Miguel Ríos, en su celebración de los 40 años del “Rock & Ríos” del marzo pasado en dos conciertos históricos en el WiZink, contó con varios invitados. Representaban a todas las generaciones del rock español. Para la versión 2.0 de “Nueva Ola” Anni B. Sweet fue la elegida. ¡Gran elección!
Es el segundo single extraído de lo que será el próximo gran trabajo de Miguel Ríos: «Rock & Ríos and cia. 40 años después«.
Recuerden que Miguel Ríos cerrará 2023 con una gira con esta celebración y que las entradas ya están a la venta.
Miguel Ríos y sus aliados volvieron a hacerlo. Lo de Miguel, a sus espléndidos 77 años camino de los 78, entra dentro de lo sobrenatural. ¡Qué fuerza, qué derroche de energía! ¡Y la voz! Pleno de facultades cada vez canta mejor. Anoche repitió su excelente actuación del día anterior. Dos noches seguidas dándolo todo, empujado por su público, los aliados de la noche. Además de los otros aliados, los excelentes músicos que forman la banda de esta celebración de los 40 años del «Rock & Ríos» más los artistas invitados.
Los asistentes de ambas noches estuvimos entregados desde los primeros acordes. Los de ayer fuimos los mecenas, como nos definió Miguel desde el escenario. Porque agotamos las entradas del WiZink rápidamente, propiciando una segunda fecha (la del viernes). No se trata de establecer un concurso de fidelidad o de quiénes son más fans, mas los hechos son los hechos.
Comentaba después del concierto con Javier Vargas y Osvi Grecco (a quien hacía tanto tiempo que no veía que le deseé un feliz siglo), la excelente cosecha de guitarristas eléctricos del país. En el país de la guitarra ni más ni menos. Y lo acontecido con la española, clásica o flamenca sucede también con la eléctrica. Repasé de memoria una breve lista que incluía a los que han pasado por las bandas de Miguel Ríos, incluidos los de estos 40 años del «Rock & Ríos» que además de los fijos contaron con la presencia de dos fieras como el mencionado Vargas y Jorge Salán (excepcionales ambos las dos noches), Los Canarios, los de la música progresiva catalana, los tres de Loquillo (con mis queridos Igor Paskual y Josu García) o el gran Ray Gómez. Salvador Domínguez, el gran ausente (reemplazado por Salán), es otro nombre que además de sus proyectos ha militado en bandas de Miguel y en Canarios (aparte de Los Pekenikes). Antonio García de Diego miembro de la banda original del «Rock & Ríos» también estuvo en Canarios. Precisamente respecto a Antonio descubrí hace poco sus problemas con los dedos, algo tremendo para un guitarrista. Cuando me acerqué con Miguel a lo de Paco Gento me enteré del problema. El hijo mayor de la leyenda blanca le comentó a Miguel que lo de Antonio estaba camino de solucionarse. Anoche Antonio me contó el calvario que pasó. Afortunadamente superado. Todos los guitarras con los que hablé tras el concierto citaban a John Parsons. Y también alabamos la labor de José Nortes, apoyo fundamental de Miguel Ríos, cuya labor a la guitarra a veces se olvida. Al igual que Parsons siempre está ahí.
La gran diferencia entre ambos conciertos estuvo sobre el escenario y en parte fue técnica. Ayer músicos e invitados se escucharon mejor, algo que afecta especialmente a quienes cantan. Pero como me dijo Vargas cuando «pisas el escenario tienes que darlo todo incluso en las peores circunstancias. No valen las excusas». Esto Don Miguel lo sabe a la perfección y su entrega superó las dificultades del viernes. La otra gran diferencia fue que ayer estaban más rodados. Se notó mucho en algunos de los invitados que repitieron como Anni B Sweet o Rosendo. Ella no tiró del comodín del sonido y enarboló la bandera de la sinceridad: «No me había visto nunca frente a tanta gente. Estaba nerviosa y me olvidé del principio de la letra. Me quedé en blanco. Hoy ha sido distinto, los nervios quedaron superados». Rosendo por su parte volvió de su retiro de la música para participar en la fiesta de Miguel Ríos. El «Maneras de vivir» y su presencia entusiasmaron al respetable. Fue uno de los momentos cumbres de los conciertos. En el primero estuvo menos suelto que en el segundo. El primero fue «como un buen ensayo general» según me dijo Carlos Narea, a quien me encontré el sábado a primera hora de la tarde debajo de mi casa (venía a recoger a su hijo Pablo, uno de los dos bateristas, que está viviendo en el portal de al lado). Y recordamos que hace 40 años sucedió lo mismo. Los problemas del primer día quedaron superados el segundo. No puede haber más fidelidad cuatro décadas después.
Otras diferencias fueron en los invitados. Por ejemplo, Carlos Tarque estuvo el viernes pero no pudo ayer. La gran Rebeca Jiménez no pudo el primer día (tenía un bolo en Barcelona) y anoche nos cautivó, como siempre, en «Reina de la noche«. Eva Amaral también estuvo mejor el 12. Y se notó sobre el escenario cuando ella y Miguel se arrancaron a bailar durante «El río«, superadas las dificultades del 11. Se la notaba más suelta y disfrutando con el momento. Pasó lo mismo con Alejo Stivel, mejor ayer. En cambio su compañero Ariel Rot anoche tuvo problemas al principio porque no le sonaba la guitarra en el «Sábado a la noche» de Moris. Fueron apenas unos segundos.
Johnny Cifuentes de Burning también estuvo más cómodo ayer en su «Mueve tus caderas«. Lo mismo puede decirse de los Vetusta Morla, Pucho y Guille Galván, que lo bordaron en «Extraños en el Escaparate«. Y de los Topo en su emocionante «Mis amigos dónde estarán«. En cambio a mi parecer Mikel Izal estuvo mejor el viernes. Quien estuvo espléndida los dos día fue Lucía Ruibal.
La hija de Javier Ruibal, presente también los dos días, me impresionó. Suele suceder que cuando descubres algo por primera vez quedas deslumbrado por el impacto recibido. Lo difícil es que esas sensaciones iniciales se repitan una segunda vez. Pues con Lucía Ruibal me sucedió. Y así se lo dije, entregado a su arte. La fina estampa de la bailaora, su presencia, sus taconeados, sus movimientos de brazos y el juego final con el mantón volvieron a tocarme en lo más hondo.
Víctor Manuel, quien derrocha sabiduría y veteranía a raudales, estuvo enorme en los dos recitales. Su letra del «El blues del autobús» es todo un clásico de nuestra música popular.
Ovidi Tormo, cantante de los valencianos Los Zigarros, solo estuvo el sábado. Al igual que Javier Bardem.
Nuestro laureado actor voló desde Los Ángeles para el evento. Aterrizó el mismo sábado para arrancar el concierto con «Bienvenidos«. Un reto al que se sumó Lua, la hija de Miguel Ríos. La salida al escenario de Bardem actuando como el Miguel de hace 40 años fue recibida con una estruendosa ovación. La primera de las muchas que hubo a lo largo de la noche. Vicente Paniagua, mi aliado anoche, tomó esta instantánea desde nuestras localidades. Recoge el primer momento en que cantaron juntos.
Cantar con Miguel Ríos es un reto para cualquier cantante. Porque el maestro granadino es el mejor. Así que imaginen lo que debió de pasar Bardem, sobre todo en un himno como «Bienvenidos«. Salió airoso del trance en la opinión mayoritaria del respetable. La alegría de verle superó sus limitaciones. La foto de Juan Barbosa publicada en El País es el documento gráfico profesional del momento.
Asumo que se habrán percatado que toda esta ristra de elogios tienen un artífice, que no es otro que Miguel Ríos. Grande entre los grandes, su esfuerzo, sus ganas, han sido esenciales para poner en marcha esta fiesta del rock español, celebrando los 40 años del «Rock & Ríos«. Igual que hace cuatro décadas con los conciertos originales. Indudablemente hay un equipo detrás, a los que el propio Miguel agradeció, pero es él quien lidera la operación. Su público, nosotros, se lo hemos agradecido llevándolo en volandas dos noches seguidas. Agradeciéndole con pasíon la suya, la que despliega en todos sus emprendimientos. Hemos estado con él de principio a fin al igual que él con nosotros. Abriendo caminos.
Habrán podido comprobar que no he seguido el orden del repertorio interpretado. Me he dejado llevar por las emociones y los recuerdos. Esta parte emocional es el denominador común de ambos conciertos, tanto por parte de músicos como de público. Por esto mismo he dejado para el final el «Himno a la alegría«, cuyo mensaje es tan necesario desde hace siglos. En los dos conciertos encendimos el WiZink durante esta canción. Y representa una metáfora perfecta del paso del tiempo. Hace 40 años eran mecheros y ahora son móviles los que iluminan nuestras emociones.
P.D.: la foto del encabezado, de Ricardo Rubio de Europa Press, es del concierto del viernes 11 de marzo.
«Juramento» era y es una de mis canciones favoritas del espléndido último álbum de Anni B Sweet «Universo por estrenar«. No solo es un temazo, también tiene un estribillo muy pegadizo. Me encanta que ahora vea la luz como sencillo y videoclip.
Las imágenes del directo fueron rodadas durante su presentación en Madrid el pasado 15 de noviembre.
En este recorrido por discos excelentes de 2019, que se me han traspapelado, le toca el turno a Anni B Sweet y su «Universo por estrenar«. De los cuatro es el más antiguo, porque es de antes del verano. Lo conocía de escucharlo y disfrutarlo por Spotify, sobre todo tras ver su magnifica actuación en La hora musa de La 2. Hasta que hace un par de semanas se lo pedí a Carlos Galán. Y madre mía que pedazo de disco. ¡Cómo suena! ¡Qué cantidad de matices y sonoridades que no aprecié en las escuchas por streaming! Evidentemente no son lo mismo una escucha que otra.
La malagueña Ana Fabiola López, nombre real de Anni B Sweet, ha dado un rumbo drástico en su carrera. Del folk pop de chica con guitarra cantando en inglés ha cambiado de idioma y se ha pasado a la psicodelia pop, o neopsicodelia como dice ella que lo llaman ahora. El cambio estetico siendo importante es algo formal, muda el envoltorio. El cambio de fondo, el profundo, es cantar en español. Afecta directamente a la composición. Esto quizás explique el tiempo transcurrido entre este «Universo por estrenar» y su anterior trabajo «Chasing Illusions» (20015).
La producción de James Bagshaw, líder de los británicos de The Temples, se me antoja decisiva en el empaquetado sonoro de «Universo por estrenar«. Y le da un toque tan atractivo como contemporáneo, realzando las canciones de Anni B Sweet (y no como sucedió con la ridícula elección del desconocido músico argentino para producir el álbum de Amaia).
El alto nivel de estas nuevas composiciones de Anni B Sweet me ha impresionado. Además de las dos de los videos hay otras a destacar. Como «El tiempo«, una ranchera, que cierra el disco. O «Juramento» que versa sobre el maltrato psicológico, de gente tóxica («Toda esa gente que te hace sentir mal sin venir a cuento. Que te han hecho pasarlo mal sin conocerte, gente que te critica sin conocer de ti, gente cercana que se aprovecha de tu forma de ser, gente que disfruta de hacer daño e incomodar»). Cito tan solo estas canciones, cuatro, por no ponerme pesado y enumerarlas todas. «Universo por estrenar» es un discazo y por tanto todos los temas son muy buenos.
Por varias razones (fiestas y viajes) se me han traspapelado cuatro discazos. Básicamente porque he tardado en conseguirlos. Se trata del «Érase una vez» de Depedro, «Universo por estrenar» de Anni B Sweet, «La pasión según Igor Paskual» de Igor Paskual y «Africa Speaks» de Santana (con Concha Buika). En los próximos días los reseñaré siguiendo mi orden cronológico, que no es el de su edición. Es decir, de cuando me hice con ellos fisicamente. Comienzo con «Érase una vez«, el primero que tuve.
«Érase una vez«, título del último álbum de Depedro (Jairo Zavala) es a su vez el de un poema de José Agustín Goytisolo musicado por Paco Ibáñez. Me parece un acierto hacer una versión de este tema. El resto de las canciones están compuestas por Depedro.
Hace meses, cuando se editó «Érase una vez«, leí un comentario de Paco Martín rendido ante el talento de Zavala. Venía a decir que Depedro era el gran talento que la mayoría del público español aún tenía por descubrir. Viniendo de Paco, un peso pesado de la música española, esto son palabras mayores.
2019 fue un gran año para Depedro. Culminó la gira de «Todo va a salir bien«, su anterior álbum», con llenos consecutivos en La Riviera. Meses después editaba este «Érase una vez» precedido por el sencillo «Quiero descansar«, un temazo.
«Érase una vez» es prácticamente un álbum conceptual, dedicado a la infancia. Los niños son los grandes protagonistas. Y el disco rebosa sensibilidad, sutileza y una enorme delicadeza por los cuatro costados. Los arreglos son sencillamente magistrales. Arropan las canciones, dan profundidad, realzan las emociones que surgen de los textos y de la interpretación.
Además de autor y músico quisiera destacara que Depedro es un gran cantante. Probablemente sea una obviedad decir esto y ya lo sepan. Pero nunca está de más recalcarlo.
Es complicado destacar alguna canción sobre otras. Es especialmente difícil elegir una para cerrar este post. He seleccionado «Dragón alado«. Otra pequeña joya de este discazo de Depedro.
Esta semana Anni B Sweet presentó tres de sus nuevas canciones, de su último álbum «Universo por estrenar» (Subterfuge, mayo 2019), en el programa de la 2 «La hora musa«. Hubo una cuarta que fue toda una sorpresa: una excelente versión del «White Rabbit» de la Jefferson Airplane. Toda una declaración de intenciones, eligiendo un himno de la psicodelia de mediados de los 60, para posicionarse estéticamente de cara a esta nueva producción. De la banda que la acompañó me impresionó Julia Martín-Maestro, la batería (miembro de Rufus T. Firefly, la banda de Aranjuez).
«Universo por estrenar» es la primera grabación de Anni B Sweet en español. De entrada, dejar de cantar en inglés ya representó una gran noticia. Aunque la influencia y ascendencia anglo en la música de la malagueña sigue patente. Y fue James Bagshaw, líder de los británicos Temples, quien se encargó de la producción (y además girará con ellos por Europa). La grabación se efectuó entre Londres y Granada. Lo cortés no quita lo valiente.
Anni B Sweet actuó esta semana en Madrid. Mañana estará en Ámsterdam, pasado en Bruselas y el 20 en París, el 24 en Milán y luego Praga, Berlín, Hamburgo, Copenhague y Colonia para volver a Madrid, el 18 de diciembre en el WiZink.