
Unas breves líneas sobre el posible rebrote, una segunda ola del coronavirus, y los repuntes. Sobre estos últimos decir que ya se están produciendo. Que lo sepamos significa que tenemos capacidad para detectarlos e intentar aislarlos. Algo fundamental porque la propagación de estos repuntes podría ser una de las causas de un rebrote.
Decía que iba a ser un breve apunte para no amargarles el sábado. Tampoco pretendo sembrar la alarma. Pero me veo obligado a compartir ciertos temas. El primero, conocido por todos, es el riesgo cierto de una segunda ola. El segundo, también sabido, es que la mayoría de nuestros expertos coinciden en aventurar el otoño como previsible fecha para el rebrote. Pero, ay, el tercer tema es el peliagudo.
Este tercer tema, comentado en privado por varios expertos, es la inminencia de un posible rebrote. Lo sitúan tan pronto como julio. No se atreven a hacerlo público por variadas razones. Entre ellas no alarmar innecesariamente por si están errados, que podrían estarlo como reconocen. El clima hostil creado por la oposición, los medios golpistas y sus siervos tampoco favorece a la difusión de estas opiniones. Un ejemplo claro al respecto fue una entrevista a Margarita del Val, allá por el mes de abril, donde comentaba que estaba investigando sobre una segunda ola. Las redes se inundaron de listos (que no de listas) poniéndola a caer de un burro. Lo más suave que comentaron fue que más valdría dedicarse a lo de ahora en vez de a lo que podría venir. El asno español siempre tan previsor… Del Val no ha vuelto a mencionar públicamente el tema. Un daño colateral de la hostilidad cavernícola, hacia los científicos, es su silencio para no ser presos de sus palabras y opiniones. Porque los retrógrados parecen olvidar un principio básico de la Ciencia, prueba y error, y desprecian a quienes manifiestan no saber de algo, porque ellos (ellas también) conocen profundamente todo, absolutamente todo. Es lo que llamo el síndrome del tertuliano. Son precisamente la gente de Ciencia quienes más usan el «no sé» o el «aún no sabemos». Y en esto del coronavirus todavía estamos en pañales. No hay vacuna ni siquiera tratamiento, que en mi modesta opinión debería ser la prioridad. No desprecio, ni mucho menos, las investigaciones sobre la(s) vacuna(s), pero saber tratar a los afectados de Covid-19 parece tan indispensable como urgente. Y acumulamos experiencia, a nivel global. Son más de tres millones y medio de recuperados sobre un total mundial de 7,6 millones de contagiados. Volviendo al asunto de la hostilidad hacia los expertos, ya tratado varias veces en el blog (Fauci, Simón, Drosten, etc.) hay otro aspecto: estas opiniones sobre un rebrote inminente (estamos a poco más de dos semanas del mes de julio) implican otra derivada, la del clima como factor. Cuando no está claro al 100% el impacto del calor sobre el virus y su propagación, una afirmación de este tipo, rebrote en julio, podría dejar en entredicho varias investigaciones en curso sobre el asunto. Y si algo no quieren estas voces autorizadas es crear falsas polémicas.
Dicho todo lo anterior entenderán que no mencione las fuentes y mantenga el anonimato de estas voces autorizadas. Y por el bien de todos espero que estén en un error.
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