9 de julio de 2009
Revilla me regaló anchoas. Con la puesta en marcha de la “operación anchoa” no me queda más remedio que confesar. Fue hace unos años, pero no ha prescrito. Espero que la presión del PP no me alcance y me vea obligado a dimitir de mi cargo en El Mundano. Porque la intención del Presidente de Cantabria era clara. Lean y juzguen por si mismos.
De su puño y letra. Pero lo mejor era el post-it que iba pegado a la tarjeta.
La lata era grande. Y la calidad del producto inmejorable. Y aumentó mi amor por su tierra, su gente y sus productos. Por tanto soy culpable.
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