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Italia campeona de Europa a los penaltis

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La jornada no empezó bien para el deporte italiano. Su primer tenista en una final de Wimbledon perdía en cuatro sets ante Djokovic. Berrettini lo hizo mejor de lo que podía, ganando el primer set. Luego nada más arrancar la final de la Eurocopa, Italia-Inglaterra, los ingleses anotaron el 0-1. Trippier desde su banda derecha lanzó un excelente pase cruzado. Desde el vértice del área grande al vértice del área chica. Por ahí entraba el otro lateral largo, Shaw, que fusiló a Donnarumma. Tan solo habían transcurrido dos minutos y esta era la primera posesión inglesa.

El fallo defensivo italiano no desmerece la brillantez de la jugada del gol. Y aprovecho para destacar el campeonato del rojiblanco Trippier. Para mi uno de los mejores jugadores de esta Eurocopa. 

La disposición de Southgate con tres centrales y dos laterales largos, apoyando a sus dos mediocentros, ocupaba todos los espacios y cortocircuitaba a los centrocampistas de Mancini.

A partir del gol Italia dominó aparentemente, porque no creaba peligro ni finalizaba las jugadas. En cambio las subidas por banda de Trippier maltrataban los corazones italianos. Un par de veces encontró apoyo en Sterling

El primer peligro de los azzurri vino de los pies de Chiesa. Una jugada individual. Inició su carrera un metro delante del círculo central, por la banda derecha. Se fue de varios rivales y antes de entrar al área disparó. Se le fue fuera por poco.

Italia salió con otro aire tras el descanso. Finalizando las jugadas. Aunque sus centrocampistas seguían sin estar a su nivel. Jorginho daba la impresión de estar tocado y no parecía consciente que se estaba jugando el Balón de Oro. Barella no era el del Inter y fue sustituido en el 54 (Immobile también). Y Verratti nunca me ha convencido. En los partidos grandes del PSG no le recuerdo (algunos ni los jugó). 

Chiesa en el 61 tuvo el empate en esa jugada suya tan característica: se desembaraza de varios y cuando menos te los esperas suelta el latigazo. Pickford, muy atento, desvió abajo el remate que se colaba. 

La solidez defensiva inglesa -solo un gol en contra durante el torneo hasta ese momento- se traducía en la presencia ofensiva de sus defensas. Desde el gol hasta los saques de esquina que buscaban a sus centrales, auténticas torres.

Se jugaba en campo inglés. Los centrales italianos jugaban delante del círculo central.

En el 65 una jugada de Chiesa termina en córner. Se bota, hay un pequeño barullo y Verratti cabecea. Pickford desvía y da en el poste. El rechace lo recogió Bonucci y empata. 1-1 en el 66.

Southgate reaccionó quitando a Trippier, no tan acertado como en la primera mitad, para volver a defensa de cuatro. Entraba Saka.

Italia seguía presionando arriba. Inglaterra tenía dificultades para controlar el balón y lo perdían. En la tele veíamos a Henderson en la banda, como solución para este problema. Entró por Rice.

En el 73 Berardi (sustituyó a Immobile) tuvo el 2-1. Remató forzado, delante de Pickford, un balón largo llovido del cielo. No llegó con claridad y la tocó como pudo. 

Jorginho carburaba y Verratti se empeñó en dejarme mal. Su fútbol contrarrestaba el poderío físico inglés.

En el 80 se rompió Chiesa. Se retiró del campo. Volvió mermado. Hasta el 85 no entró Bernardeschi. Inglaterra aprovechó esta circunstancia para estirarse, conscientes del estado de Chiesa. No corrían riesgo a sus espaldas.

Sterling, muy flojo anoche, lleva camino de competir con Neymar en exageraciones y piscinazos. 

La segunda mitad se alargó seis minutos. El marcador no se alteró y nos fuimos a la prórroga.

Italia afrontaba el tiempo extra con sus dos centrales con amarillas. 

Si los primeros 45 minutos fueron de Inglaterra y los segundos de Italia, la primera parte de la prórroga estuvo más equilibrada. Henderson era la llave de la mejora inglesa. 

Chiellini salvó a Italia, cruzándose a Sterling en el 96, quien ya se relamía ante el gol que estaba a punto de anotar. Acto seguido Locatelli entraba por Verratti. 

En el 99 entraba Grealish por Mount, de quien no recuerdo ninguna jugada.

Pickford al filo del 103 evitaba con su antebrazo un gol cantado. Despejó el pase de Emerson desde la banda a su área, al que llegaban dos italianos y un tercero por detrás. 

La entrada de Locatelli mitigó el impacto de Henderson. El italiano además aportaba en ataque. 

El primer cuarto de hora de la prórroga no alteró el marcador.

El último cuarto de hora de partido empezó con Inglaterra dominando. En el 110 Sterling se durmió en el área chica y Chiellini, con toda la sangre fría del mundo, le robó limpiamente la pelota. El central emergía como el mejor de los suyos. 

En el 117 Florenzi entraba por Emerson. Y Jordan Sancho calentaba. ¡Qué desperdició tenerle sin jugar! Igual que en semifinales. En el 119 doble cambio: Sancho y Rashford por Walker y ¡Henderson!

Se añadieron tres minutos. Los cinco últimos minutos más los tres de descuento se jugaron en campo inglés. Italia había recuperado el control. Queda por saber si el dominio anterior de Inglaterra fue mérito suyo o los italianos se cerraron para buscar la contra.

Se llegó con 1-1 y pasamos a la tanda de penaltis. Triste y caprichoso final para una Eurocopa de momentos brillantes que merecía mejor desenlace.

Berardi anotó el primero. Kane también.

Pickford se lo paró a  Bellotti (tenía malacara antes del lanzamiento). Maguire la clavó por la escuadra contrario a donde se lanzó Donnarumma. 1-2.

Bonucci anotó. Rashford la estrelló en el palo (había entrado para esto). 2-2.

Bernardeschi marcó por el centro. A Sancho se lo paró Donnarumma (también entrado para esto). 3-2.

A Jorginho se lo rechazó Pickford y luego dio en el palo. Saka tenía la oportunidad de empatar. Pero Donnarumma desvió el lanzamiento. ¡Italia campeona de Europa! Es su segundo título. 

Los dos últimos partidos de Italia los han ganado a los penaltis. En semifinales ante nosotros y ayer la final. Está en su ADN.

Reuters AS

 

 

 

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Tanti auguri (para jugar bien al fútbol hay que venir al sur): Italia finalista

Arrizabalaga AFP AS

Perdida la inocencia,
en el sur se pasa mejor

Parafraseando a la gran Raffaella Carrá, o en realidad a Manolo Díaz autor de la letra en español de «Hay que venir al sur» (adaptación del original italiano «Tanti auguri» que no decía lo que Manolo escribió, pero al referirse al sur de Trieste le sirvió de inspiración y buscó la rima exacta para el pegajoso estribillo de este inmortal éxito): para jugar bien al fútbol hay que venir al sur. Y lo digo tanto por Italia, finalista, como por España, que jugó su mejor partido del torneo.

Luis Enrique, que perdió la inocencia (futbolística) hace tiempo, sorprendió con un once sin delantero centro. La idea, atrevida, en principio parecía buena. Quedaba a expensas del desempeño de nuestros jugadores. Los tres elegidos en ataque fueron Ferran Torres, Dani Olmo y Oyarzabal. Los extremos jugaron a banda cambiada (algo que perjudicó al vasco en la primera ocasión que tuvo, al tener que revolverse para acomodar el disparo y se le echaron encima; en la segunda, en cambio, le vino bien al poder disparar con la zurda según le venía).

Los de Mancini salieron a por todas. Se mascaba la tragedia. Eran un enjambre que se nos echaba encima. No pasamos del círculo central. Estábamos acorralados. A los tres minutos Chiesa ya había estrellado un remate en el poste. La mencionada primera oportunidad de Oyarzabal (min. 12) supuso un respiro. A partir de ahí tranquilizamos nuestro juego y empezamos a controlar un poco el juego. Con nuestra parsimonia habitual. Nuestros tres puntas sí buscaban jugar rápido. Olmo, solo cinco goles en la pasada Bundesliga, puso los uys y Donnarumma en la parada del partido salvó un gol que ya cantábamos. A mi me pilló a medio levantar del sofá.

Perdonen la insistencia, pero a mi la ausencia de Marcos Llorente me parece un lujo, una ventaja para el rival. Y si se pretende que nuestros tres puntas ayudan a los centrocampistas, Llorente es el más indicado para esa labor.

Con España asentada, Italia defendía con dos líneas de cuatro (4-4-2). Y surgió una picardía, porque ellos hace décadas que perdieron la inocencia: balones largos buscando una contra por sorpresa o un error nuestro (de Unai Simón o de un central), pero sobre todo provocar que España saliese desde muy atrás y así adelantar ellos su línea de presión.

La diferencia básica entre ambas selecciones era la velocidad. Ellos juegan rápido. Nosotros sobamos y sobamos la pelota.

El arranque de la segunda mitad mostró a La Roja más veloz e incisiva. Terminábamos las jugadas. Unai Simón nos provocó dos sustos que acabaron en sendos saques de esquina.

Chiesa en el 53 dio el primer aviso, desde la derecha del ataque azzurro. Unai Simón se lució parando abajo un balón que buscaba el palo contrario. Y siete minutos después, a la hora de juego, nos clavó el 1-0. No voy a hacer sangre de los centrales, pero Laporte está en la génesis del gol. En esa contra falló y el rechace le llegó al excelente delantero. Chiesa, esta vez, desde la izquierda controla y marca.

Luis Enrique tenía jugadores calentando. Morata entró en el 61 por Ferran Torres (no muy acertado anoche y flojo en la segunda parte). Mancini, al mismo tiempo, retiraba a Immobile. Entraba Berardi. Tres minutos después Oyarzabal fallaba a puerta vacía. No llegó a tiempo. ¡La que se hubiese liado de haber sido Morata!

En el 69 entraban Gerard Moreno y Rodri por Oyarzabal y Koke (su partido más flojo del torneo y miras que lo estaba haciendo bien hasta hoy). Luis Enrique buscaba ideas y confiaba en un doble pivote. No se le puede reprochar que lo intentase (sin nueve o con doble pivote). Cuatro minutos más tarde se iban Verratti y Emerson y entraban Pessina y Tolói.

En el 77 show de Unai Simone: despeja y rebota en Laporte.

La reivindicación de Morata llegó en el 80. Una buena combinación con Olmo y se planta frente al portero. Con una sangre fría impresionante ajusta al palo corto mientras Donnarumma se vencía al lado opuesto. 1-1.

Morata lleva tres goles en cinco partidos. Y ha fallado menos que Gerard Moreno, Olmo, Oyarzabal o Koke. De estos solo ha marcado Oyarzabal, un gol. Ninguno de nuestros jugadores ha anotado tres.

Entre el 84 y el 85 varios cambios en ambos combinados: Locatelli y Belotti sustituian a Barella y Insigne mientras Marcos Llorente entraba por Azpilicueta. ¡Qué obsesión de poner a Llorente de lateral derecho!

Con 1-1 alcanzamos el final del partido. Fueron 90 minutos intensos de buen fútbol y en varias fases de muy buen fútbol. La segunda parte mejor que la primera, por los goles y por La Roja, que mejoró sus prestaciones, de salida y luego obligada por el marcador en contra.

España afrontaba su tercera prórroga consecutiva. Un esfuerzo tremendo en un espacio tan corto de tiempo.

Ambas selecciones siguieron a lo suyo, fieles a los planteamientos de sus técnicos. Curiosamente, España parecía más fresca. A veces Italia nos recordaba a la vieja Italia. Pero era por méritos de España.

Tuvimos dos oportunidades: la primera en un barullo tras un remate de Morata rechazado y en el 101 de nuevo con Morata de protagonista, cuyo medio remate llegó a Llorente que no pudo consumar.

El resultado no se movió en los primeros 15 minutos de la prórroga. Y nosotros físicamente parecíamos más enteros.

Thiago reemplazó a Busquets para la segunda parte de la prórroga y Bernardeschi a Chiesa en el 106. Dos minutos después se rompía Eric García en una contra italiana. Entró Pau Torres. En el 109 anulaban un gol de Italia por fuera de juego. Era claro y no hubo protestas.

Nuestro problema a partir de ese momento es el que señaló Kiko en TV: habíamos perdido fluidez. Nos pesaban las piernas. Ahora eran ellos los que estaban más frescos.

En el 114 un providencial tacón de Pau Torres nos libró de un gol seguro. Despejó en última instancia cuando el pase llegaba al delantero rival, que se plantaba solo frente a Unai SImón.

No se movió el marcador. Y a los penaltis. España volvía a jugarse el pase desde el punto de penalti. Nos fue bien contra Suiza. Unai Simón paró dos.

Unai Simón paró el primero a Locatelli. Dani Olmo la mandó alta.

Belotti marcó. 1-0. Gerard Moreno también. 1-1.

Bonucci anotó engañando a nuestro portero. 2-1. Thiago, con mucha clase, hizo lo mismo. 2-2.

Bernardeschi la metió por la escuadra. 3-2.  Donnarumma se la paró a Morata. Si marcaban ellos estábamos fuera de la final. Como nosotros ante Suiza.

Jorginho no falló. Se lució!!!

Italia es el primer finalista de la Eurocopa 2020. En unas horas conoceremos su rival.

Para España llegar a semifinales ha sido un éxito. Aunque nos vayamos con el amargo sabor de caer en los penaltis, después de haber jugado nuestro mejor partido. Enfrente teníamos a los mejores del campeonato y hemos estado a un paso de la proeza.

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