14 de diciembre de 2008
Amigos, aquí otra vez
estoy con mis espinelas
y aunque decía mi abuela
“por la boca muere el pez”
voy contra la sensatez
analizando mis males
en estas horas puntuales
en que me enfrento a la Parca
como terapia que abarca
mis urgencias principales.
Hoy me muero poco a poco
pero resucitaré.
En unos meses veré
si he acertado o me equivoco
y aunque me tomen por loco
saco fuerzas de flaquezas.
No me engaño: la entereza
que parezco demostrar
nace del miedo a diñar
que me ronda en la cabeza.
Aunque diciendo verdad
hoy estoy menos cagado
el tiempo me ha demostrado
con cuanta celeridad
con qué fuerza y claridad
avanza la medicina.
Este cantor hoy se inclina
a darse de pies y manos
a los buenos cirujanos.
Aquí, en Roma o en la China
Así, compañeros, sigo
peleándole a la rutina
del enfermo que se arruina
por no evadirse. Conmigo
estarán de acuerdo: digo
de que es gracias a mi prole,
a los cuidados de Lole
y a la solidaridad
que me enfrento a la verdad.
¡Por ustedes va este Ole!
Una cosa sorprendente,
vean: que me han decretado
unos doctos magistrados
incapaz laboralmente.
Se sabe perfectamente,
no es ninguna novedad
que yo y mi incapacidad
formamos un todo unido
quienes me han visto y oído
pueden dar fe. De verdad.
He sido toda mi vida
incapaz de ganar plata
siempre he metido la pata.
Y en ocasiones perdidas
soy campeón. A mi medida
lucí mi incapacidad.
Ni siquiera con la edad
callé si debí callarme,
disimular, no mojarme
ante la desigualdad.
Incapaz de seguir modas,
prebendas, frivolidades,
huyo de banalidades,
del que a todo se acomoda
tomándoselo con soda.
Perdónenme que hoy insista,
puede ser falta de vista,
no soy moderno, lo sé,
como que no cambiaré:
soy marxista leninista.
Soy incapaz de apartarme
de mi conciencia de clase.
Siempre milité en la base.
Nunca pensé en apearme
de mis principios, ni pegarme
(por clara incapacidad)
con quienes otra verdad
defienden entre los míos
pues sé que todos los ríos
confluyen con igualdad.
Mi incapacidad, ya ven,
no es sólo en lo laboral
la Seguridad Social
ya puede decir amén.
Yo soy incapaz también
de matar moscas y trato
de disimular un rato
tantas incapacidades.
La verdad de las verdades
es que soy incapaz nato.
¡Vaya lata que estoy dando!
ya ven que soy incapaz
de resumir. Soy locuaz
y ya los estoy cansando.
Sepan disculparme. Cuando
me operen, la espera
y la angustia serán meras
vicisitudes pasadas.
Un abrazo, camaradas,
les manda Quintín Cabrera.
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