Muchos de mis contactos de Facebook recuerdan que tal día como hoy de 2002 fallecía Carlos Berlanga. Tuve el honor de conocerle y de trabajar con él.
Las primeras noticias suyas que tuve fueron cuando formaba parte de Kaka de Luxe, grupo semillero de lo que luego se conocería como La Movida. Me llevó Vicente Mariskal Romero a verlos. Fui con Julio Palacios y el director de Epic, mi jefe (y su señora). No tocaban nada y Carlos estaba escondido detrás de un bafle, lo más atrás posible. No cuajó y El Zurdo tampoco estuvo muy fino desde el escenario. Vicente les grabaría unas maquetas para Chapa y años después se editaron.
Luego vinieron Pegamoides y DInarama y éxitos masivos como «Bailando«. Tras la mala acogida que tuvo su primer LP en solitario «El ángel exterminador» despareció de la escena musical. Sus problemas personales tampoco ayudaron.
Años después Pablo Sycet, diseñador/poeta/pintor, me habló que Carlos tenía nuevas canciones. Para mi el proverbial buen gusto de Pablo era y es santo. Su palabra también. El logo de Compadres (mi sello discográfico) era suyo y también nos hacía la cartelería y los anuncios de prensa. De hecho, era el diseñador freelance de la compañía. Y nos puso en contacto. Carlos y yo congeniamos enseguida. Además, el repertorio era excelente. Enseguida tuve claro que ese disco, «Indicios«, podría significar el salto que anhelaba dar con Compadres. Como así fue. Para más detalles sobre ese álbum, que ha pasado a la historia del pop español, recomiendo la muy documentada entrada de Wikipedia. Destacar la labor de Juan Manuel Sueiro en la producción y programación, la de Paloma Olivé en las letras, las colaboraciones de Vainica Doble y Ana Belén, el mastering de Ian Cooper en los estudios Metropolis (Londres) con Paco Trinidad, y por supuesto la portada de Pablo Sycet, homenaje al «Wave» de Antonio Carlos Jobim.
Las fotos de Domingo J. Casas que ilustran esta entrada corresponden al día de la firma con Compadres. Nos acompaña Mamen Turmo, la comadre en jefe, sin la cual Compadres y luego los comienzos de Edel (tras la compra de Compadres) no hubiesen sido los mismos.