Se impuso el sentido común en la alineación de Solari: la baja de Casemiro, que ocupa una posición de especialistas, fue cubierta por uno, Marcos Llorente. Como señalába ayer en la previa a este Roma-Real Madrid o en la crónica del sábado tras la derrota de Eibar. Me congratula que Solari reconozca su error (poner a Ceballos en Ipurua) y rectifique. La otra decisión lógica fue dar entrada a Lucas Vázquez, incomprensiblemente ausente el fin de semana pasado. La única explicación posible es que lo estaba reservando para hoy. Otro error. Porque te estabas jugando la Liga con un Atleti-Barça en el que ibas a recortar puntos sí o sí a uno o a los dos. Si hacías bien tus deberes, claro está (finalmente el empate supuso que cada uno de nuestros rivales nos sacó un punto porque perdimos).
La otra novedad fue la ausencia de Isco. Se quedó fuera de la convocatoria. Estaba con leves molestias o baja condición física que unido a la tontería que arrastra (o melancolía como dicen los aspirantes a escritores de corte argentino) le mandaron a la grada del Olímpico.
La mejor noticia para el Real Madrid llegaba de Moscú: el CSKA caía derrotada ante el Viktoria Plzen. El Madrid estaba automáticamente clasificado para octavos. Esa presión adicional liberaba, en teoría, a los jugadores, especialmente a Llorente. (Haber perdido en Moscú es para matarnos: hubiésemos salido a muerte en Eibar y habriamos rotado hoy). Quedaba jugarse el primer puesto del grupo (asunto importante de cara al sorteo).
El primer cuarto de hora confirmó la importancia de tener a un especialista en la posición de medio centro defensivo: el equipo no se parte ni se hace largo. Al poco de comenzar el encuentro un corte (muy bueno) de Llorente dejó las cosas claras. E insufló de confianza al canterano. A partir de ahí se asentó con autoridad. Rápido y eficaz en el corte y siempre buscando a Modric y Kroos. A veces las bandas (Bale y Lucas).
El Madrid presionaba arriba. La Roma también, a veces. Benzema seguía en la linea ascendente de los últimos partidos.
Al filo del minuto 20 pudimos pasar de un 1-0 a un 0-1. Marcelo se despistó arriba. Le cogieron la espalda y superaron en velocidad a Sergio Ramos, atento a la cobertura en esa banda izquierda. Cuando se cantaba el gol tras el centro apareció milagrosamente Carvajal despejando de cabeza. Acto seguido una internada y pase de Bale fue magníficamente controlada por Lucas Vázquez en el área. Le cedió la pelota atrás a Modric, quien remató fuerte y duro, según entraba en el área. Su remate rebotó en Benzema, despejó como pudo Olsen, el meta local, quien se lució. A partir de ahí entramos en un correcalles. De una portería a otra.
En el 32 a la salida de un par de saques consecutivas la Roma echó en falta a su goleador Dzeko, ausente por lesión. Disfrutaron de dos ocasiones muy claras. El asedio romano continuó: un minuto después un impresionante disparo de Kolarov se fue fuera con los madridistas atónitos. Eran los peores momentos blancos. Llorente estaba desbordado. Bale no ayudaba defensivamente por la banda izquierda. Y Courtois volvía a ser decisivo.
Un par de remates lejanos de Kroos y Modric atemperaron los animos locales. Bale se aplicó, fue más solidario. Llorente recuperó la posición (también recibió ayudas, porque anteriormente le habían dejado solo). Si el medio centro funciona el equipo marca el ritmo. Se llegó al descanso con el Madrid dominando tras la tempestad romana. Y cuando parecía que nos íbamos al descanso, con 0-0, una estupidez de Carvajal (un innecesario tacón), en el lateral de su banda cerca del banderín de córner, provocó la recuperación romana y dejó solo a Ünder en el segundo palo con Courtois intentando tapar desesperadamente la portería (lanzándose en un vuelo imposible). Solo había que empujarla. Un leve toque. Falló incomprensiblemente y la mandó fuera. Dzeko volvió a ser recordado.
La segunda mitad comenzó como acabó la primera, pero al revés. Con otro tremendo fallo defensivo, solo que esta vez fue gol. Bale aprovechó el regalo de Olsen, mal saque, y el de Fazio, ese mediocre y sobrevalorado central argentino, que al ceder atrás habilitó al delantero. 0-1. Bale, tres minutos después pudo hacer el 0-2: un buen balón largo de Marcelo lo gana el galés en carrera por la izquierda y se planta delante de Olsen, quien había salido muy bien. Bale remató al muñeco.
A un minuto de la hora de juego con la Roma atacando la meta blanca una mala decisión de Ünder (menuda noche la suya) organizó la contra blanca. Benzema, apoyado en los flancos por Kroos y Modric, eligió el pase al alemán, a su izquierda. El centro acabó llegando a la otra banda. Modric no dejó que el balón saliese fuera de banda y combinó con Bale, quien entraba por el vértice derecho del área grande. Su magnifico pase a Benzema fue cabeceado por el francés hacía la posición de Lucas Vázquez. El gallego solo, por el centro del área pequeña, empujó la pelota a la red. Lo que no había sabido hacer Únder finalizando la primera mitad.
Si el 0-1 fue un golpe duro para los locales este 0-2 fue un mazazo (aunque hubo un buen par de intervenciones de Carvajal que evitaron males mayores). A pesar de los cánticos de su afición que apoyaban incansablemente. Olsen le paró dos buenos remates a Benzema. Bale ya se parecía a Bale. Daba la impresión que íbamos a presenciar una goleada. El Madrid se confió y en el 66 un error de Courtois (el único) casi nos cuesta un disgusto.
En el 76 entró Mariano por Benzema. Reaparecía tras una inoportuna lesión. En el 80 era Fede Valverde quien entraba (por Modric). El tercer cambio, en el 83, fue el de Marco Asensio por Bale.
En el 89 Valverde, en una buena combinación, estuvo a punto de hacer el 0-3. Pero su remate lo despejó un defensa a córner. Dieron cuatro minutos de prolongación. Pero el tercer gol no llegó (y pudo llegar en un par de jugadas).
Deberíamos jugar siempre contra la Roma. El 3-0 del Bernabéu ha sido nuestro mejor partido de la temporada. Y este 0-2, excelente resultado, certifica el primer puesto del grupo.