Archivo diario: abril 23, 2018

¡Feliz Día del Libro!

Caja Rock 'n' Roll rec

¡Feliz Día del Libro! Y aprovecho para recordarles que tengo uno nuevo: «Rock ‘n’ Roll: el ritmo que cambió el mundo» (Foca) con presentación de Miguel Ríos y preludio de Igor Paskual.

Les dejo con el texto de Miguel Ríos, Catalogo de emociones, que también pueden consultar en el blog No cierren los ojos de Akal (la editorial):

«En 1960, los discos nuevos olían a gasolina y sonaban a futuro. Con solo abrir la funda, la peste narcótica del vinilo, daba un tufillo de realidad a los sueños imposibles. En el pequeño almacén de la sección de discos de los Almacenes Olmedo de Granada, donde trabajaba de aprendiz, aquel olor me ponía. Claro que me ponían mucho más las canciones que salían de aquellas maravillas a 45 rpm.

El nuevo libro de Adrián Vogel ROCK ’N’ ROLL: el ritmo que cambió el mundo contiene, entre otras muchas cosas,  un gran catálogo de emociones con nombre de canción. Entre ellas está la historia de la aparición de cientos de artistas, autores, discográficas, músicos y productores, y de su repercusión social en los medios de comunicación y hasta en la política de la época. Su andadura abarca lo acaecido en algunas ciudades de Estados Unidos en la segunda mitad de los años 50, un tiempo en el que, en nuestro país, estábamos en el limbo plomizo de la dictadura de Franco.

Para alguien como yo, que fue abducido para enrolarse en las inciertas filas del rock & roll, comprenderán que este libro que ahora presento, y que cuenta todo lo que no pude saber entonces, sea algo como la biblia para el creyente. Es el primero que relata, en nuestra lengua y de una forma apasionante y prolija, la excitante historia del nacimiento de esta música, los nombres de los que la inventaron y los míticos lugares donde dio sus primeros pasos. Somos muchos los que abrazamos una fe desconocida sustentada en un canon de tres acordes, predicado a golpe de pelvis por un tipo electrizante, que cantaba en un idioma incomprensible que claramente decía, corre chaval, corre.

Al ser el relato de los orígenes, cuenta los infinitos cruces y mestizajes, el ancho espacio y el largo tiempo que necesitaron las músicas que conformaron el rock&roll para fundirse, para tomar carta de naturaleza y poner a la juventud de la mitad del siglo veinte, a bailar sobre la tumba de los prejuicios morales de una sociedad inmoral y mentirosa. Una sociedad que trataba a los afroamericanos como ciudadanos de segunda categoría. En esta crónica, se siguen las influencias y el rastro sonoro que dejaron los primeros bluesmen, el gospel en Iglesias de todo credo, el country music, el ragtime, el R&B y los mil y un ritmos que trenzaron el nacimiento de la música que colocaría, por primera vez en la historia, a los jóvenes al frente de su destino.

El libro anterior de Adrián me pareció un trabajo monumental, de gran valía documental, histórica y sociológica, altamente recomendable. Bikinis, futbol y rock&roll, es un jugoso ensayo sobre la llegada de la modernidad y los nuevos modelos de comportamiento sociales, durante los grises años de la chusca dictadura franquista.

Encaré la lectura de este nuevo libro con gran interés, e hice algo que debí hacer con el anterior, algo, que recomiendo a los futuros lectores que hagan con este: leerlo escuchando las canciones que son la banda sonora de un tiempo y un país que juro que fue el de mi juventud. Un montón de temas inmortales sonaron en Spotify. ¡Qué gozada! Como se trata de un texto que habla de canciones que condicionaron y perfilaron muchas vidas, en el que se cuenta las vicisitudes y el capricho de la fortuna por la que pasaron muchas de ellas, volver a escucharlas sabiendo el intrincado itinerario que las llevó al éxito o al fracaso, es muy emocionante.

El relato está lleno de historias que desconocía y que me hacen amar mucho más esta música. Pongo un ejemplo entre mil: la primera persona que grabó “Hound Dog” de Leiber y Stoller, fue Big Mama Thornton, la cantante de Alabama, y no Elvis como siempre creí. Poder escuchar a golpe de ratón la infinidad de canciones datadas en el libro, te da la dimensión y el interés del texto, además de la posibilidad de comprobar por qué aquella música se perfiló para revolucionar el mundo.

Leyendo estas páginas descubres que las canciones eran la materia prima del tinglado que alumbró miles de disqueras, y que tenían muchas más vidas que los gatos. Versiones sobre creaciones, mayoritariamente, de músicos de color, dando vueltas en el espacio y en el tiempo de la rueda de la fortuna, editadas por pequeñas compañías que sonaban en emisoras locales de pueblos remotos, hasta llegar a la meta de los grandes sellos discográficos y a la garganta, casi siempre, de un cantante blanco y guapo. Y, de ahí, al éxito planetario. Siempre supe que, en la música popular de los Estados Unidos, los músicos afroamericanos, pusieron mucho más que los blancos en la creación del mito del rock&roll, y este libro lo ratifica.

En los años 40 y 50 todo músico tenía una visión propia de un tema ajeno. Hasta que, en los 60, llegaron Dylan, los Beatles y The English Army, el compositor, lejos del spot de la fama, podía ser un tipo a sueldo fijo. Con las nuevas estrellas las versiones pasaron a ser, más que una necesidad de repertorio, un tributo a los antiguos maestros. Pero eso es otra historia.

El paso de Adrian Vogel por la industria discográfica, así como su carrera de comunicador, aportan al relato un sin número de anécdotas que van, desde una detallada información del puesto al que llegaron las canciones en las listas americanas, al método mafioso con el que las discográficas compraban radiaciones por medio de la payola. Los tejemanejes de una industria rocambolesca, en la que el creador era muchas veces el único perdedor, se cuentan con la fluidez de una narración periodística, de la que es muy difícil escapar.

Por último, llega el tributo a los muchos hombres y a las menos mujeres fundamentales en el nacimiento y desarrollo del rock&roll. Adrian conoció a tipos míticos del negocio de los discos y del mundo editorial, cuando trabajó como ejecutivo en la CBS de Nueva York. Gente —por sacar dos nombres— de la talla de John Hammond, descubridor de Bob Dylan entre otros, y Jerry Wexler, productor de un montón de talentosos artistas como Aretha Franklin. Estos gigantes lo sentaron a su mesa y le contaron su formidable experiencia. Leyendo lo escrito, se descubre la enorme admiración que los pioneros del rock&roll provocan en mi prologado amigo.

Eso sí, nada comparado a la que él siente por las grandes canciones, porque estas son el catálogo de las emociones

También les recuerdo, como hace Miguel, la existencia de mi anterior libro «Bikinis, Fútbol y Rock & Roll» (también disponible en ebook).

«Rock ‘n’ Roll: el ritmo que cambió el mundo» está disponible online en:

Amazon (a 13,50€)

Antonio Machado

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El Argonauta

El Corte Inglés (a 13,50€)

Con Miguel Ríos

 

 

 

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