El poderío de Pedro Sánchez se acrecienta por Europa. Es la dictadura sanchista. Su mandato imperial para el uso de mascarillas en exteriores se extiende a Italia.
IDA, la caverna mediática, la derechona y los sabelotodo, criticaron la medida para España. Quedo a la espera de las documentadas opiniones de todos ellos sobre lo de Italia. O los cierres en distintos países del norte de Europa (nosotros no hemos cerrado).
Parece que las voces críticas, a las mencionadas anteriormente hay que añadir las de cocainómanos, fumadores, defraudadores fiscales y mangantes, olvidaron que aquí no nacemos distanciados como en el norte de Europa. En cambio tendemos a la aglomeración, somos afectuosos y elevamos mucho el tono de voz. Igual que en Italia.
Por regla general, con las excepciones conocidas, hemos respondido muy bien como ciudadanos al uso de las mascarillas. No formaban parte de nuestra cultura (en extremo oriente sí). Merkel en su última visita a España lo comentó sorprendida, al ver a tanta gente con mascarilla. Amigos franceses me contaron que en París circulaba un chiste: «¿Cómo reconocer a un español por la calle? Es el que lleva mascarilla». Recuerdo que en este blog apunté que comencé a usar dos mascarillas. Con el paso del tiempo hubo más gente que lo hizo. Hace unos días La Mundana me comentó que había visto peña con ¡tres mascarillas!
No voy a entrar en el tonto-debate de la medida sobre la obligatoriedad del uso de mascarillas en exteriores. No estoy capacitado para ello. Y tampoco me creo superior a los gobiernos de España e Italia.