8 de junio de 2009
Ojos verdes, verdes como, la albahaca.
Verdes como el trigo verde y el verde, verde limón.
Ojos verdes, verdes con brillo de faca
que se han clavaito en mi corazón.
Pa mí ya no hay soles, lucero, ni luna,
No hay más que unos ojos que mi vida son.
Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde y el verde, verde limón.
Como mínimo, esta canción data de 1940, año en que fue cantada por Miguel de Molina en un teatro de Valencia. “Ojos verdes” fue compuesta por Rafael de León, Manuel Quiroga y Salvador Valverde, y pasa por ser una de las mayores joyas del género de la copla, seguramente junto a “La bien pagá” y “Tatuaje”.
Hablaba con Adrian Vogel de lo complicadísimo de escoger solamente una canción; a puntito estaba de hablar del “Romance de Curro el Palmo” de Serrat, con una versión sorprendente de Mina. Entonces sólo hace falta tirar del hilo para ver cómo muchas de nuestras canciones favoritas beben de aquellas canciones fascinantes creadas por el triplete mágico: Quintero, León y Quiroga.
Nada que decir sobre la política y la música: nunca se han llevado tan mal y han hecho tanto daño como en el género de la copla. Afortunadamente la maldad pasa a la historia y las canciones siguen vivas.
No sé a estas alturas qué valoro más de las coplas. Me fascinan las letras, plagadas de sabores y olores (del sur, del sur), con lenguaje a ratos culto y a ratos callejero y saladísimo, los juegos, las especias, lo picante, lo transgresor. Y la música me sabe a un vaivén emocional, a un paseo refrescante, y a rock and roll de verdad. A verdad por todos lados.
En la biografía de Miguel de Molina, mi coplero favorito, cuenta cómo alrededor de una mesa estaban sentados dos de los mejores artistas de la época: Rafael de León (letrista de las coplas que hacían furor en esos días) y el poeta Federico García Lorca. Y Miguel andaba sentado con ellos como testigo de excepción. Y le daban vueltas al verde, verde, verde como la albahaca. Conforme fue creciendo la velada, se propusieron escribir cada cual su versión del color y las sensaciones que les provocaban. Miguel de Molina casi le arrancó a Rafael de León la promesa de que sería él quien estrenara esa nueva canción.
El resultado fue la copla eterna “Ojos verdes”. La respuesta de Lorca: el poema “Verde que te quiero verde”. Miguel de Molina no estrenó esa canción, pero sí la hizo suya y pasó por ser uno de sus mejores cantantes, porque una buena copla, además, escoge a su intérprete favorito, y no al revés.
Como los buenos intérpretes de copla, “Ojos verdes” es una canción coqueta y disimula muy bien la edad que tiene, rondará los sesenta y tantos. Y uno piensa, mientras la disfruta, qué lujazo debe ser escribir una canción que levanta el vuelo y sobrevive a sus autores, al tiempo, a las modas, y se cuela en el tarareo de cualquier madre, abuela, cantaores, rockeros, patios de vecinas, oficinas y burdeles. Y sigue uno suspirando por encontrarse, a la vuelta de una esquina, claro, con unos ojos verdes, verdes como la albahaca.
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soy sumamente nuevo en este tema, me gusta aprender de los expertos,! Felicitaciones
http://retratosdelanuevacopla.blogspot.com/
http://www.myspace.com/farsamonea
El disco de La Argentinita con Lorca es una maravilla, como ese mismo repertorio interpretado por Ana Belén con Chano Dominguez, en su «Lorquiana». Hay tantos y tantos discos preciosos, relacionados con la copla.
Ahora mismo, lo nuevo de Martirio y de Poveda. Y no es casualidad: en ambos, cantan «Ojos verdes».
Sobre anécdotas ciertas o no, diré que lo que escribí lo leí en la autobiografía de Miguel de Molina, «Botín de guerra». Son sus recuerdos y sus palabras, no seré yo quien diga si son o no ciertas, o cuánto hay de ficción en ellas.
Yo las respeto a pies juntillas.
Buena crítica, Adrián, del último disco de Poveda, será un gustazo ver este nuevo espectáculo en directo.
En el año 1931, Encarnación López Júlvez, «La Argentinita» grabó cinco discos con el acompañamiento al piano de Federico García Lorca. El éxito de estos cinco discos (diez canciones, una por cada cara; discos de 78 r.p.m. y 25 cm de diametro) fue inmediato.
«La Argentinita» era, sobre todo, bailaora y bailarina. Espléndida en taconeos y castañuelas como se puede comprobar en «El Amor Brujo» de Falla. O en su colección de Danzas Clásicas Españolas, Albéniz, Falla, Granados, Turina…
Pero como cantante (quien tenga oportunidad de oirlas que lo haga) fue variada y graciosísima. «Mi viaje» contonado una gira por América habla con acentos cubano, mexicano, argentino. O la joya que es «El tango del escribano». Todos ellos con orquesta.
El drama de artista y torero se da en ella en dos ocasiones. Amor incipiento con Joselito que se ve trucado por su muerte en Talavera en 1920. Ignacio Sanchez Mejias, que entonces formaba parte de la cuadrilla de Joselito, se convierte, años mas tarde, en su nuevo amor y promotor, como autor teatral y mecenas. Ignacio muere en la plaza de Manzanares y Federico dedica «Llanto por Sánchez Mejías» a su querida amiga Encarnación.
No sé si esto lo verá pronto nuestro Rey del Pollo Frito, porque yo no sé adjuntar fotos en estos comentarios, pero le envío una en la que se me ve en el piano de Garcia Lorca de la Residencia de Estudiantes de Madrid.
Yo también incluiría entre los copleros a Joaquín Sabina, que en una de sus canciones «Y sin embargo» siempre comienza con «Y sin embargo te quiero» y hay mucha gente joven que no sabe que es una mítica copla.
Por otro lado, Manuel Román, un experto en copla, me comentó que García Lorca estaba muy unido a Rafael de León, y que Lorca a veces se sentaba al piano para interpretar algunas coplas con una tal «argentinita»… no sé si será real la anécdota, pero a mi no chirría.
Grandes abrazos a todos! y gracias a Alex por reivindicar la copla desde el estilo de música que él hace y que recomiendo a todo el mundo!!
Lo de Lorca y La Argentinita es totalmente verídico: de hecho sacaron un disco.
Jo, que alegría, poder hablar de La Argentinita y Lorca. Efectivamente, ambos colaboraron y llegaron a grabar un disco juntos, ella cantando y tocando las catañuelas y él tocando el piano. El disco, que está en CD y se puede encontrar, es una obra única. Contiene las canciones populares que Lorca había recogido y armonizado (y probablemente variado), y siempre me he preguntado si ese interés por la canción del poeta no le habría llevado, de no haber sido asesinado, a convertirse a lo más cercano a un antecesor de los cantautores. ¿Hubiera compuesto sus propias canciones con letras y músicas de su autoría? De hecho ya lo hizo en algunas de sus obras de teatro. ¿Las hubiera cantado él mismo? Imposible predecirlo, pero hay que anotar su afición a tocar el piano y cantar en cualquier reunión o fiesta privada a la que asistía. Por cierto, algunas de esas canciones fueron transformadas durante la guerra civil, cambiándoles las letras y adaptándolas al momento. Incluso en los años 60 volvieron a ser cambiadas.
Respecto a Encarnación López, «La Argentinita» (no confundir con Antonio Merce, «La Argentina», solo que fue una figura imprescindible del baile y el cante español de los años 30, que estableció los cánones del género. Tuvo una relación con el torero Ignacio Sánchez Mejía, al que Lorca dedicó su famosa elegía, y murió en el exilio, en Nueva York, en 1945.
Juntos hicieron esta obra maestra: http://www.youtube.com/watch?v=fX7uZ_wdKMY&feature=related
Te hago una corrección Antonio: «El café de chinitas» fue «transformado» algo antes de la guerra civil en «En la plaza de mi pueblo», si no me equivoco
Una de las coplas más bellas, si señor. La última vez que la escuché fue en el Gran Teatro de Córdoba, hace un mes exacto, el 8 de Mayo. La interpretó Pasión Vega, ese peazo coplera, con apariencia de niña y voz dulce y potente a la vez. Me emociona recordarlo.
Adrianillo:
a lo mejor es que Antonio lée con más atención que tú. La cita a esa preciosidad que es «Romance de Curro El Palmo» de Serrat que hace Alejandro, está al principio.
Cuando murió «la Piquer», Serrat estaba allí frente al Coliseum. Y tambén cantó con Juanito Valderrama, en su Homenaje en Las Ventas, «Pena mora»
Y, además, siendo de Poble Sec hay que cantar copla, que narices.
Vale, pero no me había dado cuenta en lo de incluir a Serrat entre los copleros, como mencionaba Antonio Gómez.
Rodri millones de gracias por las precisiones… El enlace a la Piquer lo he puesto yo (tenía yo idea de lo de Estrella Castro pero no encontré evidencia en Internet).
Antonio no me había fijado yo en lo de Serrat… no se te escapa una
Cuando habla el maestro Rodri yo pongo punto en boca y saco el lápiz para apuntar, que siempre hay algo que aprender en lo que dice. Tienes razón con las memorias de Miguel de Molina, que parece ser que son tan poco de fiar como las de Billie Holiday o las de Buñuel, a las que nos referíamos en otra entrada de este foro. Por eso el encuentro Locar-León-Molina hay que ponerlo entre interrogantes. ¿Por qué en este país no se ha escrito buenas biografias, bien documentadas, bien escritas, de Concha Piquer o del propio Miguel de Molina? Rodri, colega. Eso está ahí, esperando.
con respecto a lo escrito por Alejandro, aparte de las gracias por el post, pues que dice al menos tres verdades como puños:
-que Miguel de Molina es un artistazo y «Ojos verdes» un pedazo de canción.
–Que el franquismo, al asimilar la copla como mñusica nacional le hizo el peor daño que le podía hacer: desarrollar su temática más transgresora e impedirla crecer de acuerdo con los tiempos.
–Y que me das un alegrón poniendo a Serrat entre los copleros. Es justo y, además, no se le ´hace ningún deshonor al cantautor.
Salud
Los doce primeros versos de «Ojos verdes», desde «Apoyá en er quicio…hasta: tus ojos pa mi» son de Salvador Valverde. Las tres estrofas siguientes pertenecen a Rafael de León. Y el famoso estribillo «Ojos verdes, verdes como la albahaca» fueron compuestos «al alimón».
Fue el maestro Quiroga quien en 1935 pidió a los poetas una letra sobre una mujer que tuviera los «ojos verdes» pensando en Fuensanta, la suya. Los versos salieron un poquito más atrevidos para ese dedicatoria.
Es muy probable que la primera en interpretarla ese mismo año en un cine al aire libre de Madrid, «Trocadero» fuera Blanquita Suarez, más hecha a los couplets de Retana, Martínez Abades y Padilla que a estos aires nuevos. Aunque el propio Quiroga dice que la estrenó, sin mucha pena ni gran gloria, Estrellita Castro en el San Fernando de Sevilla.
Luego, la cantó Miguel de Molina en Barcelona, sin demasiada fortuna (sigue diciendo Quiroga)
En 1936 (y sigo con Quiroga) la estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid Conchita Piquer con un triunfo total.
Quien primero la grabó fue Consuelo Heredia en 1939. En 1940, Conchita Piquer la grabó en un disco que llevaba en una cara «No te mires en el río» y en la otra «Ojos verdes» con el acompañamiento de Melchor de Marchena a la guitarra.
Sobre la anécdota del trío Molina, León, García Lorca creo, con toda sinceridad, que es una «anécdota inventada»
Grande y valiente este caballero de la copla, sí señor.
Hoy es Alejandro Martínez quien nos trae su sugerencia: “Ojos Verdes”, todo un clásico de la canción española.
Alejandro, excelente pianista, es un joven cantautor que ya ha aparecido un par de veces por El Mundano. La ultima fue en el post “Rayos de optimismo”:
https://elmundano.wordpress.com/2009/05/23/rayos-de-optimismo-efe-eme/
También le podéis seguir en:
http://www.miracomolohacemos.blogspot.com/
Y
http://www.myspace.com/vengoacantautar
Mañana martes despide su temporada de conciertos de presentación de su último álbum “Orgasmos Modernos” en Madrid, con Christian Xiloé a la batería y Mario Raya al bajo. Será en la Sala Barcelona 8, en el nº 8 de la calle Barcelona.
Y una semana más solicito vuestro colaboración. Esta serie la enriquecemos con la aportación de todos. Necesito vuestras selecciones y textos. Los podéis enviar por correo electrónico a:
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