El gol del Espanyol y el anulado al Athletic de Bilbao muestran dos varas de medir. Una para el Real Madrid y otra para el Barça. Comprendo que los demás equipos se lleven las manos a la cabeza cuando los dos grandes del fútbol español se quejan de los arbitrajes. En realidad los medios solo reflejan estupor cuando es el Madrid el que se lamenta. La complicidad con los azulgranas siempre me ha llamado la atención (muchos rojiblancos en las radios).
El caso es que a poco de iniciarse el partido en el Bernabéu Tchouaméni es objeto de falta en las inmediaciones del círculo central. El Espanyol se hace con el balón y acaban marcando el 0-1. El VAR no dijo nada. En San Mamés Iñaki Williams empata en el 86. La jugada se había iniciado cuando Muniain en un salto frenaba un ataque culé a escasos metros de su área. El sospechoso habitual González González, que estaba en el VAR, llama la atención al árbitro sobre una mano de Muniain en el salto y que nadie había visto. Teniendo en cuenta las dimensiones del campo del Athletic estamos hablando de una jugada de unos 70 metros. ¿Y se anula un gol por una presunta mano en el inicio de la jugada? En el salto De Jong eleva su pierna excesivamente y su bota golpeó la mano de Muniain (falta: juego peligroso). Luego está por ver si es hombro o mano (brazo). O si da primero en el hombro y luego en el brazo o es al revés. El caso es que Gil Manzano optó por lo más fácil y rentable: favorecer al Barça. Es a lo que están acostumbrados desde los tiempos de Enríquez Negreira y su jefe Sánchez Arminio (¿de verdad el exjefe de los árbitros va a salir de rositas del caso Negreira?).
Es fantástico seguimos igual, ahora sin pagar?
Pagando o no pagando es la resaca de la etapa de Enríquez Negreira y Sánchez Arminio. De la que quedan vigentes modos y arraigadas ciertas costumbres. Aparte de la herencia de Clos Gómez al frente del VAR!!!