27 de septiembre de 2008
El otoño ya está aquí y por tanto pasó la época de los grandes festivales. Haciendo un repaso a vista de pájaro (o a vista de “vogel”) me quedan claras algunas cosas. Que intentaré desgranar a continuación.
La accesibilidad y portabilidad de la música “enlatada” ha significado una merma en la calidad de reproducción del sonido. Y en algunos casos también en las fuentes de origen: las grabaciones. Esto no parece importarle a la gente joven de hoy en día. Quienes prefieren la cantidad sobre la calidad. Y también, y esto si que me parece relevante, la posibilidad de elegir y seleccionar las canciones que les gustan. Lo cual implica un cambio importante en sus fidelidades a la hora de escuchar música. En su A&R personal ahora prima la R, de repertorio, sobre la A, de artistas. A quienes se mantienen fieles en sus apariciones en festivales, donde además encuentran la oportunidad de reunirse con sus iguales.
¿Pero qué ha pasado este verano? Podríamos decir que los grandes triunfadores han sido los veteranos. ¿Qué entiendo por veteranos? A todos aquellos que han sobrepasado la edad limite de supervivencia. Esos 33 años que Mick Jagger fijó como edad de retiro, a principios de los 70. Y que tuvo continuidad en los títulos de dos álbumes “Too Old To Rock ‘n’ Roll: Too Young To Die” (“Demasiado Viejo Para el R&R: Demasiado Joven Para Morir”) de Jethro Tull (1976) y el “Los Viejos Rockeros Nunca Mueren” de Miguel Ríos (1979), el que hoy en día está marcando la pauta.
Porque repasando carteles, la lista es apabullante. A los cuarentones que siguen en activo tenemos que sumar a aquellos que se han vuelto a reunir o han decidido abandonar sus cuarteles de invierno. Cito un puñado de ejemplos: Tequila, Calamaro, Nacha Pop, Iggy Pop y los Stooges, Chuck Berry, Tom Waits, Bob Dylan, Neil Young, Bruce Springsteen, Lou Reed, The Police, Blondie, Leonard Cohen, Sex Pistols, Patti Smith, Burning, Enrique Morente y Lagartija Nick. Y en estos dos ultimos quisiera detenerme un instante:
Han rescatado su proyecto “Omega”, de 1996. Y al igual que Lou Reed con “Berlín” (1973) que lo presentó por primera vez en directo en 2006, Morente y Lagartija Nick han realizado actuaciones muy escogidas. Y leyendo El País del pasado jueves, Xavi Sancho en su “Tócalo otra vez, pero que sea de principio a fin” nos cuenta que esta tendencia ya es moda. Tuvo su origen en el festival ATP (las iniciales del tema “All Tomorrow’s Parties” de la Velvet Underground) y su creador lanzó posteriormente los conciertos Don’t Look Back. La formula llegó a España de la mano del Primavera Sound.
Repasando las criticas de los festivales del verano, hay unanimidad en que los triunfadores se encuentran entre un puñado de artistas que son Neil Young, Springsteen, The Police, Dylan y Leonard Cohen (sin olvidar la reunión de los Jayhawks). Es más, nuestros hermanos del RockDeLuxe en su último número dicen que la foto de Morente y Cohen es la imagen del FIB, uno de los templos de la modernidad. Un pequeño inciso: al igual que en una entrada anterior les daba “un meneito” por su escaso apoyo a la música española en un ejemplar concreto, en este caso alabo su ultima portada (El Guincho), así como su informe sobre el nuevo indie nacional (primera parte) y el CD conmemorando los 25 años de la discográfica independiente Munster. Es decir, los nuestros tanto artistas como emprendedores.
¿Qué está sucediendo para que la nostalgia se lo esté llevando crudo? Ya sabemos aquello de quien tuvo retuvo. ¿Pero a estos niveles? ¿Hemos perdido la capacidad de riesgo? Al menos la han perdido las discográficas, que ante el “acoso” -y el descenso en ventas producido como consecuencia- restringen presupuestos y apuestan sobre seguro. Que casi nunca suele ser la mejor música (cumpliéndose los pronósticos de algunos a quienes nos consideraban agoreros). La gente ha encontrado nuevas formulas –y más económicas- para conocer nuevos sonidos. Pero estas nuevas formas de exposición no alcanzan masa crítica. Lo cual dificulta su conocimiento y difusión. Siendo los directos, como siempre, la mejor forma de conocer la valía real de los nuevos aspirantes al Olimpo. Mientras que los promotores y organizadores de conciertos y festivales, apostando sobre seguro, pujan por los grandes nombres. Aquellos que atraen al público, a los políticos en el poder y a los patrocinadores. Elevando el precio de las entradas. Cuadrando este círculo vicioso en el que estamos sin encontrar la salida…
Publicado en Efe Eme
Mundano y DiegoA
escuchad el disco de Charlie Haden y familia, Rambling Boy. Va a formar parte de esa ristra de deliciosos discos imposibles como el de Marsalis y Willie Nelson. En este caso, Haden, su familia y amigos (Vince Gill, Bruce Hornsby, Elvis Costello, Metheny, y mas) haciendo country y bluegrass. Las hijas (trillizas) de Haden cantando. Un tanto en la onda del ‘O Brother where are Thou’, francamente delicioso.
Casi tan exotico como el de la Liberation Music Orhestra que hizo con la Bley sobre canciones de la Guerra Civil
Fíjate Moebius que te iba a contestar más o menos en la línea de lo que apunta Raúl. Aunque hay dos matices que quisiera resaltar:
1: Siendo cierto que los buenos, como Neil Young, siguen siendo buenos e incluso algunos mejoran con los años, estaréis de acuerdo conmigo que lo de este año ha sido demasiado. Una confluencia de factores que ha visto la reaparición de Blondie, Tequila, Nacha Pop, The Police, Sex Pistols e incluso ¡Led Zeppelin! Por citar sólo a un puñado. Suma detalles como Leonard Cohen que hace su primera gira en 9 años, Lou Reed y Morente & Lagartija Nick que rescatan su archivo sonoro, la moda de los festivales y conciertos que apuntaba Xavi Sancho en su articulo de El País, etc., etc.
2: Y luego está el factor P2P que ha facilitado que muchísima gente joven descubra la música de sus padres o abuelos. Al igual que mi generación fue para atrás, buceando en viejas grabaciones (vinilo) de blues, jazz, rock&roll, etc. hoy en día todo está más asequible. La disponibilidad de las grabaciones de los maestros está al alcance de cualquiera con conexión a la Red. Y los buenos siguen siendo buenos. Y los que siguen vivos se mantienen activos. Al igual que los blueseros británicos (Clapton, Mayall, Page, Stones, etc.) rescataron en los 60 a los viejos bluesmen –sus maestros- como Howling Wolf, John Lee Hooker, Muddy Waters, B.B. King, etc., hoy en día lo hacemos/hacéis a través de Internet.
Vamos, que estamos de acuerdo y seguro que a estas dos matizaciones se le pueden añadir alguna más…
puede que la superdifusión implícita de internet nos halla llevado a una dispersión de posibilidades en cuanto a la aparición de nuevos grupos, y desconcertados ante este panorama de rumbos múltiples seguimos agarrándonos a los mismos clavos, que a pesar del tiempo siguen ahí, aguantando el peso que sea necesario. en todo caso, si hace unos años me dicen que algún día podría tener acceso a TODA la música posible (antigua, presente, futura) con sólo hacer «click», no me lo hubiera creido. y tengo en convencimiento de que en ese «todo» hay calidad, claro que sí, y mucha, pero claro, hay que encontrarla!
Si los grandes triunfadores de los festivales y demás han sido Dylan, Police, Young y demás veteranos, pues imagino que no me extraña nada. No son grandes nombres por marketing, sino por carrera. Si hay algun Neil Young que esté empezando, si dentro de 30 años tiene una carrera tan aplastante será también el triunfador del verano… pero de momento las viejas cabezas siguen teniendo sus coronas.
Hasta hoy. Mira, nunca es tarde si la dicha es buena. El enlace a la Wiki es:
http://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Morente
Aparte del “Omega” mencionado en el post, también colaboró en un homenaje a Cohen donde interpretó el “Pequeño vals vienes”, cuya historia –la de la grabación original de Leonard Cohen- puedes leer en:
https://elmundano.wordpress.com/2008/07/26/las-diosas-de-cohen-y-waits-efe-eme/
He aquí una anécdota o compendio de simpatía: conocí en septiembre de 1996, hace 12 años justos, a Enrique Morente y a su hija estrella. Ella estaba horrenda, con los pelos teñidos de un azul más horrendo aún, y su padre con una ingente borrachera que a duras penas le permitía mantenerse en pie. Eran las Fiestas del Zaidín.
La verdad, ella hoy ha mejorado su imagen, es hermosa. De él poco sé desde entonces.
Un saludo.