Después de mi primera clase (El caso Atlantic Records) de este curso, en el Máster de Industria Musical y Estudios Sonoros (MIMES) de la Universidad Carlos III, me fui a cenar con Nacho Gallego, codirector del máster. Teníamos varios pendientes desde su vuelta de Toronto, donde estuvo en la universidad púbica Ryerson.
Durante nuestra conversación me comentó su fascinación por Toronto, la organización político-social de Canadá y me proporcionó un dato de lo más sorprendente: la mitad de los casi tres millones de habitantes de la ciudad son inmigrantes. El área metropolitano (CMA) supera los seis millones de habitantes. Lo primero que hice al llegar a casa fue comprobar este dato. En la web del ayuntamiento de la ciudad indican que un 51,2% de la ciudad son inmigrantes y un 46,1% en la CMA.
En la Wiki podemos leer sobre Toronto, la ciudad más grande de Canadá y la quinta de América del Norte: «Toronto es la mayor ciudad del mundo en porcentaje de residentes no nacidos en el propio país»; «Debido al bajo índice de criminalidad, el cuidado medio ambiente y el alto nivel de vida, Toronto, es considerada con asiduidad una de las ciudades mejor habitables del mundo»; «La ciudad tiene más de 150 grupos étnicos que hablan más de 100 idiomas»; «El inglés es el idioma predominante en la ciudad, pero también tiene un alto porcentaje de hablantes de otros idiomas tales como el francés, italiano, español, chino, portugués, panyabí, tagalo o hindi. El idioma italiano es el segundo más hablado en el entorno laboral, y el teléfono de emergencias de la ciudad (el 911) está equipado con un programa capaz de interactuar en 150 idiomas distintos.»
Definitivamente Toronto es una ciudad pesadilla para Vox y sus planteamientos.