18 de septiembre de 2008
Monsieur Magny siempre ha tenido mucho que ver con España. Desde los veranos de su juventud, los años vividos en Madrid y su matrimonio con una madrileña, las giras como guitarrista de Imanol o una con Gwendal que le afincó entre nosotros durante años. Asimismo su tía Colette Magny, que cultivó el blues y el jazz y triunfó con “Melocoton” –la primera canción antirracista que conocí- también estuvo vinculada a nuestro país. Por su amistad con Elisa Serna.
Actualmente divide su tiempo entre París, Senegal y el sudoeste de EE.UU con los Navajo. Que son precisamente el eje central del libro que nos ocupa.
El Navajo es el pueblo nativo norteamericano más numeroso, pues cuenta con unas 175.000 personas, que viven en el sudoeste de los Estados Unidos repartidos por los estados de Arizona, Nuevo México, Utah y Colorado, junto con 37 navajos que habitan en Chihuahua y Sonora, al norte de México. Navajo es el nombre que les dieron los primeros exploradores españoles al denominarlos «Indios Apaches de Navajó».
El libro es un relato de viaje, un viaje iniciático: el descubrimiento de una cultura, unas creencias, sus ceremonias de curación, pero también de la vida cotidiana de los Indios Navajo de Arizona. «La Voie de la Nuit» es todo eso a la vez.
Después de un encuentro fortuito con los Navajo en París, Christophe Magny viaja numerosas veces al país navajo. Dos magnificas mujeres le ofrecen su hospitalidad y le adoptan como su hijo. Lejos de considerar a sus huéspedes como objetos de estudio, el autor se esfuerza en compartir su vida y sus emociones. Formando parte de su vida cotidiana, escuchando los relatos que reflejan la fe de los Navajos, participando en las ceremonias de curación, el autor muestra como este encuentro transforma su visión del mundo.
Descubrimos de su mano el país de los Navajos, y su resistencia a la cultura dominante que les rodea. Este libro es su manera de devolver a los Navajos un poco de lo que le han dado, un homenaje a su admirable cultura
El dibujo que ilustra la portada es una pintura de arena fija. Se utilizan de manera efímera en las ceremonias. Su abuelo, Fred Stevens II, inventó un método para fijarlas. Esta representa Father Sky & Mother Earth -Padre Cielo y Madre Tierra- y la hizo Juanita Stevens, su madre (el original está en su casa de París).