portero. La presión al meta fue de Modric. 

Courtois en el 81 paró su primer balón. Repelió un buen remate de Perisic.

A Lukaku lo cambiaban en el 85. Entraba Eriksen

Los últimos minutos fueron una faena de aliño para los blancos. Hasta que murió con el 0-2 en el marcador. 

Para finalizar mi eterno agradecimiento a Sergio Ramos. Su palabras públicas en contra de Conte impidieron su aterrizaje en el Bernabéu. A su Inter le hemos metido cinco goles en dos partidos y hemos encajado dos. Son últimos del grupo con solo dos puntos a falta de dos encuentros. Están fuera y veremos si se meten en la UEFA Europa League. Y además de no venir Conte volvió Zidane. Con todo lo bueno (mucho) y malo (poco) que nos ha dado Zizou.

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Dudas razonables sobre el Madrid

En las últimas semanas el Real Madrid ha generado dudas razonables. Básicamente se refieren a la irregularidad demostrada en varios partidos y durante el desarrollo de algunos. Sin entrar en particularidades, sobre el estado de forma de unos jugadores u otros, centro la mirada en los dos encuentros que perdimos.

Ambas derrotas nos ofrecen puntos de comparación con los que nos ganaron y con quienes son rivales directos en Liga y en nuestro grupo de Champions. Me refiero a las derrotas en casa frente al Cádiz y al Shakhtar.

Ayer los gaditanos visitaron al Atlético de Madrid y les metieron cuatro (4-0). A nosotros nos ganan y los vecinos les golean. Era la segunda alarma de la semana. La primera fue a mediados de esta misma semana: Shakhtar 0 Borussia 6. Una lectura positiva es que en Alemania perdíamos 2-0 y remontamos para empatar a dos. Pero que le metan seis al Shakhtar y nosotros no fuésemos capaces de ganarles… Al descanso se fueron con 0-3 a su favor. En otras palabras: no es de recibo que rivales que son goleados con facilidad sean los que nos han derrotado, creándonos dificultades en la clasificación de las dos principales competiciones.

El equipo se desconecta con demasiada facilidad. Estos episodios de desconcentración son muy preocupantes. Y nada adecuados para un club del máximo nivel. Se puede argumentar que no siempre se puede estar a tope. Mas uno no puede estrellarse de repente desde el cielo hasta el infierno. Es un cambio demasiado brusco. Podríamos argumentar que los parones por las selecciones marcan una ruptura (aparte de los futbolistas que regresan lesionados). La interrupción cambia el ritmo, la mecánica de trabajo. Y a la vuelta cuesta algo de tiempo recuperar la normalidad. Algo de esto lo vimos tras ganar la Liga. Hubo un par de semanas de asueto hasta el partido contra el City. El equipo que afrontó esa misión imposible no parecía el mismo que se impuso en la Liga 2019/20. Algunos podrán señalar que precisamente por esa dificultad no dimos el 110% necesario. Pueden ser las dos cosas (y otras), porque no son teorías incompatibles.

A mi lo que me preocupa es el nuevo parón tras el partido de esta noche ante el Valencia. A la vuelta de los compromisos de selecciones visitamos al Villareal, en un partido complicado. Después nos tocará viajar a Milán, donde nos espera el Inter. En otra final, dada nuestra derrota ante el Shakhtar.

P.D.: A todo esto ni he mentado al coronavirus…

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Susto o muerte

El Real Madrid-Inter de Milán de Champions era un partido de susto o muerte para ambos. Al Madrid, último del grupo, le vino muy bien el contundente triunfo del Borussia ante el Shakhtar (0-6).

Los dos equipos salieron presionando arriba. Hoy en día todos los equipos de nivel juegan así. En los primeros intercambios parecía que los blancos llevábamos la voz cantante. Con un par de buenas ocasiones, sobre todo una de Fede Valverde. Pero en dos minutos, entre el nueve y el 11, nos dieron dos sustos. En el primero nos salvó el larguero, tras una gran internada de Achraf Hakimi, y en el segundo fue Courtois quien obró el milagro, porque el remate de Lautaro Martínez llegaba envenenado, tras rebotar en Sergio Ramos.

El Madrid se recompuso gracias a las recuperaciones de Valverde y Casemiro. Uno por pulmones y el otro por colocación. La buena noticia era que Hazard se sumaba a la labor. Nuestro 4-3-3 ponía en serios apuros su 3-5-2 a la hora de sacar la pelota y jugarla.

Los goles llegaron muy seguidos. Abrió el marcador Benzema. Aprovechó un mal pase atrás de Hakimi, achuchado por Mendy. Benzema se adelantó en carrera al meta, se hizo con la pelota y le superó. Anotó el 1-0 a puerta vacía. Corría el minuto 24. Ocho minutos después Sergio Ramos cabeceaba el 2-0, en un saque de esquina. ¡Era su gol 100 con nuestra camiseta! El Inter no perdió la compostura y a los dos minutos Lautaro Martínez lograba un golazo. Barella de un espectacular taconazo a la media vuelta se la pasaba al argentino, quien de un disparo seco, ajustado al palo, lograba el 2-1. Con este resultado se alcanzaba el descanso.

Si en la primera mitad el Madrid fue ligeramente superior, las tornas cambiaron en la segunda. El Inter salió a por todas. Buscaba el empate, con peligro. El Madrid parecía confundido. Tenía otra cara. Mérito de los visitantes.

En el 63 Zidane retiró a Hazard y Marco Asensio (destacar su labor defensiva, cubriendo las espaldas de Lucas Vázquez cuando subía). Entraron Vinicius y Rodrygo. Cuatro minutos después, en una contra y con una defensa blanda, empataba Perisic. Acababan de levantar un 2-0 en contra.

En el 78 Modric entraba por Kroos. Mas la clave vino en el 79 con un balón en profundidad de Valverde a Vinicius. Este avanzó veloz y divisa a su compatriota entrando en el área. Se la pasa bien atras y Rodrygo la rompe. 3-2. La tranquilidad con la que Rodrygo controló y ajustó el remate, aguantando a Arturo Vidal, es de crack.

Se iniciaba una fase angustiosa, aunque el marcador estuviese a nuestro favor. El Inter seguía dominando. Benzema fallaba un gol cantado, tras internada de Vinicius y pase de Rodrygo. Los madridistas teníamos negada la tranquilidad en este encuentro. Y Lautaro Martínez era un peligro constante. En el 85 le sacó una amarilla a Casemiro.

Los aspavientos de Zidane desde la banda pedían juntar las líneas. No quería que se le escapase un triunfo tan trabajado. En el que sus cambios dieron resultado con el tercer gol (Vinicius y Rodrygo).

El tiempo se hacía eterno. Como el sufrimiento. Para nosotros era susto y para ellos muerte. Y alargaron tres minutos… El primero se jugó en nuestra mitad del campo. Courtois se llevó una amarilla por perder el tiempo. A falta de 40 segundos Benzema pudo hacer el cuarto. El portero la mandó a córner. Se botó y se acabó. 3-2. Abandonábamos el último puesto del grupo y le traspasábamos la posición al Inter. Aún nos queda a long and winding road para clasificarnos para octavos de final.

Cuando se pierde un encuentro los ausentes son siempre los mejores jugadores del partido. Lo digo por Lukaku. Tan solo voy a afirmar que menos mal que no estuvo… También constato la satisfacción que supone ganar un gran partido, disputado con un gran despliegue físico por ambas escuadras.

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Real Madrid 4 Huesca 1

Zidane introdujo cuatro cambios frente al Huesca: dos en defensa (Militao y Marcelo por Varane y Mendy), Modric por Kroos y Hazard de titular (por Vinicius). ¿De cara al partido contra el Inter de Champions del próximo martes? Veremos.

Confieso que me preocupó ver a Marcelo de titular. También a Hazard, por lo correoso del rival. Me parecía demasiado riesgo. Mas el mister sabe bastante más que un servidor. Además de conocer su plantilla como nadie.

El Huesca se presentaba con varios excanteranos del Madrid. Cuatro en la alineación titular. Esto me daba mala espina.

A priori la banda derecha era el punto fuerte del Real Madrid, con Lucas Vázquez, asentado en el lateral derecho, y Marco Asensio, en su tercera titularidad consecutiva. Y la izquierda era nuestro flanco débil, con Marcelo y Hazard. Auguraba trabajo extra para los centrocampistas en el orden defensivo (Fede Valverde, Casemiro y Modric).

El Madrid sacó de centro y a los 16 segundos perdimos la pelota. Esta fue la tendencia de los primeros 15 minutos. Si éramos eficaces en la presión y recuperación del balón también lo éramos en perderla. Fallábamos todos los últimos pases antes de llegar al área contraria. Los dos primeros remates fueron del Huesca, en los minutos siete y ocho. En el primero, por la banda de Marcelo, Rafa Mir se plantó ante Courtois. Iba muy escorado, intentó sorprender al meta, pero se le fue al lateral de la red. En este primer cuarto de hora lo único que logramos fue botar dos saques de esquina y un mal control de Hazard en el área que acabó buscando la portería (se fue alta).

En el 19 le anularon un gol a Rafa Mir por fuera de juego. Por la banda de Marcelo, de nuevo. El brasileño se había quedado renqueando en el ataque previo. Era la segunda vez que mostraba molestias físicas (o hacía teatro). La primera fue a los cinco minutos y Sergio Ramos solventó una situación que pudo crear muchos problemas.

En el 24 Andrés Fernández salvaba un cabezazo de Ramos, a pase de Marcelo. Era la primera vez que el Madrid lo intentaba (la anterior de Hazard no cuenta y además se fue fuera).

A medida que avanzaban los minutos ya no presionábamos tanto y el Huesca empezaba a mandar. En el 27 pudo marcar Sergio Gómez, con Marcelo de testigo. La pasividad de nuestro lateral izquierdo empezaba a ser insultante.

A partir de la media hora volvió la presión alta, impulsada por Valverde. Las posesiones del Madrid eran más largas pero sin buscar portería. Seguíamos fallando en el último pase. Solo intentamos un remate. De Hazard desde fuera del área. Mosquera desvió el remate.

En el 39 Hazard marcó un golazo. Un zurdazo desde la frontal de la media luna. Su control de espaldas y posterior giro, desembarazándose de su marcador, más el golpeo fueron tremendos. Era su primer tanto en poco más de un año (desde el 5 de octubre del 2019 frente al Granada).

Cuando parecía que nos íbamos al descanso con el 1-0 un pase de Lucas Vázquez, de banda a banda, lo para Benzema con el pecho. Se adelanta el balón y remata desde el lateral del área pequeña. Su disparo cruzado, al palo contrario, suponía el 2-0. Mucho castigo para el Huesca y demasiado premio para el Madrid. Tres remates, dos goles.

Los cambios al descanso parecían cantados. Unos para dar descanso de cara al martes. Y los otros por ir abajo en el marcador. Zidane prefirió esperar (Mendy estuvo calentando en el intermedio y lo siguió haciendo) y el técnico visitante realizó un doble cambio.

En los primeros instantes de esta segunda parte vimos a los blancos reservando fuerzas. Cedimos terreno y ellos fueron creciendo. Los cambios también influyeron.

En el 51 y medio se retiraba Lucas Vázquez y entraba el previsto Mendy.

Una contra, en el 53, iniciada por Asensio y conducida por Benzema y Hazard, fue inicialmente frenada cuando el galo buscó a Asensio. La pelota volvió a Benzema, prácticamente desde la linea de fondo, que vio a Fede Valverde al otro lado. El uruguayo no dudó y de un excelente tiro cruzado, tras un buen control, hizo el 3-0. Dos minutos después el Huesca volvió a hacer un doble cambio.

Tal como estaban las cosas el cuerpo me pedía a Rodrygo y Vinicius por Asensio y Hazard. Rozando la hora de juego entraron los dos que solicitaba e Isco. Se iban los mencionados y Valverde.

En el 62 Benzema pudo hacer el 4-0. Vinicius se hizo con un balón en nuestro campo. Su arrancada finalizó cuando pisó el área contraria y se la pasó a Benzema. Un excelente pase. El francés remató mal y se le fue por encima del larguero. Podría haber sido el gol de la paz definitiva, tras la polémica provocada por una grabación a Benzema, en el descanso del enfrentamiento contra el Borussia.

El Huesca aparentaba estar muy tocado por el 3-0 en contra. El Madrid, con el triple cambio, se fue para arriba. Los tres que entraron querían aprovechar sus minutos.

Zidane agotó su quinto cambio en el 68. Entro Kroos por Casemiro. Y acto seguido un pase de Modric con el exterior, marca de la casa, habilitó a Rodrygo. Pudo ser el 4-0. El buen tiro del brasileño fue desbaratado por Andrés Fernández.

En el 73 el Huesca obtuvo su premio. Ferreiro, libre de marca, anotaba tras un excelente pase de Rafa Mir desde la derecha. Marcelo se había quedado descolgado… y dejó vendido a Ramos. Para cuando bajó la pelota ya estaba besando la red.

El gol cambió el estado de ánimo de los oscences. Mendy despertó a los suyos con una internada por la derecha. Todo fuerza e ímpetu.

En el 83 ellos agotaron sus cambios, con el quinto. Mientras el Madrid parecía sestear de nuevo.

Entrábamos en los cinco minutos finales (+ el descuento) con 3-1 en el marcador. Y en el 89 llegó el 4-1. Un pase desde la izquierda de Marcelo la pica abajo de cabeza Rodrygo. Benzema cabecea el bote y anota su segundo gol del partido.

En los tres minutos de alargue el Huesca botó un córner. Y en la correspondiente contra Rodrygo optó por chutar en vez de buscar el pase a Benzema.

El 4-1 trae dos buenas noticias: los tres puntos y los cuatro goles.

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El Madrid se salva de la pena de muerte

El 1-0 al descanso no reflejaba lo sucedido sobre el campo. El Real Madrid había sido claramente superior al Borussia Mönchengladbach. Su portero, Sommer, había salvado dos goles. El primero fue un disparo desde fuera del área de Kroos, con 0-0. El otro fue tras una buena combinación entre Marco Asensio y Lucas Vázquez por la banda derecha. El remate a bocajarro del mallorquín pudo empatar el partido, mas los reflejos del meta salvaron la situación.

El 1-0 llegó en el primer chut del Borussia. El zurdazo, con el interior, de Marcus Thuram era su primer gol en Champions. También fue el único despiste defensivo blanco, si acaso lo podemos calificar como error. Y no debemos quitarle méritos al golazo de Thuram hijo.

Ese 1-0 coincidió con mi primer estado de nervios. Dominábamos, controlábamos el partido, pero no marcábamos. Menos mal que no perdimos la compostura tras el gol en contra. Y seguimos con nuestro infructuoso dominio.

En la segunda mitad salimos a por todas. Al minuto pudo empatar Asensio, pero su remate se encontró con el larguero (en la primera mitad Varane había cabeceado al palo). Tres minutos después Vinicius desperdiciaba una clara ocasión, después de una gran internada por la banda de Fede Valverde. Remató rematadamente mal y se le fue fuera por mucho. Estaba solo.

Como en la primera mitad se jugaba en el campo del Borussia. Y al igual que en los primeros 45 minutos pasaba el tiempo y el dominio era estéril. Al Madrid no se le podía achacar nada, salvo la falta de pegada. El equipo estaba luchando, haciendo un buen encuentro.

Poco antes de cumplirse la hora de juego Zidane mandó a calentar a varios jugadores y Thuram hacía el 2-0. Recogió un rechace de Courtois. No se podía tener más mala fortuna. Dos derrotas seguidas en la fase de grupos de Champions son una sentencia de muerte. Y dos minutos después del segundo tanto estuvo a punto de llegar el tercero, la puntilla. Courtois salvó el mano a mano.

El Madrid se recuperó del mazazo del marcador. Siguió mandando. Sin fruto.

Zidane que había repetido el once del Camp Nou (con Lucas Vázquez por Nacho) movía piezas en el 69. Modric y Hazard entraban por Kroos y Vinicius. Por su parte el Borussia retiraba al goleador Thuram. Y Rodrygo salía a calentar.

Pasaban los minutos y ya se escuchaban por el corredor de la muerte los pasos del sacerdote y del carcelero, con la bandeja de la última cena. Hazard pudo retrasar el momento, y hacernos soñar con un perdón in extremis, pero no acertó con la portería.

Entrábamos en los 10 minutos finales y el condenado Madrid ya estaba confesado y cenado. El camino hacia la sentencia final se aproximaba. El abogado Zidane planteaba sus últimos recursos: Rodrygo por Asensio en el 83 y adelantaba a Ramos.

En el 86 Benzema aparecía por primera vez en esta segunda mitad y anotaba el 2-1 a la media vuelta, en un balón que salvó Casemiro cuando se perdía por la línea de fondo. El partido se alargó cuatro minutos. A los dos minutos y medio empataba Casemiro aprovechando un cabeceo de Ramos. La ejecución se suspendía. La fe y la épica se imponían y el 2-2 era más justo que la derrota.

Tiene mérito haber remontado un 0-2 en Alemania, de la misma forma que nunca debimos vernos en esta tesitura. Porque podemos seguir poniéndonos una venda en los ojos, aunque la realidad sea palmaria: no tenemos un goleador. Hoy hemos jugado bien y hemos empatado a dos. Se ha buscado la portería rival 22 veces. Con un depredador del área hubiésemos ganado fácil. Desde que vendimos a Cristiano Ronaldo hemos perdido gol. Esa baja sigue sin cubrirse. No nos hace falta un estadio, precisamos de un killer.

De todas formas, un punto en dos partidos no es buen presagio para el futuro que nos espera en esta Champions. Somos los últimos del grupo, que encabeza el Shakhtar con cuatro (Inter y Borussia tienen dos). Nos quedan cuatro partidos que serán cuatro finales.

P.D.: habrán observado que no he mencionado la mano del defensa alemán en el minuto cuatro del partido.

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Segundo cataclismo en Valdebebas

El Real Madrid 2 Shakhtar 3 es el segundo cataclismo consecutivo en Valdebebas. Y el marcador pudo ser peor. El 0-3 al descanso reflejaba sus ocasiones y nuestras carencias de cara al gol. La delantera, Marco AsensioJovicRodrygo, estuvo inoperante. Solo tuvimos dos remates entre los tres palos en esta mitad (Asensio y Jovic). Los medios no creaban juego y eran continuamente superados en las contras. Como los defensas. Para colmo de males el 0-2 fue de Varane en propia meta. En la segunda parte con 1-3 pudo llegar el 1-4. Y con 2-3 estuvimos cerca del 2-4. A ambos nos anularon goles por fuera de juego. A ellos con 2-3 y a nosotros a un minuto del final que era el del empate. 

La entrada de Benzema por Rodrygo y la posterior de Vinicius por Jovic pretendía dar mas picante al ataque. Sucedió con el brasileño: en su primer balón anotó el 2-3. A los 14 segundos de entrar al acampo robó la pelota, presionando. Arrancó en carrera y se plantó en el área. Culminó con un toque de clase, cambiando la orientación de su disparo. Pero tanto este gol como el de Modric (1-3) fueron producto de jugadas individuales. No del juego colectivo.  

El Madrid, como ante el Cádiz, volvió a ser un desastre en los primeros 45 minutos. Sin ganas, apático. Los rivales corren y nosotros andamos. Se cierran bien y vuelan al contraataque, mientras nosotros observamos.

No me vale lo de la reacción tras el descanso. Porque no la hubo. No se pudo hacer peor en la primera parte. Con cualquier detalle habría una mejora. Como ya he comentado los dos tantos son acciones fruto de la calidad individual y no de jugadas trenzadas. De hecho fallamos cantidad de pases, penúltimos o últimos, que imposibilitaban ligar juego. 

El debut en esta Champions 2020/21, en un grupo complicado, no ha podido ser peor. Nosotros mismos nos lo hemos puesto más difícil. Y el sábado tenemos el Clásico. Y luego el Borussia Mönchengladbach en Alemania. No parece que se avecinen buenos tiempos para Zidane… su demora a comparecer en rueda de prensa tras el encuentro no augura nada positivo. 

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