¿Irá España de menos a más en esta Eurocopa? Hay signos esperanzadores, como la vuelta de Busquets que además mejora el rendimiento de Pedri, el estado de forma de Koke y Jordi Alba o el afianzamiento de Azpilicueta en el lateral derecho (esto último es un deseo, pero no creo que Luis Enrique vuelva a las andadas tras el rendimiento del último partido). Nuestros puntos débiles siguen siendo la portería, la pareja de centrales, encontrar hueco a Marcos Llorente en el once y Morata. Igual la solución pasa por sentar al delantero centro y dar entrada a Llorente por la derecha con Gerard Moreno en la punta de ataque. El estado anímico de Morata parece bajo. ¿Es mejor sentarle o seguir apoyándolo de titular? La fase de los experimentos ya pasó. A partir de hoy ya todo son finales. Un tropiezo y a casa.
Esta selección de suplentes ha logrado el primer objetivo: clasificarse para octavos. Pero no ha conseguido ser primera de grupo, que nos llevaría a enfrentarnos a Ucrania. Un rival más asequible que el de hoy, Croacia. Subcampeona del mundo. Conseguir una plaza en cuartos de final sería un logro para estar satisfechos. Y a partir de ahí todo lo que venga sería un éxito. No llegar a cuartos es un pinchazo. Atribuible a nuestros deméritos en la fase de grupos.
En este tipo de torneos las selecciones triunfadoras van de menos a más. Lo contrario es como la gaseosa. Miren a Países Bajos o a la misma Italia, cuyo fútbol fue el más vistoso hasta que se toparon con Austria en octavos y se clasificaron por los pelos, tras una prórroga (y un penalti no señalado, que de haberlo materializado los austriacos les hubiera mandado a casa).
A partir de octavos el rol de los guardametas es clave. Donnarumma fue un bastión para Italia, como lo fueron Courtois para Bélgica y el meta checo. Hoy toca confiar en Unai Simón.
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