
Anoche terminó la convención del Partido Demócrata y me dejó la misma sensación que el Real Madrid tras la reanudación de la Liga: en ambos casos la adaptación al nuevo formato, sin público, ha sido asombrosa. El Madrid encarriló su marcha triunfal en los cuatro primeros partidos. ¿Sucederá lo mismo con la candidatura de Joe Biden y Kamala Harris, tras estas cuatro jornadas de la convención de su partido?
Las convenciones de los dos grandes partidos son espectáculos con globos, confeti, delegados estatales ocupando el recinto y haciendo mucho ruido con sus cánticos y eslóganes. Nada de esto era posible en las actuales circunstancias, por la pandemia. Para mi gusto esto es una ventaja. No soy partidario de las americanadas. Me parecen una horterada. El caso es que los responsables de la convención se adaptaron a las circunstancias y produjeron un show pensando en la audiencia televisiva (y la de Internet). A mi entender acertaron de pleno. Dejaron un nivel muy alto para el Partido Republicano que tiene su convención la semana que viene.
Las cuatro noches fueron temáticas. Por ejemplo, en la primera la diversidad étnica fue el hilo conductor y en la tercera las mujeres (coincidiendo con la nominación de Harris como aspirante a la vicepresidencia). Anoche todo giró alrededor de la figura de Biden, tanto en su perfil político como en el humano. Precisamente este último aspecto es uno de los puntos fuertes del candidato Demócrata. Su capacidad de empatía y resiliencia, superando varias desgracias personales, fueron mostradas con mesura. Sin alardes. Los testimonios personales de gente normal y familiares, incidieron en el concepto clave que el partido quería mostrar: las emociones. Vendieron calor humano, refrendado por un político cercano. Lo ha sido siempre a lo largo de su larga carrera. Esta aproximación respondía al lema propuesto.
El lema de la convención fue todo un acierto: We the people (Nosotros la gente). Son las primeras palabras que aparecen en el texto constitucional de EEUU.
Es obvio que una convención tiene fines electorales. En este caso se presentaba el ticket electoral Biden/Harris. Cumplieron con creces con su objetivo. La plataforma de lanzamiento, la convención, ha lanzado la propuesta. Ha dejado claro que el enemigo a batir es Trump. Para ello alistaron distintas fuerzas, entre ellas un grupo al que podríamos presentar como «Republicanos por Biden». Y de paso ha unido al partido, algo que no pareció ser el caso en 2016. Otra cosa es que todo esto se traduzca en votos el 3 de noviembre. Es el objetivo final. El brillante discurso de aceptación de Biden de anoche es esperanzador.