26 de noviembre de 2009
La pesadilla fue el partido (por Adrian Vogel)
La pesadilla fue el partido contra los suizos. Usaré tan sólo una palabra para definir lo de anoche: penoso. Y recuerdo que los tres últimos partidos en el Bernabéu han seguido la misma tónica (Alcorcón, Racing y Zürich), finalizaron con idéntico resultado (1-0) y similar angustia, pidiendo la hora. Higuaín fue el goleador en los dos encuentros con puntos en juego: dos goles, seis puntos.
La pedrea, casi conseguida (por Julio R. Llorente)
La verdad es que el Atleti está malito. Pero malito de verdad. En un partido en que se jugaba la pedrea de pasar a la ex Copa de la UEFA apenas se tiene que conformar a su término con decir que está virtualmente clasificado. Si, porque, en su haber, cuenta con tres raquíticos puntos por dos del Apoel. Y a falta de la última jornada, salvo sorpresón de los chipriotas en Chelsea, aún perdiendo los rojiblancos con el Oporto en el Calderón, esa distancia mínima aseguraría el pasaporte para la Europa League.
¿Quién juega en la defensa? Ni Pablo ni Antonio López. Otros se mantienen. El que jugaba en el lateral, central; el que estaba en medio, en un costado. Da igual. Cinco minutos. Llegada por la izquierda de los de Nicosia y el ex bético y el colombiano, en otro alarde de desajuste de esa cobertura con tantos elementos disponibles como negados desde hace ya ni se sabe, se quedan mirando como «Mortadelo«, disfrazado de hombre invisible, fusila a Asenjo. 1-0 y a remar para evitar el descalabro.
Agüero se desespera, Forlán tampoco ha venido esta vez, Jurado -se lo debe de haber dicho el técnico que tiene en él una fe increíble- tira y tira con la misma suerte: o fuera o con timidez desesperante y mansurrona.
Los amarillos le dan el balón a su contrincante pero los nuestros no saben qué hacer con él. Tan poco lúcido es este Atleti.
Empieza el segundo tiempo y parece que se atisban deseos de mitigar el ridículo. Y sí que es cierto que hay más verticalidad y más ¿ganas? -sería horrible pensar que no las hay- para ver si Chiotis es el de aquel primer partido de Champions que selló el destino actual. Claro, que, si te vuelcas, corres el peligro de que te rematen en una contra. Y con esa suerte estuvo coqueteando el cuadro madrileño hasta que Agüero -al Kun no se le podrá decir nunca que no exhibe compromiso- se va por la derecha y su centro, entre el leve toque del meta rival y la patada al aire de Forlán, se le queda a Simao para que machaque el empate.
El mal menor. Con el trámite ante el Oporto en un par de semanas, el Atleti se olvidará de Europa hasta febrero y se quedará instalado en los dieciseisavos de este torneo al que ya se sabe que, por ejemplo, ha caído el Liverpool. Porque insisto en lo de ayer. Con lo que ha costado volver a Europa, como para decir tan frívolamente que apenas hay que centrarse en salvar el pellejo en la Liga…