Me manda Víctor Alfaro este fragmento de la intervención de James Austin Johnson en el Tonight Show de Jimmy Fallon: cantando el villancico «Jingle Bells» imita a Bob Dylan a lo largo de las décadas. Lo clava. Fallon se troncha. Se puede ver pinchando en el video incrustado en el tuit. Agradezco a Víctor, conocedor de mi pasión por Dylan, haberme dado a conocer esta joyita.
James Austin Johnson, natural de Nashville, forma parte del elenco de Saturday Night Live desde 2021. Alcanzó popularidad imitando a Trump (sustituyó a Alec Baldwin en el programa) y a Biden. Curiosamente es militante del partido socialista estadounidense (Democratic Socialists of America), como Alexandria Ocasio-Cortez y Rashida Tlaib (diputadas en la Cámara de Representantes).
«The Philosophy of Modern Song» es el nuevo libro de Bob Dylan, el primero desde que recibió el Nobel de Literatura. El título del libro -me llegó ayer- es engañoso porque este ensayo no es una disertación sobre la creación de canciones ni nada que se le parezca. Es una selección de 66 canciones que responden al gusto de Dylan.Y también a sus influencias. De alguna manera el libro es una extensión de los 100 programas de radio que realizó durante tres años.
De las 66 canciones seleccionadas me ha sorprendido la ausencia de Woody Guthrie. Tampoco aparecen los Beatles.
En la portada del libro aparecen Little Richard, Alis Lesley y Eddie Cochran.
Hojeando el libro me han encantado las ilustraciones y las fotos de tiendas de discos, anuncios de prensa, ferias, etc. Quisiera destacar también el tamaño de las letras del texto, algo que los mayores agradecemos.
Para terminar dejo la foto que he hecho del listado de las 66 canciones.
En el nuevo álbum de homenaje a Leonard Cohen «Here It Is: A Tribute to Leonard Cohen«, Iggy Pop ha elegido interpretar «You Want It Darker» que daba título a su último disco en vida (2016). La versión del veterano rockero se ciñe a la original de Cohen, con un arreglo de tintes jazzeros que proporciona un aire vanguardista al ambiente de la canción.
Este tributo se editará la semana que viene, el 14 de octubre, y ha sido producido por Larry Klein, quien fuera músico, pareja y productor de Joni Mitchell. Bajista procedente del jazz ha tocado con varios de los grandes del género así como con Bob Dylan, Peter Gabriel, Don Henley, Robbie Robertson, Randy Newman, etc.
Además de Iggy Pop intervienen en este «Here It Is: A Tribute to Leonard Cohen» artistas de la talla de James Taylor, Norah Jones,Mavis Staples o Peter Gabriel.
Respecto a su participación Iggy Pop fue contundente en su apreciación: “There’s nobody like Leonard. Not in the whole world”. (No hay nadie como Leonard. En ninguna parte del mundo).
A la declaración de guerra a Spotify de Neil Young se han sumado Joni Mitchell y Nils Lofgren, guitarrista que acompañó a Young, rechazó entrar en Rolling Stones y desde hace tiempo colabora con Bruce Springsteen. David Crosby también se suma a la iniciativa de su antiguo compañero, pero no puede porque ha vendido todos sus derechos. Lo cual nos lleva a la siguiente cuestión: ¿el silencio de otros veteranos ilustres como Dylan y Springsteen se debe a esta circunstancia? ¿La venta de todos sus derechos les lleva a estar vendidos? Neil Young también vendió y ha pedido retirar su música de Spotify. Warner puso en marcha los trámites.
Warner también inició la tramitación para retirar el catálogo de Joni Mitchell con la compañía (sus álbumes clásicos). Mientras, los que grabó para Geffen, hoy propiedad de Universal, siguen en la plataforma. Esto conduce a otra reflexión: los tres grandes grupos multinacionales son accionistas de Spotify. En 2018 Warner se deshizo de sus acciones. Universal las ha mantenido. ¿Tiene esto algún peso en las decisiones de ambas discográficas?
Aunque ayer la acción de Spotify subió, los acontecimientos desde el comunicado de Neil Young han propiciado el descenso de la cotización en bolsa de la empres sueca (con domicilio fiscal en Luxemburgo).
Daniel Elk, cofundador y primer ejecutivo de Spotify, ha tenido que salir al paso del revuelo mundial provocado por el desafío de Neil Young. Elk se ha hecho el sueco. Lo que dijo el pasado domingo no va a ningún lado. Y eso de que van a advertir sobre los espacios que difunden información controvertida es insuficiente. ¿Vertir falsedades es controvertido? ¿Y si quienes difunden mentiras, poniendo en solfa a la comunidad científica, exigen ese aviso para los científicos cómo reaccionará Spotify? ¿También avisará que es información controvertida?
Hace un mes 270 profesionales, autodefinidos como “una coalición de científicos, profesionales médicos, profesores y comunicadores científicos”, firmaban una carta abierta en la que pedían a Spotify que dejaran de difundir las afirmaciones de Rogan (el mismo del que se quejó Neil Young). Estos 270 abarcan campos, como la microbiología, la inmunología, la epidemiología y la neurociencia, además de medicina y enfermería. Su petición no tuvo ninguna repercusión. Todo lo contrario de lo sucedido con Neil Young.
Este conflicto con Young es distinto al que han tenido otros artistas en el pasado. Principalmente eran de índole económico (Taylor Swift fue el más sonado) o de contratos de exclusividad (Garth Brooks). No me extrañaría que en esta ocasión los principales beneficiados fuesen la competencia, principalmente las plataformas de Amazon y Apple.
En algunas redes estadounidenses decenas de suscriptores han anunciado su intención de darse de baja del servicio de Spotify. Las crisis de reputación, como la que acecha a Spoti, se llevan muchas empresas por delante. Y son lo único que puede debilitar la fuerza de una marca.
¿Y los madridistas? A qué viene esto se preguntaran. La semana pasada saltó una noticia que pasó inadvertida para muchos: Spotify está negociando el patrocinio del Barça. De ser así muchos madridistas darán la espalda a la plataforma de streaming. Algunos ya lo hemos hecho…
Bruce Springsteen también ha vendido sus obras completas. En el caso del Bossse ha desprendido tanto de las composiciones como de las grabaciones. Sony, que en su día adquirió CBS la discográfica original de Springsteen, se ha hecho con todos los derechos. No está de más insistir en este aspecto porque en algunos medios, a estas alturas del partido, no distinguen entre los derechos editoriales y los fonográficos: Sony a través de su editorial se hace con las canciones compuestas por Springsteen y su discográfica con los masters de las grabaciones, propiedad de Springsteen, que ha editado hasta la fecha. Es decir, la compañía de discos de Sony adquiere la propiedad de unos masters que ya explotaba comercialmente, pero que no eran suyos.
La cifra pagada representa de momento la más alta en este tipo de operaciones. Superando la de Bob Dylan. Aunque Dylan solo vendió sus composiciones (y sus editoriales), mas no los masters.
Sony no ha desembolsado el 100% del montante total. Conviene recordar que al precio fijado para la parte discográfica hay que restar los cuantiosos adelantos recibidos y no recuperados. La última renovación de Springsteen con Sony fue la que produjo el agujero en las cuentas. Fue un contrato al alza, avalado por el exitoso momento del artista. El problema es que al poco el mercado discográfico colapsó y Springsteen tampoco volvió a rozar las cumbres creativas.
Sony ha comprado los derechos de las canciones con un socio, Eldridge Industries. ¿Qué es Eldridge Industries? Es una sociedad de cartera con inversiones en el equipo de béisbol de los Dodgers (Los Ángeles) y en Epic Games (los creadores de Fortnite). También controlan la matriz que edita publicaciones como Billboard y The Hollywood Reporter. Su desembarco en el mundo de los derechos musicales vino de la mano de la adquisición del catálogo de los Killers. Su primer espada,Todd L. Boehly (fundó la empresa con dos socios), es uno de los propietarios de los Lakers (baloncesto). Su aportación a la creación de Eldridge Industries fueron sus participaciones en las revistas anteriormente citadas, a las que posteriormente se han añadido Rolling Stone, Variety, Music Business Worldwide y Vibe entre otras.
No conocemos las cifras exactas de la operación, que según Billboard puede ascender a los 500 millones de dólares, ni la participación de Eldridge Industries en el catálogo de canciones de Springsteen. Derechos que desde 2017 administraba Universal Music Publishing. Es decir, estamos en otro capítulo de la rivalidad entre las editoriales de Sony y Universal (que son los que se hicieron con el repertorio de Dylan). Entre las operaciones de Dylan y esta de Springsteen, Sony Music Publishing compró los derechos de Paul Simon. Los rumores sobre los nuevos episodios de este duelo, entre las dos mayores editoriales del mundo, apuntan ahora en la dirección de Sting y David Bowie.
Camino del Auditorio Nacional para la matinal de ayer sonaba el «Infidels» de Bob Dylan. Lleva instalado una semana en el CD del coche. Le comenté a La Mundana que mis comentarios en el blog y las escuchas musicales de domingo a domingo reflejaban mi edad: dos conciertos de la Orquesta Nacional de España, escuchas y/o reseñas de Bruce Springsteen, Tom Petty, Robert Plant & Alison Krauss, Miguel Ríos, Astor Piazzola y el mencionado Dylan.
Solemos llegar con tiempo al Auditorio. Ayer batimos todos los registros. Nos sentamos en los cómodos sillones que hay en la planta baja. Repasando las programaciones futuras vimos que en los dos siguientes conciertos, el octavo y noveno del Ciclo SInfónico, había obras de Robert Schumann en cada uno de ellos. Unido al de ayer más el de hace unas semanas constatamos el protagonismo de Schumann en este Ciclo.
La presencia de Alban Berg suponía una continuidad respecto al domingo anterior, donde se interpretó a Schoenberg, su maestro. El «Concierto para violín y orquesta» de Berg estaba dedicado a la memoria de Manon Gropius, la hija de 18 años del arquitecto y su esposa Alma (viuda de Mahler). También fue la última que compuso Berg que falleció meses después. Y no pudo asistir al estreno de la misma, que se celebró en Barcelona.
Para quienes escucharon el concierto por la radio mencionarles un detalle: hacia el final el solista, Christian Tetzlaff, se acercó al primer violín de la orquesta y se estableció una emocionante complicidad entre ellos mientras dialogaban con sus instrumentos. Tanto fue así que el director titular de la orquesta, David Afkham, también se emocionó. La intensidad de la composición hizo el resto.
De la sinfonía de Schumann, una maravilla, me quedo con el brillante primer movimiento y su grandioso final. Que quizás debería haber sido el del cuarto movimiento, el último. Desconozco la opinión de los expertos respecto a este movimiento, pero a mi me pareció glorioso.
Les dejo con un video donde explican a la perfección las dos obras del concierto de ayer. Y resaltan las citas a Bach de ambos compositores en las dos obras.
Por razones que se me escapan el soberbio «Infidels» de Bob Dylan ha vuelto a mi vida esta semana. Primero fue la aparición de un video de «Licensed To Kill«, rodada en el estudio con los músicos que grabaron «Infidels» (1983). Vemos a Mark Knopfler, coproductor junto a Dylan del álbum, a Mick Taylor y a la sección rítmica jamaicana de Sly&Robbie. Este video apareció el pasado día 5 y me puso sobre la pista de otra filmación de ese mismo álbum. Es la de «Don’t Fall Apart On Me Tonight«, que se subió el 16 de septiembre. La pueden ver en el enlace.
El siguiente paso fue rescatar el álbum de la estantería. Y ponerme a escucharlo de nuevo. Hacía años que no lo hacía (a pesar del excelente sabor de boca que me dejó en su día y lo mucho que me acompañó en los 80).
Anteayer descubrí la segunda y última aparición de Dylan en el show de David Letterman. Sucedió en marzo de 1984. En aquella época Dylan vivía en Los Ángeles y tenía que desplazarse a Nueva York para la actuación. Recuerdo el revuelo que se armó en la compañía (Columbia Records), por lo raro que era tener a Dylan en TV. Y sobre todo me acuerdo de mis fallidos intentos de asistir al programa o a los ensayos. Los estudios de la cadena NBC, en Rockefeller Center, estaban a dos manzanas del edificio de CBS, donde trabajaba. Como no llevaba el marketing internacional del artista y no pintaba nada ahí no pude colarme.
El comentario más escuchado en Columbia era que la actuación iba a ser a revolucionaria. Según contaba Don de VIto, su A&R, el futuro Nobel de Literatura frecuentaba los garitos punk de LA, acompañando a sus hijos adolescentes (devotos del estilo). En el programa de Letterman se iba a hacer acompañar por dos miembros de The Plugz. Eran pioneros de la autoedición y el DIY (Do It Yourself). Además había otra circunstancia: eran un trío de punk chicano. Tenían ascendentes latinos. El guitarrista de la actuación de Letterman no formaba entonces parte de The Plugz mas era amigo del bajista y el batería, con los que alternaba en otros proyectos.
La guitarra que tocó Dylan era la de Ron Wood. Se la prestó pero se demoró la entrega y el ensayo se retrasó hasta que llegó. También hubo un incidente con la armónica en la última canción. Se observa en las imágenes a alguien corriendo de lado a lado del escenario buscándola. Me he enterado estos días que Dylan se confundió al pedir la afinación. La usó en dos temas, pero con afinaciones diferentes. En realidad tenían que haber estado afinadas igual, con lo que hubiese bastado con una sola armónica.
La idea inicial era tocar dos temas pero Letterman hábilmente, y en directo, le sacó un tercero. El primero fue una versión del «Don’t Start Me Talkin» de Sonny Boy WIlliamson, antes de lanzarse a dos temas del «Infidels«: «Licensed To Kill» (que no aparece en el clip porque no se ha dado permiso; asumo que sería para no interferir con el video oficial) y la gran «Jokerman«. Respecto a esta última las diferencias entre la versión de «Infidels» y la actuación de TV son notables. Y refleja el espíritu que Dylan quería transmitir en ese momento. La grabación original tiene reminiscencias reggae, o lo que Dylan pueda entender por reggae. La influencia de Sly y Robbie en este reggae lento son obvias. La versión de televisión es mucho más áspera y roquera. La presencia de los jóvenes músicos punky de LA es notoria.
Este clip del programa de Letterman se subió el pasado 23 de agosto.
Anoche tuve la fortuna de ver a Izal y comprobar en vivo el altísimo nivel que han alcanzado. También fui testigo de la comunión total de la banda con su público. Corearon y cantaron las canciones más conocidas de su repertorio (y algunas, por la longitud de los textos, no son fáciles).
Era su primera noche en el WiZink, de las dos programadas. Con aforo reducido, se colgó el cartel de entradas agotadas para el concierto de esta noche y añadieron la fecha de ayer. Me acompañó VIcente Paniagua, quien no pudo resistirse a hacerse la foto sentado a la batería de atrezzo colocada a la entrada de los palcos.
El recital fue sencillamente espectacular. En todos sus aspectos. El sonido impecable. El juego de luces en su medida justa, realzando y no restando protagonismo a la banda. Ellos, Izal, impecables. Grandes músicos. El audiovisual, elaborado por Ángela y Manu Notario, me impresionó. El concepto del show era de una nave espacial que pierde el rumbo y es rescatada por una civilización de un planeta desconocido. El escenario reflejaba en su fondo el equipamiento de la nave y en la pantalla central, además del grueso del montaje audiovisual y planos de los cinco Izal, idearon un recurso ingenioso para presentar a los artistas invitados. La sincronización fue perfecta y pudimos disfrutar de la banda cantando con Rozalén, Sidonie, Mäbu, Zahara, Miguel Ríos y Bunbury. Gran trabajo de sincronización entre el directo y la grabación de video. También aparecieron, entre otros, como parte del relato Santi Millán, Jorge Garbajosa o Amaya Valdemoro (Pani se encontró con ella mientras entrabamos al recinto con anécdota incluida: le confundió con Siro López porque los veteranos de pelo blanco enmascarados son todos iguales y ella estuvo genial desfaciendo el entuerto).
El arranque del concierto, tan arriesgado como atrevido, me convirtió inmediatamente al izalismo. Comenzar una actuación con un tema acústico, en el que predominan las voces tipo Crosby, Stills, Nash & Young, es insólito. Lo normal es empezar con un tema marchoso. Este hecho supuso mi primera ovación de la noche. La foto del final de este post es al terminar este tema.
Comentaba en el primer párrafo sobre la longitud de las letras de las canciones. Añado su complejidad y su profundidad poética. Algo que se aleja del canon del pop rock habitual y se acerca más al mundo de los cantautores. Es decir, están en este sentido más cerca de Bob Dylan que de los Rolling Stones. O de Serrat que de Los Brincos.
Otra característica de Mikel Izal y su grupo es la construcción de temas que tienen el potencial de convertirse en himnos. Y lo consiguen en media docena de canciones, las más coreadas por su público fiel y entregado.
Las espléndidas fotos del recital son de Raquel López. Y no quiero terminar sin agradecer a D. Manuel Notario, de Hook, por haberme brindado la oportunidad de observar como la nave de Izal vuela alto, muy alto.
Hoy 24 de mayo Bob Dylan cumple 80 años. Y qué mejor forma de celebrarlo que con este «Forever Young«. Aunque fuese compuesta con su primer hijo en mente, el título de la canción («Siempre joven») viene al pelo.
En el video, extraido de la película «The Last Waltz«, le acompañan de The Band. Que además grabaron la versión original incluida en «Planet Waves» (1974), su primer álbum tras abandonar CBS (Columbia Records), su compañía desde el principio de su carrera. David Geffen y Elliot Roberts le ficharon para Asylum. El siguiente «Before The Flood«, el doble en directo con The Band que fue su primer disco live, fue el último con Asylum y volvió a CBS. Donde aún sigue.
Se apagó la luz de José Manuel Caballero Bonald. Un faro de muchas madrugás, de mañanas, tardes y noches. Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926 – Madrid, 2021) era ante todo un hombre culto, de vasta cultura. Asumo que influido por sus progenitores (padre cubano y madre descendiente de aristócratas franceses), supo navegar entre las mal llamadas alta cultura y baja cultura. Apasionado de esta última, especialmente del flamenco, siempre supo distinguir cual era la música popular de su tiempo. En casi todos los obituarios que lean destacarán su faceta de escritor, sobre todo como poeta. Es justo que sea así. Pero no podemos ni debemos olvidar su aportación a la música popular.
Fue además un excelente gestor cultural. El librero asturiano Silverio Cañada fundó Ediciones Júcar (Gijón, 1967). Encargaría la dirección de la editorial a Pepe Caballero Bonald, que abrió oficina en Madrid y bajó su mandato se editaron casi 2.000 libros. Cañada y Caballero Bonald le compraron una idea a otro grande, Mariano Antolín Rato (trabajaba de traductor en la editorial): ampliar al rock la colección «Los Juglares» dedicada a los cantautores, bajo la dirección del propio Antolín Rato, el primer traductor español de las letras de Bob Dylan. En «Los Juglares» se editaron los primeros libros en España sobre Bob Dylan (del gran Jesús Ordovás), Leonard Cohen, Serrat (de Vázquez Montalbán), The Beatles, The Who, Simon & Garfunkel, etc. Se tradujeron libros franceses sobre sus principales cantautores, Ramón de España publicó volúmenes en los 80 sobre Roxy Music y Buddy Holly. Marcos Ordoñez (Gato Pérez) y Ramón Chao (GeorgeBrassens) también forman parte del ilustre elenco de autores de «Los Juglares«.
Su labor de difusión del flamenco fue muy activa en varios frentes. Como letrista, productor y director de sello discográfico. Las alegrías que abren este post son letra suya. Como todas las de los dos primeros discos de Diego Clavel, a quien produjo esos dos primeros LPs para Ariola. «Tierra» el doble álbum de El Lebrijano también son letras suyas. Lo produjeron ambos. Entre Clavel y El Lebrijano, Caballero Bonald dirigió el sello Pauta para Ariola. Pauta, fue la respuesta a mediados de los 70 del jefe de Ariola, Ramón Segura, al éxito de Gong, el sello en Movieplay de Gonzalo García-Pelayo (entonces Garcíapelayo). Gong ampliaba sus miras al rock, mientras Pauta se enfocaba en el flamenco y la canción de autor. El día a día de Pauta lo llevaba Charo García. En Pauta reeditaron el primer LP de Luis EduardoAute (RCA) y le grabaron dos más («Babel» y «Sarcófago«). Rosa León, el Forgesound, Miro Casabella, María del Mar Bonet, Paco Ibáñez y el Cuarteto Cedrón, Manuel Gerena, El Sordera, Agujetas padre e hijo, son algunos de los artistas que formaron parte de los casi tres años de existencia de Pauta.
Como productor, aparte de los mencionados y por mencionar, destacar dos discos para Ariola: el «Heliotropo» de Vainica Doble y «Rito» de Aute con el gran Carlos Montero en la dirección musical y artífice de los arreglos.
Ramón Segura y Pepe Caballero Bonald se conocían desde los tiempos de Vergara, la discográfica barcelonesa que fue adquirida por la alemana Ariola. En Vergara, Caballero Bonald puso en marcha y produjo en 1968, con Segura coordinando, la magna obra «Archivo del Cante Flamenco«. En seis discos se recorrían todos los cantes, divididos en Cantes Primitivos y Cantes Derivados. Esta antología, años después, me sirvió de enciclopedia para mi aprendizaje flamenco.
Mi admiración por José Manuel Caballero Bonald fue siempre desde la distancia. Coincidímos brevemente en la presentación de «La raíz del grito«, el segundo LP de Diego Clavel con portada de Guinovart (Ariola, 1974). En esa época trabajaba en medios. Se mostró interesado por el hecho de alguien apasionado por el rock apreciase el cante. Volvimos a coincidir en otros saraos: la presentación de Pauta, el Forgesound y el «Babel» de Aute. Breves ráfagas, en las que su luz se proyectaba en cada frase. Muchos años después nos vimos en BMG (el grupo empresarial formado tras la compra de RCA por parte de Ariola). Yo trabajaba ahí. Salía del despacho de Tato Luzardo (exbatería de Canarios y brazo derecho de Segura) y nos cruzamos en la escalera. El subía y yo me disponía a bajar a mi despacho. Su cariñoso saludo me sorprendió. Me agarró del brazo y me pidió que le acompañase. Había quedado para comer con Ramón Segura. Tato, testigo de la escena, se acercó y se dieron un fuerte abrazo. Dos sentidos del humor complementarios: el canario y el jerezano. Segura no le hizo esperar demasiado tiempo. El suficiente para alertarnos que si teníamos pendientes con el jefe que aprovechásemos, porque la comida, según costumbre, se alargaría bastante. Tato le replicó que como ya lo sabía había cancelado el desayuno conjunto que tenían para el día siguiente.
He sabido de su fallecimiento por Javier Rioyo en su muro de Facebook. Pedro Lópeh en el suyo puso el video de Diego Clavel. Y Ángel Sánchez Harguindey recordaba en FB esta frase del desaparecido maestro:
«Un buen poema es la máxima temperatura que puede alcanzarse manejando el idioma. Un buen poema justifica toda una vida. Ojalá me llegue algún día ese buen poema».