9 de mayo de 2008
Hubo un tiempo, cuando los socialistas llegaron al poder y descubrieron la cocina de diseño y los diseños de Armani, en que llegué a pensar que en mayo de 1968 todos los españoles, al menos los que contaban algo, habían estado en París en aquellas históricas fechas, porque todos hablaban de la playa debajo de los adoquines pero ninguno hacía referencia a lo que en aquel año pasó en España. Ahora, cuando revistas, periódicos, radios y televisiones celebran con reportajes y especiales aquellos acontecimientos descubro que no es algunos no es que anduvieran por París, es que estaban, sencillamente, en Marte.
Tengo delante una edición especial de El dominical, la revista que semanalmente editan juntos los grupos Zeta y Prisa y que se reparte con la edición del domingo de El Periódico de Catalunya y otros diarios de ambas empresas. En él se hace un recorrido por todos los mayos de aquel año, que fueron muchos y a lo largo de los doce meses. Hubo un mayo en París y otro en Praga, hubo un año de protestas memorables en EEUU, incluida la foto impresionante de los atletas negros que ganaron medallas en los Juegos Olímpicos de México y al recogerlas levantaron el puño enfundado en un guante igualmente negro, símbolo de la liberación racial. Naturalmente, también sucedieron los asesinatos de la Plaza de las Tres Culturas en México, y las rebeliones estudiantiles en Italia o Inglaterra. De todo ello se habla en el suplemento, incluso hay un artículo dedicado a España. ¿Pero qué se cuenta en él?
El autor es el afamado periodista Miguel Ángel Bastenier, insigne firma de El País y experto en temas internacionales, al que se le supone conocimientos y capacidad de análisis. Pues bien, el título de su artículo ya es significativo: “El Mayo que no fue. Los sueños frenaron en los Pirineos”. La tesis que defiende a lo largo de siete páginas profusamente ilustradas, que se convierten en 10 si se suman las tres de publicidad que hay entre ellas, es que España fue un oasis de paz, en la que imperaba el desarrollismo, la gente se interesaba por el Seat 600 y las vacaciones en Benidorm y Dalí hacía extravagancias con su bigote. La única referencia a otra realidad es una foto (de las ocho que incluye el artículo) en la que se ven dos grises a caballo frente a un grupo de unos 20 estudiantes, y un párrafo que textualmente reza: “José Villar Palasí, nombrado ministro de Educación el 18 de abril de ese año, producto del Opus, no tuvo verdaderos motivos de preocupación por aquel mayo del 68”.
¿Dónde estaba el señor Bastenier en 1968, fuera en mayo, enero o diciembre? ¿Acaso en París levantando adoquines o en Praga poniendo su pecho descubierto frente a un tanque soviético? ¿Tal vez en Marte? La verdad es que ni siquiera eso. Personalmente creo que donde realmente estaba es en su casa viendo la televisión, española, por supuesto.
No es por llevarle la contraria, ni por contrastar mis recuerdos, siempre tan frágiles y engañosos, con los suyos, pues entonces podría contestarle que en aquel félíz mayo español yo estaba participando como miembro del Sindicato Democrático de Estudiantes de Madrid en la organización de una clandestina reunión de todas las universidades españolas. Sí, de esas que se acudía a la cita con un ejemplar de Pueblo del día anterior abierto por la página 17 para que te reconociera el compañero que ibas a buscar. O le podría contar los entresijos de la organización del recital de Raimon en la facultad de Económicas de Madrid, que acabó como el rosario de la aurora, saliendo por las ventanas y a pedrada limpia con los grises.
Pero tampoco se trata de recordar nada personal. Basta simplemente con dar algunos datos que demuestran que España no sólo es que tuvo un mayo del 68, sino que durante todo el año fue el país del mundo con más conflictos de tipo social, político o sindical del mundo, y que los represaliados y encarcelados sumaron más que en cualquier otra parte (con todo el respeto por los muertos en Tlatelolco).
Sirvan algunos simples datos (una mínima selección) de lo ocurrido en España aquel año de 1968:
Enero
Cerradas las facultades de Filosofía y Políticas y Económicas de Madrid. Se expedienta a 137 estudiantes de Barcelona.
Febrero
Cierre de las universidades de Madrid y Valencia por tiempo indefinido. El gobierno crea la Policía Universitaria. En la facultad de Derecho de Madrid se inaugura la práctica de las sentadas (que no tuvieron mucho éxito, todo sea dicho, porque al final siempre se acababa corriendo cantando el “No nos moverán”, paradoja de las paradojas).
Marzo
Cierre de la Universidad de Sevilla. Primera asamblea del metal de CCOO: 100 detenidos.
Abril
Juicio de Marcelino Camacho en el TOP (Tribunal de Orden Público) Jornadas de lucha de CCOO en todo el país.
Mayo
Asamblea multitudinaria en la Universidad de Madrid. Luchas en todos los distritos universitarios. Cierre por dos meses del diario Madrid.
Junio
Primera víctima de ETA: el guardia Civil José Pardines y primer muerto etarra: Txabi Echevarrieta. Encierro de sacerdotes en el Obispado de Bilbao.
Julio
Tercera reunión general de CCOO. La Conferencia Episcopal a favor del derecho de huelga y la libre sindicación.
¿Es necesario seguir? En cualquier caso, el año se cerró en diciembre, como suele suceder, con violentos enfrentamientos entre policías y estudiantes en Madrid, una huelga de hambre de los presos políticos, la deportación de varios políticos vascos, el estado de excepción en Guipuzcoa, la detención de 50 socialistas o una importante huelga en la minería asturiana.
Al artículo de marras se le podría dedicar el inspirado verso escrito por un poeta famoso (no sé si Neruda, Lorca o Machado, pero uno de esos que estaban de moda en el 68 debió ser) que decía:
¿Dónde estabas periodista
en aquel mayo lejano?
Igual andabas tocándote
las gónadas con la mano.
Salud