A proposito de la nueva Ley de Educación, la conocida como Ley Celaá, recuerdo las sabias palabras atribuidas a Leonard Cohen: «A veces uno elige de qué lado estar simplemente viendo quiénes están del otro lado». Me quedó muy claro con la convocatoria de la manifestación contaminante de coches del pasado fin de semana, Y de las críticas que esta ley está recibiendo del Partido Popular, Ciudadanos y Vox.
Las palabras de Pablo Casado, teniendo en cuenta la fama de gafe que arrastra, es un brindis al sol. Lo dice en noviembre de 2020 cuando no tiene ninguna posibilidad de llegar al gobierno. Y salvo un imprevisto, y un inmediato adelanto electoral, le quedan años antes de poder optar a formar gobierno.
Luego tenemos las campañas de bulos y falsedades. Los voceros mediáticos y en redes sociales se han lucido sembrando mentiras. La más grave, en mi opinión, es la referida a la denominada educación especial.
La hemeroteca es lo que tiene. Y también puede aplicarse al concepto de la educación concertada. Conviene recordar que se estableció en España en 1985, bajo un gobierno socialista presidido por Felipe González. Aprovecho y lanzo una sugerencia: como en el caso de la Iglesia Católica sugiero que en la declaración de Hacienda se establezca una casilla para la concertada. Quien quiera contribuir con sus impuestos a la misma que la marque. Y quienes no estamos por la labor la dejamos en blanco. Esto sí es libertad. Libertad de elección.
Tampoco creo que esta nueva ley sea peor que la anterior, la de Wert. Algo prácticamente imposible.
No he leido el texto de la Ley Celaá. Ni falta que me hace y vuelvo a la frase del principio, atribuida a Cohen: «A veces uno elige de qué lado estar simplemente viendo quiénes están del otro lado».