Estaría feo por mi parte meter la cabeza debajo de la almohada, seguir durmiendo y ver si mañana el sol sale de nuevo y me hace olvidar la niebla, lluvia y frío de Londres, aumentada en exceso por esa severa derrota que nos dieron los griegos. La verdad es que después del primer cuarto que hizo el Real ya soñaba con la novena, pero este jodido deporte es lo que tiene: puede dar la vuelta en cualquier momento y te deja totalmente perplejo. Miras a tu compañero de silla y pones cara de no entender nada, a pesar de los años en este negocio. Pero seamos positivos. Hay que estar con el equipo. Así lo hizo el presidente Florentino. Fue el primero en entrar al vestuario y animar el cotarro. Es difícil cuando tu por dentro estas más hecho polvo que ellos.
Me gustó también el aplauso a Laso de toda la expedición, ya dentro del avión. Laso se merece eso y más. Ha devuelto a la afición ese espíritu y estilo que tenia el Madrid de mis años jóvenes: velocidad, contraataque y jugadas cortas. Hay equipo y en un año estaremos de nuevo, espero que en otra ciudad con carisma y llena de recuerdos setenteros (Berlin, Paris o Praga), léase Muro, Mayo o Primavera.
Para que veáis que no todo es deporte en la vida también está la música, que nos llena desde que amanece todo el cuerpo. En un sótano de la calle Maddox -de Londres- hay un karaoke con canciones de Lulu, Connie Francis y Sandie Shaw solo para mitómanos colocados. Al lado, a la vuelta entre Oxford y Bond está el Dirty Martini. Claro que lo mejor fueron loa inicios de un pianista jovencito en Charing Cross, un Elton John pipiolo. Mando foto con mi primo Paul desde el O2.
El Mundano 