Parábolas del naufrago (por Antonio Gómez)

26 de septiembre de 2008

Cristino de Vera “Naturaleza muerta”

uno

 

La cortina de la ducha hace un ruido insoportable desde que se oxidó. Unos dedos viriles y delgados buscan una hoja de afeitar en un bote recuerdo de mil anocheceres apresurados. Encima de la cama un maletín de docu­men­tos se reconcentra en su propio secreto bajo la cerradura de seguridad. Por un segundo la frialdad del espejo se resquebraja en un reflejo improcedente. Se ha abierto la veda y el cazador otea en la noche el olor nacarado de su presa.

 

dos

 

La balada del metro suena en el pasillo. Una monja pasa y deja caer una moneda en la abierta funda del saxofón. El músico la mira sorprendido mientras para un momento de soplar la lengüeta. Ella lleva una mariposa de colores tatuada en el rostro.

 

tres

              

Un hombre entra en una casa, guarda el llavín, vacía la mi­ra­da, cuelga el sombrero. Por un instante, mientras inad­vertidamente flexiona las piernas para derrumbarse en el úni­co sillón del cuarto, el dolor de las rodillas le recuerda que está vivo. Cuando se sienta, el peso del día le estalla por las sienes y un horizonte de silencio le rodea los la­bios.

 

cuatro

 

En medio de una gran habitación un joven duerme des­nu­do en una enorme cama. Comienza a amanecer. Un hada diminuta entra por la ventana, y deslizándose por los primeros rayos de sol se posa en la almohada. Susurra unas pala­bras en el oído del muchacho y bailan juntos una canción de amor arrullados por la imprevista colaboración del re­loj despertador.

 

cinco

 

Un hombre corre mezclado entre la multitud. Como los de­más, pisa los charcos y siente en la nuca el pútrido alien­to del toro gris del miedo. Cuando ha avanzado un buen trecho se detiene. De repente se ha dado cuenta que no ha preguntado de que están huyendo.

 

seis

 

Borró la sonrisa en el espejo con un pase de la mano, luego se suicidó. Para lo que había quedado de él no me­recía la pena seguir pagando el alquiler del apartamento.

Dibujo de Cristino de Vera

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1 comentario

Archivado bajo Arte, Cultura, Poesía, relatos y otras hierbas

Una respuesta a “Parábolas del naufrago (por Antonio Gómez)

  1. vaya, ahora que contaba con la visita de hadas diminutas!! mejor simplemente haberse quedado en la cama, sin torear ni nada.

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