La victoria por un 1-0 del Atlético de Madrid en el derbi reduce la ventaja del Real Madrid a 17 puntos. A ver si la polémica sobre el pasillo sirvió para ocultar los 20 puntos de diferencia de antes del partido. El triunfo rojiblanco también sirvió para certificar su posición de Champions, asegurando así su nueva frustración la próxima temporada en la máxima competición europea. Le sacan seis puntos al Betis, el único perseguidor, con tres partidos por jugarse.
No me gustó el Madrid. La mejor noticia es que no hubo lesionados (con la excepción de Mariano, baja durante el calentamiento y por tanto no imputable al rival). Y eso que hubo al menos dos situaciones graves. La primera una brutal entrada de Savic sobre las dos rodillas de Nacho (al que machacaron durante el tiempo que jugó de lateral izquierdo). Corrían los primeros minutos del encuentro y el defensa no vio la roja. Ni la amarilla. La segunda fue una patada de Cunha en la cabeza de Vallejo. Tampoco hubo tarjetas. Pues nada… Por eso menciono que el acabar sin lesionados es todo un triunfo.
Del Madrid solo me gustaron dos jugadores. Uno fue Nacho, tanto de lateral como cuando pasó a central tras la entrada de Mendy. Incluso pudo anotar (ya jugando de central): saltó demasiado y a destiempo. En vez de cabecear la dio con el hombro. El otro fue Fede Valverde que salió a la hora de juego. Metió energía y empuje y buscó el gol. Sus tres disparos desde fuera del área crearon peligro. Y dos de ellos obligaron a Oblak, que estuvo muy acertado en las pocas veces que le agobiamos. Estas ocasiones más un mano a mano de Jovic, finalizando la primera mitad, una falta lanzada por Marco Asensio en la segunda parte que Oblak consiguió desviar y un fallo de Casemiro, también en los segundos 45 minutos, en inmejorable posición, fueran las escasas ocasiones blancas.
En cambio el Atleti tuvo muchas. Una de Correa nada más arrancar el encuentro. Dos de Carrasco que se fueron fuera. El penalti que transformó Carrasco. El propio Carrasco se encontró con el palo, en la segunda mitad, cuando Lunin estaba batido. La aparición de Griezmann dio movilidad al ataque local y su presencia era un peligro constante en las contras, cuando en el último tercio dominaba el Madrid.
Si Carrasco, la fuerza de Kondogbia y el eterno Koke, fueron los mejores en mi opinión, dos héroes blancos del miércoles pasado, Rodrygo y Camavinga, fueron las grandes decepciones. Asumo que los festejos y su juventud les pasaron factura.
El Atleti se tomó el partido en serio y le metió intensidad, marca de la casa. Respecto al Madrid les pongo un ejemplo personal que define nuestro estado de ánimo: de coincidir el final de la final de Alcaraz con el inicio del derbi me quedaba a ver el tenis. Afortunadamente Alcaraz tuvo el buen gusto de despachar su partido en solo una hora. Lo cual además le permitió llegar a tiempo al Wanda.