17 de mayo de 2008
Kobe consigue salir del Infierno de Salt Lake City victorioso, pero su equipo casi mira hacia atrás por el camino y por un pelo no lo echa todo a perder. L.A. Lakers llegan a la Final de la Conferencia Oeste.
De acuerdo, me equivoqué prediciendo el resultado. ¿Pero quién iba a pensar que los sucios y más duros que el culo de un espartano Utah Jazz iban a dejar que los etéreos Lakers (si hasta van de lila por Dios) les sacasen 20 puntos de diferencia en su campo? Los de Phil Jackson han demostrado que son capaces de lo mejor, lo anteriormente apuntado de sacar una diferencia determinante en la cancha de la NBA que más se parece al Averno, y de lo peor, dejándose remontar miserablemente en el cuarto final. Pero si la mamba negra tiene el día es demasiado para cualquier equipo y de nuevo el 24 de Los Lakers fue decisivo.
Pero no adelantemos acontecimientos. En la primera mitad, Kobe se dedicó a trotar alegremente por la pista sin forzar ni resentirse de su espalda y aprovechando las faltas que sacaba a sus desquiciados defensores. Ayudaron unos enchufados Radmanovic y Vujacic y un Derek Fisher que se viene arriba en los momentos importantes. 19 puntos arriba para los visitantes al descanso 62-43
Gasol no estuvo muy fino en ataque pero sí (y ya era hora) agresivo en defensa. A los jugadores altos de los Jazz, enamorados de su tiro exterior, se les hizo de noche con los brazos del catalán (4 de 18 entre Okur, Kirilenko, y Boozer al descanso). El 16 de los Lakers cerró bien los rebotes y usó el culo en defensa para algo más que para golpearlo contra el parquet como en otras ocasiones, pero también supo levantarlo a tiempo. Todo ello se reflejó en una brillantísima línea de estadísticas que recuerda al Kevin Garnett de Minnesota (17 puntos, 13 rebotes, 4 tapones)
La segunda unidad de los Lakers de nuevo jugó bastante peor que los reservas de los Jazz y en el tercer cuarto los mormones consiguieron mordisquear la ventaja que habían amasado Kobe y sus compañeros 87-70. Phil Jackson tuvo que sacar a sus titulares antes de tiempo y varios tiros bien elegidos de Pau, Radmanovic y Odom parecían apuntalar la victoria.
Pero el peligro vino por la misma pintura que Gasol y el bueno de Lamar Odom que comenzaron defendiendo con uñas y dientes y acabaron protegiendo como pudieron. Un espectacular Paul Millsap, haciendo gala de músculos, agilidad y testosterona anotó 10 puntos prácticamente consecutivos en el inicio del cuarto final que comenzó la remontada de los de Jerry Sloan. En ese momento llegó Kobe al rescate con un par de jugadas que sólo pueden salirle bien a él. De nuevo el “No, no, no you can’t guard me” que oímos contra Denver salió de sus labios y de nuevo anotó suspensiones tan elegantes y con tanta parábola que parecen dibujar un arco iris en el aire. Con un juego mucho menos estético, pero a base de echarle cojones y triples los jugadores de los Jazz llegaron a ponerse muy cerca en el marcador. Baile de jugadores en la línea de tiros libres y un fallo de Derek Fisher dio dos oportunidades en el mismo ataque a Utah para llevar el partido a la prórroga. La suerte acompañó a los angelinos, el balón no entró por el aro; gran final para una gran partido de unas grandes series.
Con todos los puñetazos, patadas, codazos y empujones que se han dado en éstas series, sorprende la efusividad y el respeto con el que se han saludado los jugadores de ambos equipos. Una frase aparte para la deportividad de Gasol, que cuando cometía una falta tenía la delicadeza innecesaria de marcar con los dedos al árbitro su dorsal. Los Jazz han sido un digno rival para los Lakers y hemos visto una de las eliminatorias más bonitas de éste año; con mucha garra, mucha pasión y muchos puntos.