Miedos y prevenciones

Enjaulado

Ayer tras mi primera intervención en el MIMES de la Carlos III de Madrid (curso 2021/22), dedicada a Atlantic Records, me fui a tomar algo con Nacho Gallego, codirector del máster. No nos veíamos desde antes del verano y quería conocer de primera mano la experiencia de su veraniego viaje italiano. Ambos, y nuestras respectivas (curiosamente se llaman igual), somos viajeros. Nacho y yo nos recomendamos sitios. Gracias a él conocí a la Orquesta Típica Fernández Fierro y su club de conciertos en Buenos Aires, el Club Atlético Fernández Fierro (CAFF). O la que probablemente es la tienda de discos más bonita del mundo, en Florencia. Al menos es la que tiene las mejores vistas, a la catedral de Florencia. 

Venecia les deslumbró como a nosotros. Salieron súper satisfechos del restaurante que les recomendamos (al que nosotros nunca hemos conseguido ir) y de los bares de tapas venecianos que les aconsejamos. Por otra parte tanto Nacho como yo (y La Mundana) echamos de menos Buenos Aires. Y ahí le comenté sobre mis miedos y prevenciones. 

No me resulta cómodo pensar en un viaje en avión. Y mucho menos en uno con tantas horas de vuelo. En nuestra agenda fija de viajes hemos anulado nuestra tradicional visita navideña a Nueva York (el año pasado y este), y en este 2021 han quedado suspendidos nuestros viajes anuales a Venecia y a la misa cantada del día de Reyes en Florencia.

De hecho en este 2021 solo he salido de Madrid ciudad en tres ocasiones. A Quintanar de la Orden (Toledo), a la Fundación Amelia Moreno con motivo de los 10 años del fallecimiento de Amelia. Fue en septiembre (este verano no fuimos a ningún sitio y el año pasado nos escapamos una semana a Cantabria, con Santillana como base de operaciones). La segunda salida fue ayer, a Getafe (Universidad Carlos III). Y la tercera ha sucedido esta mañana, a la Ciudad de la Imagen en Pozuelo de Alarcón, para pasar la ITV del coche.

Le comentaba a Nacho que mis miedos y prevenciones no solo son los viajes en avión. Se extienden a los interiores de bares y restaurantes. Ayer estuvimos en una terraza. Aunque esté vacunado (la tercera dosis me la pusieron el jueves pasado).

Repasando me di cuenta que solo he estado dos veces dentro un restaurante: en El cisne azul con Carlos Galán y Cristóbal Hueto (solo estábamos dos mesas, cada una a un extremo del local), y en el Julián de Tolosa con Carlos Galán, rodeados de tres mesas de un familión mexicano. Un diablillo este Carlos, como el del logo de su Subterfuge. En cuanto a bares solo he entrado en un par, con Esteban Hernández. Fuimos a ver un partido de baloncesto del Real Madrid de Euroliga. Me había invitado Vicente Paniagua y me llevé a Esteban, gran aficionado al deporte de la canasta. Después del encuentro nos fuimos a tomar algo e intercambiar impresiones de la realidad sociopolítica y cultural. Vi cosas que no me gustaron. Como la carencia de un concepto fundamental, el de la ventilación. Esos bares de tubo son las cuevas del bicho. En uno de ellos nos asomamos y salimos pitando. Esteban asumo que por el reguetón que atronaba. Y yo porque no concibo que en épocas de distanciamiento social el perreo colectivo sea lo más adecuado. Otra cosa que no me gustó fue el ambiente de fiesta, fuesen pandillas de amigos (como en el sitio que evitamos) o de compañeros de oficina. El aspecto positivo es que estuvimos en un local con limitación de aforo, donde se respetaba el distanciamiento. Pero tras esa noche no he vuelto a salir….

Comprendo que mis paranoias son como el DNI, propias e intransferibles. Mas siendo de varios grupos de riesgo mis miedos y prevenciones son mi única defensa. Las vacunas también, por supuesto.

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Archivado bajo Cultura, Deportes, General, Madrid

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